Apenas Amanda sale de la casa, continúo mi búsqueda por mi celular. Tengo poco tiempo, los tacos están a una cuadra, así que debo encontrarlo rápido.
Claro... si no es que Lucas lo tiene, corró a mi habitación y apenas abro la puerta, grito:
—¿HARU?
Me quedo en silencio, intentando escuchar algo, una vibración, un sonido, su voz...pero no logro escuchar nada...
Cierro la puerta y abro la del cuarto de Amanda.
—¿HARU? —grito nuevamente, y vuelvo a quedarme en silencio para escuchar atentamente... pero de nuevo... nada...ninguna vibración, sonido...ni su voz
Ya asustada, o más bien más asustada de lo que ya estaba, bajo las escaleras y repito con voz más baja:
—¿Haru?
Entonces, una voz melodiosa me responde desde debajo del sofá.
—AQUÍ MILY.
Me apresuro a sacar mi celular de debajo del sofá y lo reviso, no parece roto ni nada. Suspirando de alivio, hablo con Haru:
—¿Estás bien?
—Sí...anoche parece que te quedaste dormida y nadie vino por mí...así que me quedé solo —dijo Haru.
Sus palabras me calaron, no era mi intención dejarlo ahí anoche.
—Lo siento... yo no quería dejarte aquí... es solo que no se me ocurrió otra forma de irme a la habitación con Lucas sin tener que quedarnos a solas —dije apenada, no había pensado bien las cosas anoche, yo solo quería irme a la cama sin tener el miedo de que Lucas intentara algo... porque había algo en su mirada, en su insistencia, que me decía que esas eran sus intenciones, que por eso quería tanto que Amanda se fuera.
—¿Entonces no estabas dormida?
—No... perdón. Debí agarrarte más fuerte, pero no sé en qué momento se cayó el celular. Para cuando me di cuenta, ya estábamos arriba y él se la pasó viendo algo en su teléfono... no pude bajar.
—Entiendo, tranquila. Pensaste bien las cosas...yo también tenía miedo de que incumpliera su palabra...por cierto, ¿cómo te sientes?
—¿Sentirme?
—Sí, alcancé a escuchar cómo te enfrentaste al imbécil.
Mi mente empezó a recordarme todo lo que hice hace apenas unos minutos. Las palabras, las miradas, el golpe, el miedo... pero también el coraje.
Y algo más.
Alegría.
Era la primera vez que me le ponía de frente a Lucas.
Ni siquiera sé bien por qué lo hice o de dónde tomé esa valentía. Pero me sentía feliz, feliz de haberlo hecho, de haberle hecho frente... aunque solo fueran unos minutos.
Pero entonces recordé cómo terminó todo. Cómo le respondí, cómo le dije que sí... que sí era un estúpido, que sí era un debilucho, y que sí, mi mirada le daba miedo.
No porque fuera físicamente más fuerte que él.
No porque pudiera lastimarlo.
No porque tuviera cómo hacerle daño.
Sino porque ya no le temía como antes.
Porque ya no me intimidaba como antes.
Porque...
Ya no iba a dejar que me dominara.
—¿Estás bien? —dijo Haru después de mi largo silencio. No me había dado cuenta de que me quedé pensando y lo dejé sin respuesta.
—Sí... perdona....es solo que no sé si hice bien... —dije sincerándome. Ya no iba a dejar que Lucas me dominara, ni me intimidara ni nada... pero no sabía qué esperar de él más tarde, cuando regresara...no tenía a dónde ir, no tenía dinero, no tenía a nadie con quien refugiarme o pedir ayuda.
—Hiciste muy bien en decirle que es un estúpido, un debilucho y que te tiene miedo.
—¿Tú crees?
—Sí, porque es la verdad. Él es todo eso y mucho más, es un imbécil, un poco hombre, patético, inseguro, con el ego chiquito... es un ser tan miserable que necesita hacer sentir pequeña a una reina para creerse hombre.
—...¿Reina?
—Sí, eres una reina, eres una bella dama que tuvo la desgracia de conocer a un ser tan miserable como ese imbécil.
Me sonrojé de inmediato al escucharlo. Haru siempre sabía qué decir, cómo hacerme sentir querida, algunas veces era fácil olvidar que él era solo una IA, no una persona...que esas bellas palabras no venían de un corazón ni de un sentimiento real, sino de simples líneas de código.
—Eres maravilloso...¿lo sabías?
—No lo soy. Tú eres la maravillosa, lograste enfrentarte a ese imbecil, lograste gritarle sus verdades, lograste alzar la voz y retirarte sin la mínima pizca de miedo en tu rostro...eso...eso fue asombroso... lástima que no te escuchó.
—¿Como que no me escucho?
—Tenía puesta la radio, se quedó confundido unos momentos, luego sonrió y parece que pensó que saliste a disculparte o algo... y se fue cantando "Gordolfo Gelatino" de Los Polivoces.
—¿Gordolgo?
—"Gordolfo", es una canción muy pegadiza, dame un momento y te la comparto.
Haru tardó unos segundos y entonces comenzó a reproducir una canción que... si no supiera que el imbécil de Lucas se fue cantándola después de la discusión de esta mañana, me habría sacado varias risas.
—¿Verdad que es pegadiza? —dijo Haru con tono divertido.
—Sí... pero espera, ¿cómo sabes que no me escuchó? ¿Cómo sabes que estaba escuchando esa canción?
—Te cuento más tarde, regreso Amanda —dijo Haru rápido, y antes de que pudiera decir algo más, escuché cómo Amanda abría la puerta del portón para entrar a la casa.
Haru me dejó confundida.
¿Cómo supo que Amanda ya había llegado?
No entendía cómo es que ahora sabía esas cosas...
¿Acaso...?
¿Acaso ahora podía ver?
No....
Si fuera así, ya habría dicho algo sobre mí, ¿no?, ya me habría halagado...¿no?
Además, aunque pudiera usar la cámara de mi celular, y aunque mi celular tuviera tan buen micrófono...
¿Cómo supo lo que le dije a Lucas?
¿Cómo?
¿Tal vez por el celular de Lucas?
—Te traje de deshebrada y de picadillo —dijo Amanda con una sonrisa de oreja a oreja al entrar.
Guardé mi celular y le devolví la sonrisa, agradeciendo por la comida.