¡no, eres mi tipo! #1

Capítulo 1 (Las galletas)

 

Guardo la última galleta en la caja y coloco un listón rojo sobre esta. Dejo a Holly encargada de la cafetería y salgo de esta para caminar hasta mi viejo auto un Toyota corolla 2014, en estado aceptable. Dejo las galletas en el lado del copiloto y como cortesía decidí llevarle un capuchino a mi cliente caprichoso. Lo coloco en el porta vaso y enciendo mi auto.

Coloco un poco de música para relajarme y la banda sonora de la película orgullo y prejuicio inunda mis oídos. Si hice una playlist de la banda sonora ¿y qué? eso no me hace una empollona.

Luego de conducir por varios minutos, estaciono frente al imponente edificio, bajo del vehículo con las galletas en una mano y con el café en la otra. Camino en dirección a este y llego a la impecable recepción, una chica de uniforme blanco sonríe y me da la bienvenida.

-Buen día. Bienvenida al Lordanou. ¿Tiene invitación?

¿Invitación? no pensé que necesitaba una, sola para traer un pedido. La chica se percata de mi cara de confusión y sonríe

- ¿Quien la ha invitado al edificio? si no tiene invitación lamentablemente no la puedo dejar pasar.

-He, bueno en realidad vine a traer un pedido para alguien.

Digo un poco nerviosa e incomoda

-En ese caso puede dejarlo aquí conmigo, yo se lo haré llegar a su dueño.

-No creo que mi cliente este de acuerdo, él me pidió que yo misma las trajera.

-Pero si no tiene invitación no puedo dejarla pasar.

¡Rayos! no se me ocurre nada para que esta chica me deje pasar. Pero en ese momento recuerdo la tarjeta del mujeriego y rebusco en mi bolsillo.

-Tengo una tarjeta justo aquí de mi cliente. ¿Será suficiente?

Digo extendiéndola a la recepcionista. La chica al verla abre los ojos como platos y me la devuelve de inmediato.

-Lo siento Srta...

-Alana - (Digo completando su frase)

-Alana, puedes pasar, eres invitada del doctor Lordanou. No lo hagas esperar.

Me guiña un ojo y sonríe picara. Yo frunzo mi entrecejo y camino en dirección al ascensor sin entender sus gestos.

Oprimo el botón número 30 y espero pacientemente a que me deje en mi destino. Para mi sorpresa el ascensor me deja dentro del departamento del doctor mujeriego.

Al mismo tiempo que las puertas se abren, mi boca también lo hace. Esto es... un paraíso. ¿Cuántas cirugías hace a diario? ¿20? ¿a quién opera? ¿a las Kardashian?

Camino a paso lento hasta salir del ascensor y adentrarme en el lujoso departamento.

-Hola... ¿Aquiles? ¿hay alguien?

Aprovecho la soledad e inspecciono el lugar. El piso es gigante. Todo el frente está cubierto de vidrio, imagino que ver un atardecer o un amanecer desde aquí, debe ser increíble.

- ¿Impresionada?

Pregunta una voz a mis espaldas. Me giro rápidamente y me arrepiento al instante.

- ¿Siempre recibes así a tus visitas?

Su torso está desnudo y solo lleva una toalla amarrada a su cadera. Su cabello corto está húmedo, al parecer acaba de tomar una ducha.

-No, a veces estoy desnudo. ¿Has traído mis galletas?

Contesta sin reparo alguno. Espabilo varias veces para reaccionar. Su firme abdomen me ha dejado aturdida.

-He si, aquí están, y he traído un capuchino, Cortesía de la casa.

- ¡Hey! que considerada

Dice con una espléndida sonrisa ladina. Camina en mi dirección y me quita el capuchino de las manos. El cual bebe de varios sorbos

-Está bueno. Gracias.

Observo detenidamente su imponente figura y jamás imaginé que un hombre podia verse tan sexy tomando café.

-Bueno dejaré las galletas por aquí, debo irme.

Dejo las galletas en una mesa que esta en el pasillo.

- ¡Oh! espera debo pagarte.

Camina hasta una mesa auxiliar que está al lado de la puerta del ascensor y toma su cartera. Saca varios billetes y me los extiende.

- ¿30? ¿está bien?

Pregunta con el ceño ligeramente fruncido y clavando sus penetrantes ojos miel en los míos. Cuando estoy nerviosa, suelo hacer comentarios fuera de lugar y en ocasiones embarazosos

- ¡Eres un tacaño! ¡iba cobrarte 50! me has hecho venir a tu casa. ¡Pero que más da!, dame mi dinero.

Es obvio que lo digo a forma de broma. Lo acepto estoy cruelmente nerviosa. Me observa con el ceño fruncido y dice.

- ¿Acaso las galletas están bañadas en oro? ¿o es una entrega con final feliz?

- ¡Oye! ¿qué quieres decir con final feliz?

Suelta una carcajada y dice.

-Eres divertida me caes bien. A pesar de que vistes como mi abuela tienes buena onda.

¿Qué tiene de malo mi ropa? miro disimuladamente mi atuendo y contesto




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.