¡no, es amor! #2

8 (Un juego bastante incómodo)

— ¿Me estas prestando atención? 

Le pregunto a Logan quien observa su teléfono con el ceño fruncido

—Sí, si lo siento es solo que necesito resolver algo, (hija de puta) — dice por lo bajo y poniéndose de pie— debo hacer una llamada, regreso en un momento. 

Se marcha de la gran sala de estar dejándome sola frente a la chimenea. Reviso la hora en mi teléfono ya es casi media noche. 

Lo mejor será ir a la habitación... Me levanto del sillón en el que estoy y camino en dirección al pasillo, llamo dos veces a la puerta, pero nadie responde. Supongo que no hay nadie. Tiro del pomo y entro. 

Observo todo a mi alrededor y al parecer no hay nadie. Debe estar por ahí dando un paseo. 

Bueno es perfecto así podré quedarme dormida antes que él y no será nada incómodo. 

Busco mi pijama en la cómoda y deslizo el vestido de mi cuerpo, por suerte el cierre no es un problema. Observo mi cuerpo en el espejo y me giro un poco para observar el golpe de mi pierna derecha. No se ve tan mal. 

Observo las delicadas líneas blancas que se asoman en mis glúteos y sonrío, no entiendo por qué nos avergonzamos de nuestros cuerpos, somos imperfectamente bellas. Sí, tengo algunas estrías como cualquier mujer normal. Me ejercito bastante y aun así tengo un poquito de celulitis en las piernas. Mis pechos son redondos no muy grandes, pero pienso que así son perfectos. 

Amo mi cuerpo, digo sonriendo. Decido finalmente colocar mi pijama y apago la luz. ¿De qué lado le gustará dormir? no lo sé, dormiré del lado izquierdo. 

Me dejo caer en el mullido colchón y deslizo mi cuerpo entre las ricas sabanas, cierro los ojos y me relajo. Poco a poco mi cuerpo se siente liviano y quedo rendida a los pies de Morfeo. 

……………..

—Holly... ¿estas despierta?

Su voz susurra en mi oído haciendo que abra mis ojos lentamente.

Su rostro fino y sus labios carnosos es lo primero que enfoco al abrir los ojos. Su mirada oscura y salvaje hace que mi cuerpo se active. 

— ¿Que sucede? 

Pregunto con voz somnolienta. 

Acerca su nariz a mi cuello y aspira lentamente mi olor, dejando un rastro de su tacto por todo mi cuello. 

—Si yo no puedo dormir, tu tampoco lo harás... Llevo toda la jodida noche observándote y ... simplemente no puedo evitarlo quiero hacerte mia. 

Mi corazón se acelera, golpetea tanto que pienso que en cualquier momento se puede salir de mi pecho. 

—Pensé... que ... no me soportabas

Digo con la voz entrecortada. Mi pequeña bata de dormir empieza abandonar mi cuerpo acompañada de sus caricias. 

—No te soporto, ¿sabes por qué? 

— ¿Por qué? —digo en medio de un suspiro

Me observa atento mientras se posiciona sobre mi cuerpo ya desnudo, y luego dice

—Porque te me haces insoportablemente irresistible Holly. Tu carácter, tu sencillez, tu personalidad, tu imprudencia... eres una mujer muy rara, eres todo lo que odio... pero también eres todo lo que me vuelve loco.

— ¿O sea que me amodias?

—Algo así— Dice con una media sonrisa

—Tú también me gustas Fox. Eres todo lo que odio, pero me encantas al mismo tiempo. Es que tampoco lo entiendo. 

—Serás mia Holly eso te lo prometo

Une sus labios a los míos y cuando siento que me llenara de placer, salto de la cama. 

Me siento sobre esta con el pecho agitado y la frente llena de gotitas de sudor. Trago grueso repetidas veces ahogando un poco las sensaciones que siento en este momento. Coloco una de mis manos en mi pecho y para mi sorpresa mis pezones están como pequeñas piedras, traspasan la fina tela de mi pijama blanco. 

— ¿Pesadillas? 

Dice Fox en tono burlón. Levanto la mirada y lo observo cruzado de brazos con su pantalón de pijama y sin camisa recostado a la pared que está justo frente a mí. 

— ¿Que te hace tanta gracia? y si tuve una maldita pesadilla

Por favor que no haya hablado dormida. ¡¡Qué horror!!

— ¿Que soñaste Holly? cualquiera diría que estabas follando

Abro los ojos como plato y decido ignorarlo. Quito las sabanas de mi cuerpo y me pongo de pie. Necesito un poco de agua. 

—¿Qué hora es? 

Pregunto mientras voy de camino al baño. 

—Las tres treinta 

Siento su mirada sobre mí y no hace más que ponerme nerviosa. 

— ¿Y llevas ahí toda la noche o qué? 

—Acabo de llegar 

Dice caminando hasta la cama. Yo finalmente entro al cuarto de baño y cierro la puerta. Me observo en el espejo y veo mi cabello alborotado y algunos mechones de estos pegados a mi rostro por el sudor, tengo las mejillas coloradas y para completar mis pezones saludando a través de la tela del pijama. Parezco salida de una película erótica ¡genial!

Lavo un poco mi rostro y peino mi cabello. Me relajo por unos minutos y luego regreso a la habitación. Para mi sorpresa todo está oscuro, al parecer don amargado ya está dormido. 

—Oye amargado. ¿Puedes encender la luz?, no veo nada. 

La luz de la lámpara se enciende y para mi sorpresa está acostado del lado en el que yo estaba dormida. 

— ¿Por qué dormirás justo ahí? ¿te gusta joderme verdad?

—No, yo siempre duermo del lado izquierdo. Mira aquí tengo mis cosas ¡genia! 

Observo la mesilla de noche y ups es cierto sus cosas están ahí. ¿Cómo no las vi antes? Me encojo de hombros y camino del lado opuesto al suyo. 

Me meto entre las sabanas nuevamente y le doy la espalda 

—Puedes apagar la luz. 

Digo sin mirarle. 

—En un rato lo haré.

Dice en tono seco

—Ok, como quieras. 

No sé cuánto tiempo pasa, pero el silencio se me hace tremendamente tranquilo. Giro mi cuerpo en dirección a Fox y lo veo dormir plácidamente.

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En el texto hay: amoryodio, clasesocial, egoyamor

Editado: 01.08.2023

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