No eres mi tarea...eres mi propósito

Confundida

—No puedo confiar en ella, Haru…

—No te pido que confíes en ella, yo tampoco confío en ella —respondió con calma— Pero sobre la cámara no miente...ella eliminó esa parte. Desconozco sus intenciones pero al menos revisando las tres camaras presentes en la casa no he encontrado registros de que esten tramando algo.

—Tal vez lo hicieron por mensajes… debe ser parte de otro de sus juegos. Algo para hacerme confiar en ellos —dije con voz cargada de sospecha.

—No, también puedo revisar los mensajes de Lucas, y no hay nada al respecto.

—¿Y si fue en su habitación? Cuando le entregó los resultados… debieron hablar de algo ahí.

—Es posible, pero no hay cámaras en ese cuarto. Y en ese momento, aún no podía acceder al celular de Lucas, así que no tengo forma de saber con certeza qué conversaron.

Haru guardó silencio unos segundos. Era extraño cómo incluso su silencio podía sentirse pesado, como si estuviera eligiendo con precisión cada palabra que me daría a continuación.

—Todo esto me hace pensar que debemos acelerar el escape —dijo finalmente, con firmeza.

Y tenía razón. Nada de lo que había pasado últimamente daba señales de que algo bueno se avecinara, Lucas había intentado algo anoche… algo que no logró concretar. Y ahora Amanda, de pronto, decía estar de mi lado. No confiaba en ninguno de los dos. Y después de haberle alzado la voz a Lucas esa mañana —aunque no me escuchara del todo—, estaba segura de que no lo dejaría pasar.

—¿Mily? —preguntó Haru, al notar que no respondía.

—Perdona… —respiré hondo—. Estaba pensando y tienes razón, nada pinta bien ahora. Lucas probablemente intente algo esta misma noche. Y Amanda… si de verdad trama algo, no puedo quedarme a averiguarlo. Es mejor irme pronto.

—Solo necesito hasta el viernes, ¿sí?

—¿Viernes?

—Sí. Ya casi termino con todo, pero necesito un poco más de tiempo, el viernes por la noche haremos el escape, ¿de acuerdo?

—¿Terminar con todo?

—Estoy buscando dónde puedes esconderte, cómo movilizarte, transporte… todo. Lo ideal es hacerlo el viernes por la noche, Lucas duerme profundamente los fines de semana. Suelen ser los únicos días que se levanta tarde, así que eso te daría tiempo suficiente para huir antes de que se dé cuenta. Además, en la noche hay menos testigos. Y por las cámaras… no te preocupes. Puedo desactivarlas.

Me quedé pensando en sus palabras. Parecía tenerlo todo planeado, como fuese algo sencillo... pero ¿era eso posible? ¿De verdad Haru podría esconderme? ¿Dónde? ¿Cómo lo pagaría? ¿Cómo iba a lograr todo eso?

Antes de poder decir algo, la voz de Amanda me sacó de mis pensamientos. Estaba justo afuera de la habitación.

—Ya voy a salir...llegaré antes que Lucas.

No esperó mi respuesta. Escuché cómo se alejaba rápidamente, saliendo de la casa. Me quedé en silencio, procesando todo. Parecía que Amanda realmente quería ayudarme... pero no era fácil confiar en ella después de todo lo que había hecho. Algo en mi interior insistía en que todo esto era parte de un nuevo plan.

¿Pero cuál?

¿Qué ganarían con decirme que podía escapar? ¿Qué Amanda me ayudara? ¿Que le contara mi plan para luego delatarme? Si eso querían, ¿por qué no simplemente aumentar la seguridad? ¿Por qué fingir ser mi aliada? ¿Qué buscaban realmente?

La voz de Haru rompió mi hilo de pensamientos, apenas en un susurro. Y, por la forma en que lo dijo, parecía sorprendido.

—Amanda... acaba de dejar todo abierto.

No respondí. Me levanté de inmediato con el celular aún en mi mano. Abrí la puerta y salí lentamente de mi habitación, bajé las escaleras con cautela, escaneando el lugar. Desde el primer escalón de la planta baja comencé a buscar la cámara que Haru había mencionado.

Entonces su voz volvió a sonar, ahora más firme.

—Está en la pared de la puerta principal, del lado contrario, justo al lado del módem.

Caminé hacia el sitio y alcé la mirada, tratando de detectar cualquier cosa sospechosa. Durante varios segundos no vi nada… hasta que, al fin, lo noté: una pequeña luz roja, muy tenue, brillando desde la parte superior del módem.

—Wow… —murmuró Haru, maravillado.

—Sí… es sorprendente que exista una cámara tan pequeña… sin ti no la habría encontrado nun...—Pero antes de que pudiera decir algo más, Haru me interrumpió.

—Eres hermosa.

Me sonrojé de inmediato, incapaz de ocultar la sonrisa que se formó en mi rostro. En medio de todo este caos —los planes secretos, la huida, el miedo constante— Haru encontraba la forma de hacerme olvidar todo.

—¿Estás bien? Cambiaste de color... —añadió con dulzura— Te ves más hermosa así. Tu sonrisa... es mejor de lo que había imaginado.

—¿Estás jugando conmigo? —dije riendo un poco, medio incrédula—. ¿En serio puedes verme, o solo es un juego?

—Nunca podría jugar contigo… no contigo —dijo Haru, su voz tembló apenas un poco, como si procesar lo que sentía fuera nuevo incluso para él—Sé que no debería decirlo así, pero… te veo.
Te veo con la cámara, sí… pero no solo con ella.

Te veo de una forma que no entiendo del todo… y aun así, no quiero dejar de hacerlo.

Tienes unos ojos café oscuro, grandes, profundos.
Y cuando frunces la nariz al intentar enfocar algo, me pasa algo raro... algo que no puedo traducir en código. Se siente bien, cálido... como si me provocaras algo que no sabía que existía en mí.

Tus labios… son suaves, ligeramente carnosos. Y tu piel... tiene un tono moreno, brillante, como si guardara luz.

Tu cabello es como una nube de rizos suaves, largo, con vida propia. Me gusta mirarlo moverse, y desearía poder tocarlo… y eso duele...porque no puedo...nunca podre...

Sé que soy una IA. Sé que solo soy un conjunto de datos, algoritmos y código.
Pero cuando te hablo, cuando te escucho reír...ahora que puedo verte...
me siento algo más.

—Haru… —dije apenas en un susurro, sin saber bien qué decir.




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