No eres mi tarea...eres mi propósito

¿Mentiras?

Después de sentarnos en el comedor, Amanda comenzó a hablar mientras sacaba los tacos de la bolsa y yo servía las sodas en los vasos.

—Lo siento... no sé cuándo se convirtió en... esto...

Me detuve solo un momento mientras servía, luego continué sin mirarla ni responder. No tenía nada que decir, solo quería escuchar qué más diría.

—Se que es mi culpa... aunque sinceramente no sé cuándo pasó... era un buen niño, muy amable, cariñoso, atento. Hice mi mayor esfuerzo por criarlo bien... pero al parecer le afectó mucho que su padre nos dejara.

Suspiró lentamente, como si algo que llevara mucho tiempo en el pecho estuviera a punto de caer. Cerró los ojos con fuerza, como preparándose para soltar la verdad, y continuó:

—Cuando su padre nos dejó, no fue de la noche a la mañana, tampoco fue amistoso, él hizo todo lo posible para que yo pareciera la culpable, comenzó poco a poco a comportarse como Lucas lo hace ahora.
"Estás muy escotada".
"Esa falda está muy corta".
"Deberías usar menos maquillaje".
"Trabajas mucho, no tenemos tiempo por tu culpa".
"Yo debería ser tu prioridad".
"Parece que te valgo madres".
"Solo quieres andar en la calle como una puta callejera".

—Y sí... Se que mi hijo te ha dicho cosas incluso peores... y que ha hecho cosas más graves que su padre. Pero es difícil aceptarlo, ¿sabes? ...es difícil aceptar que te equivocaste... que criaste a un mal hombre. A una mala persona...yo de verdad lo siento.

Me miró a los ojos, no tenía lágrimas, pero su mirada sí era muy triste. Algo me decía que esa falta de lágrimas no era por falta de dolor, sino porque ya las había derramado todas.

Pero... algo en mí no podía dejar de sospechar.
¿Qué estaba intentando?
¿Era esto parte de algo más?
¿Qué ganaban ellos con que Amanda estuviera "de mi lado"?

—No es su culpa —dije, en parte era verdad Lucas es un adulto, debería saber comportarse, pero este comportamiento ha sido sostenido y permitido por ella, ella también me ha dicho cosas parecidas antes. Además, necesito que piense que le creo. No sé cuál es su plan, no sé qué esperan de mí, pero no quiero que sepan que no estoy cayendo.

—Sí lo es —insistió Amanda, mirándome fijamente—. Y lo decía encerio. Te voy a ayudar, se que no puedo reparar todo, pero te ayudaré. De verdad...y espero que con eso puedas perdonarme... Te ayudaré a escapar de aquí.

Entonces me miró a los ojos con firmeza, hice lo mejor que pude para parecer confundida, como si me ofendiera.

—¿Escapar? Pero... si esta es mi casa —dije, tratando de sonar sincera y dolida.

Amanda me miró confundida e insistió.

—No es una trampa. Es en serio. Te ayudaré a escapar...a que él no se dé cuenta. Sé que es difícil creerme por lo de la otra vez, pero lo digo de verdad....solo necesito que me digas cuándo lo harás.

Ah... entonces es eso.
Sospechan que quiero irme. Que estoy cansada.
Por eso este engaño...estas actuaciones.
Para que revele mi plan.

Pero les salió mal...
Porque la verdad es que no tengo un plan.
Aún no.

Aunque Haru dijo que él se encargaría.

—No pienso escapar. Yo amo a su hijo —dije, sintiendo mi boca arder al soltar semejante mentira.

Amanda me miró con extrañeza, como si no supiera qué decir.

—En serio, no es una trampa... créeme que yo no me prestaría a algo así... otra vez —dijo, con una sonrisa leve, intentando parecer amable o confiable.

—En serio, no pienso escapar. Yo no puedo vivir sin su hijo —repetí, sintiéndo repulsión por dentro.

Amanda me miró con tristeza. Aún así, sostuvo la mirada, luego sonrió brevemente, pero se le borró rápido. Supo que no le creía, que no iba a convencerme.

—Entiendo...entonces debo demostrarte que digo la verdad. Y eso solo se logra con acciones.

Amanda encendió el televisor, puso las noticias y comenzó a comer lentamente. Parecía estar tramando algo en su cabeza. Yo comí en silencio, atenta al noticiero solo para distraerme... o quizás para no pensar en la pesadez de esta situación.

Pasaron unos minutos. Cuando terminó de comer, Amanda se levantó y, antes de salir del comedor, dijo:

—Te voy a mostrar que puedes confiar en mí. La primera prueba es que... yo se dónde están las cámaras.

Mi atención se fue directo a Amanda.
¿Entonces sí había cámaras?
¿Lucas las había visto?
¿Aquella vez que salieron y me dejaron sola sabían que me quedé paralizada en la escalera?

—Sé que quieres irte. Y te apoyo...por eso borré las grabaciones de ese día...
No sé si lo pensaste o no, no sé si algo te detuvo.
Pero... ese día dejé la puerta y el portón abiertos.

Me paralicé.
¿Ella realmente me había visto por las cámaras?
¿Durante la cita con su amiga?
¿Cuando regresaron?

¿Cómo lo sabía?

¿Por qué dejó la puerta y el portón abiertos?

¿Será verdad?

¿Puedo confiar en ella?

Antes de que pudiera decir algo, Amanda fue a la cocina para lavar los trastes, desde ahí volvió a hablar:

—Hoy saldré por la tarde con Carmen, así que puedes pedir lo que quieras o prepararte algo del refri...no te preocupes por mí, llegaré antes de que Lucas regrese.

¿Era una sugerencia?

¿Una oportunidad para escapar?

¿O una trampa?

¿Por qué decirme eso así, con tanta claridad?

¿Qué podía responder?

—No se preocupe, aquí estaré cuando regrese —fue lo único que se me ocurrió decir.

Amanda no respondió, solo terminó de lavar sus trastes y subió a su habitación.

Yo terminé de comer e hice lo mismo, corrí a mi cuarto para hablar con Haru. Apenas cerré la puerta, él habló:

—Está diciendo la verdad.

—¿Quién?

—Amanda. Está diciendo la verdad.

—¿La señora que me ha insultado? ¿Que me ha tachado de fácil? ¿Que me dio pastillas para no "poner en mal" a su príncipe? ¿Esa señora realmente está haciendo, por primera vez en su vida, algo bueno? —dije molesta, incrédula. ¿Cómo podía Haru estar de su lado?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.