Estaba preparando todo para cuando llegara Tiffany comenzáramos de una vez. Mientras más rápido, mejor. La verdad, ya esto me estaba aburriendo y quería librarme de una vez por todas... cuando escuché que tocaron la puerta.
—¿Cómo estás, muñequita? ¿Y esa cara? No te ves de buen humor.
No pude terminar de hablar cuando Tiffany me pegó un pellizco.
—¡Ay! ¿Te volviste loca o qué?
—¿Por qué no me dijiste el cuento completo? ¡Por qué me hiciste creer que mi mamá era la mala de la película!
—Yo no te quería hacer creer nada. Yo quería que ella te lo dijera por su cuenta y que se diera cuenta de lo que está pasando, pero no te preocupes, ya sé que se dio cuenta. Lo vi hace poco con mi bola de cristal.
—¿Tienes una bola de cristal? Eso no tiene absolutamente nada que ver con tu religión...
—Querida, estás hablando con alguien que tiene todo tipo de artefactos de hechicería, brujería... y muchas cosas más. No solamente practico vudú, así que ubícate. Pero prefiero no dar detalles, siéntate.
Tiffany se sentó frente a mí y me di cuenta de que no se veía nada bien. Su cabello estaba despeinado, sus ojos estaban llenos de ojeras y, aparte, estaba cruzada de brazos con la mirada cabizbaja. Yo le tomé la barbilla, levantándola hacia mí, y observé sus ojos detalladamente.
—Tiffany, la cosa se está poniendo peor. Ellas no han dejado de hacerte daño, he intentado controlarlo... Pero no sé qué carajos están haciendo contigo, sé que es una energía muy fuerte.
—No me importa que sea una energía muy fuerte, no me importa lo que estén haciendo. Me tienes que sacar de aquí, Brad, por eso vine.
Solté un suspiro y le tomé las manos entre las mías. Su desesperación hacía que mi corazón se rompiera.
—Tiff... Podemos intentarlo, pero hasta yo me siento atrapado aquí... Porque ya no sé qué hacer.
—¿Estás diciéndome que no puedes liberarme? ¡No puedes hacerme esto!
—Tiff, escúchame...
Cuando me acerqué a ella, se estaba retorciendo en el suelo. No sé qué estaba ocurriendo con sus mejillas, pero era como si se estuvieran rompiendo como una porcelana. Las lágrimas comenzaron a salir a chorros y esta vez no eran gotas, era como si sus ojos se fueran a salir. La sangre caía y caía, y en su mejilla se estaban formando grietas como si fueran a romperse sus mejillas.
—¡No, Tiffany! Corrí hacia ella preocupado por su salud. Malditas brujas...
Tiffany:
Me desperté en la cama de Brad, que me estaba mirando con preocupación.
—Dime que fue un sueño o una pesadilla...
—Lamento decirte que eso fue real. Lo siento, Tiff... Pude detenerlo a tiempo. Con decirte que tuve que llamar a mi madre para que me ayudara, porque ya no sabía qué hacer...
Brad soltó un suspiro y una lágrima se deslizó por su mejilla.
—Brad... ¿Estoy tan grave?
—Tiene una muñeca... Está rompiéndote por dentro...
—Ay no... Comencé a entrar en pánico y Brad se acercó rápidamente a mí.
—Tiff... escúchame, no te preocupes por eso, ¿ok? Mira... Mejor hagamos lo que íbamos a hacer y...
Brad:
No pude terminar de decir lo que iba a decir. Tiffany me estaba besando, pero no me quejé para nada, yo también lo quería desde hace bastante tiempo. Envolví mis manos alrededor de su cuello, atrayéndola más hacia mí.
—Brad... Lo siento...
—No... No pidas perdón... solo bésame de nuevo.
Tiffany me besó otra vez y las cosas iban llegando más lejos...
Hicimos el amor durante un buen rato... Olvidándonos por un momento de las malditas brujas.
—Brad... Debemos...
—Shhhh... No harás nada... Ya lo pensé bien y lo mejor es que esto lo haga yo solo. Quédate aquí, debo ir a hacer una diligencia.
—Pero espera. Déjame ir contigo.
—No. Tú conmigo no vas... Quédate, Tiff. Sé lo que hago.
Editado: 25.04.2025