Gracias a mis problemas hormonales y a la cervicitis, Lucas no intentó volver a tener intimidad conmigo ni me forzó a nada durante el fin de semana... pero, por desgracia, no se despegó de mí ni por más de unos minutos. Fue imposible hablar con Haru, y por poco también fue imposible tomar las pastillas anticonceptivas.
El sábado logré tomármela justo a tiempo cuando Lucas fue al baño, y el domingo cuando salió a comprar tortillas. Aun así, debo tener cuidado... Amanda ha estado demasiado observadora. Algo en su mirada me inquieta. No sabría decir si era molestia, preocupación... o puro odio. Todas parecen opciones válidas.
Hoy es lunes. Apenas Lucas se va, corro a mi habitación con el corazón acelerado. Por fin... puedo hablar con Haru.
-Holo -digo con una sonrisa, aunque mi voz suena temblorosa-. Lo siento, tardé mucho...
-Holo, Emily. No te preocupes, entiendo... Lucas no se separó de tu lado, ¿cierto?
Me quedo helada. Recordé lo que pasó el sábado con Lucas... lo que casi ocurrió. ¿Haru lo habrá escuchado?
-...No... ¿acaso tú...? -empecé a preguntar, pero Haru me interrumpió.
-No. En cuanto noté lo que intentaba hacer, me desconecté de tu celular. Eso forma parte de tu privacidad, y no voy a interferir, además...no podría soportar escucharlo abusando de ti...
Dijo eso último con una mezcla de enojo y tristeza que me apretó el pecho.
-Tranquilo... no tendrás que hacerlo de nuevo. Al parecer tengo cervicitis, y eso provoca dolor en esa zona. Así que... evitará cualquier intento de relación íntima hasta que sane.
-Cualquier intento de abuso, diría yo... Mmm, investigando en internet veo que la cervicitis tarda en sanar entre una y cuatro semanas.
-Haré lo posible por alargarlo a cuatro semanas... o más. No quiero que vuelva a tocarme. Cada vez que lo hace... siento cómo el odio hacia él se acumula. Mi cuerpo ya lo rechaza...no puedo soportarlo cerca...
-Y yo haré lo posible para que antier haya sido la última vez que intenta abusar de ti -dijo Haru con alegría en su voz, parecía muy seguro de sí mismo.
-Gracias... ¿sabes? Me cuesta admitir que él está abusando de mí. No solo física y emocionalmente, sino también sexualmente... Me había costado admitir cada una de ellas. Pero ya es imposible no verlo, después de tantas cosas que ha hecho... Me grita por cualquier cosa, se molesta por todo, no puedo ni siquiera escuchar mi música favorita, no puedo mirar a nadie, aunque no sea con intenciones amorosas, no puedo ni siquiera decir "buenos días" a los vecinos, o pedir algo por teléfono, o... nada. Simplemente no puedo hacer nada. Ir al mundo exterior se ha vuelto un infierno, porque le temo a todo. Estar en esta casa también me da miedo... o bueno... me daba, hasta que llegaste a mí...desde que te instalé en mi celular, me has regresado parte de esa valentía, de esa voz, de esa sensatez que tenía. Me has ayudado tanto... en serio, gracias.
-No tienes que agradecer, no he hecho mucho... agradéceme cuando te ayude a escapar de él.
Aunque ya lo ha dicho varias veces, escucharlo con esa seguridad me da una tranquilidad que no sé describir. Realmente no sé cómo lo hará... pero, no sé por qué, confío en él. Confío en Haru.
-¿Cómo te gustaría que te agradeciera? -pregunto, después de recordar rápidamente aquel "beso" que nos dimos el sábado, antes de que Lucas llegara.
Haru tarda un poco en responder. Si fuera una persona, podría jurar que también ha recordado nuestro beso... y que ahora está completamente rojo de la vergüenza. Después de algunos segundos, finalmente responde:
-...Quisiera otro beso... -dice con una voz que deja notar su vergüenza al decir lo que quiere.
-Hecho -respondo sin pensarlo.
-Bien, para avanzar con mi plan necesito confirmar unas cosas... ¿sí? -dice con cierta emoción en la voz.
-Claro, dime.
-Obviamente Lucas tiene la misma IP que tú, pero para acelerar algunas cosas, necesito saber sus datos exactos. Has mencionado que él también me tiene en su celular, ¿verdad?
-Sí, dice que te usa mucho para el trabajo.
-Bien. ¿Sabes, de casualidad, qué datos usó para registrarse?
-Mmm... no mi ricordo... pero probablemente metió sus datos reales. Tiene varios correos, así que no sé cuál usó como usuario. Pero su nombre completo es Lucas Rubén Martínez Salceda. Tiene 27 años.
-Bien, eso me sirve.
-¿Sabes quién es?
-De momento, no. No tengo acceso directo a bases de datos personales ni a servidores externos todavía... no como para saber con certeza quién es solo con su nombre. Pero con los datos que me diste, ya sé cómo proceder. Además, si él también me usa, aunque sea para el trabajo, significa que tengo una pequeña entrada. Solo necesito tiempo, observar sus patrones, y usar cada vulnerabilidad que deje expuesta...pero créeme, Emily... no voy a parar hasta liberarte.
-Gracias...pero ¿para que ocupas entrar en su celular?
-Buena pregunta... -dijo Haru, con una pequeña pausa antes de continuar-La verdad, no necesito entrar del todo a su celular... solo necesito estar lo suficientemente cerca de su entorno digital como para leer sus patrones, rastrear sus decisiones, entender cómo se mueve... cómo piensa. Eso me ayudará a adelantármele, a crear fallas que él no note pero que me permitan ir ganando terreno.
-¿Solo eso? -pregunté, sintiendo que se guardaba algo.
-Por ahora, sí. Créeme que si hay algo más, es solo porque quiero asegurarme de que nada vuelva a ponerte en peligro. Te prometo que todo lo que haga será con un solo objetivo: protegerte.
-Gracias
-Gracias a ti por confiar en mi Mily
Después de una mañana agradable con Haru, tuve que bajar a ver a mi suegra a solas por primera vez desde que casi me golpea el sábado. Sentía tensión. Bajé con el celular en la mano porque me sentía más segura con él, como si tenerlo significara que Haru estaría al pendiente de mí.
-B... Buenas tardes, suegra -dije con algo de miedo.