No es hemolacria

Vas a hablar por las buenas o por las malas

Tiffany:

Escuché cuando Brad entró de nuevo a la casa y, cuando me asomé, estaba arrastrando a una mujer hacia adentro. ¿Qué carajos? ¿Va a sacrificarla o algo así?

—Brad, ¿quién es ella

Él levantó la mirada hacia mí. Tiró a la mujer en el suelo, la cual tenía la cara tapada y las manos atadas.
—Hola, muñequita... ¿Dormiste bien?
Me dijo Brad con una sonrisa pícara por lo que habíamos hecho.

—Brad, ¿quién es ella?

—Janna.

Me sorprendí de inmediato. ¿Cómo pudo atrapar a Janna como si estuviera hablando de un insecto? ¿Fue fácil?

—Brad, ¿estás seguro de que es buena idea? Si su madre se entera de que tenemos a Janna aquí, las cosas se complicarán para mí o incluso para ti.

—La necesitamos, ella es la única que puede llevarnos hacia su madre...

Meses después:

—Te he torturado tanto que ya perdí la cuenta de las veces que vine a hacerte maldad, pero aun así sigues sin hablar, Janna... Y tu madre nada que viene a buscarte.

—No hablaré, Brad... Ya te dije que hicieras lo que quieras conmigo.
Me acaricié las sienes y tiré una jarra de agua que estaba encima de la mesa, haciendo que esta se quebrara contra el suelo.

—¡Habla, maldita sea!

—¿Qué pasó, Brad? ¿Ya estás perdiendo el control? Me preguntó ella con una sonrisa sarcástica que me hizo arder en ira

Sí, definitivamente sí. Estaba perdiendo el control. Tiffany llegó y dejé un momento a Janna para ir a abrir la puerta.

—Brad, debo hablar contigo sobre algo... Ya tengo 18 años, pero... Mi padre casi me mata por esto.

—Tiffany... No me preocupes más de lo que ya estoy. Dime de una vez qué pasa.

—Estoy embarazada...

Lo que me faltaba... Ahora un bebé de por medio. ¿Esto no puede ser peor?
—Sé que es difícil, Brad, y he pensado en...

—No... No lo vas a abortar. Es mi hijo y jamás te pediría que hicieras eso... Solo debemos hacer hablar más rápido a Janna... Lleva dos meses aquí y nada que habla. Me estoy estresando, Tiff...

—Ayer... No te conté, pero mis lágrimas salieron de nuevo como ese día... a chorros.

—Y eso es exactamente lo que me preocupa...

—Tal vez te puedo ayudar a hacer que Janna hable...

—Sí, vamos a intentarlo porque ya no tengo paciencia para esto.

Ambos nos acercamos a donde Janna estaba, aún riendo y escupiendo la sangre de los golpes de Brad.

—¿QUÉ? ¿VIENEN A TENER UNA CONVERSACIÓN "PACÍFICA" CONMIGO?

—Janna, por favor... Solo di dónde está tu madre. Estoy esperando un bebé, al menos tengan compasión de eso.

—¿Compasión? ¿Por tu parásito? No, mi reina... Tu madre no quiso hacerle el favor a la mía de alquilar su vientre. Y si a ti y a tu madre no les importó el dolor de la mía, pues a mí no me importa el dolor de la hija de la persona que le quitó la oportunidad a mi madre.

Brad:

—Okay, Janna, eso fue un trabalenguas que ni siquiera yo entendí. Pero bueno, aquí no estamos para averiguar qué carajos dijiste, y lo que pasó con tu madre no fue culpa de Tiffany, ella ni siquiera había nacido. Y ustedes no tenían por qué pagar su molestia con ella. Tú tampoco habías nacido, escuincla. Al menos Tiffany tiene una mamá que la quiere, a diferencia de ti, que eres adoptada porque la tuya te dejó tirada en un orfanato. ¡Hay diferencias, verdad?!

Janna intentaba desamarrarse de las cadenas que la ataban mientras me miraba con odio, y yo me reía en su cara.

—Mírate, eres una patética. Siempre pensé que eras como la típica zombie de la universidad que deambulaba por los pasillos porque no tenía a nadie con quien hablar. Nadie se le acercaba porque era una rara, ¿verdad, Janna?!

Los ojos de ella se llenaron de lágrimas mientras apretaba los dientes con ganas de quererme matar, lo podía notar.

—¡Eso es mentira! ¡Tú siempre te creíste mejor que yo!

—No, Janna... Yo no me creía mejor que tú ni mejor que nadie. Pero sí sabía lo que hacías. Por eso siempre me pareció esto patético, porque te dejaste influenciar por tu madre adoptiva, por el simple hecho de que envidia hacia mí, muñequita.

Apreté su mandíbula con fuerza, sin ningún tipo de compasión.
—Tal vez si solo hubieras sido la rara, yo ni siquiera te hubiera considerado. Pero no eres una rara inocente, solamente ponías tu carita de víctima para que todos pensaran que eras buena persona cuando en realidad eras una babosa que se arrastra por el suelo buscando que alguien le eche sal para morirse de una vez... Y eso es lo que yo voy a hacer, tirarte sal para que te mueras, maldita bruja.

Tomé la botella de esencias dulces que tenía encima de la mesa y se la arrojé en toda la sien.

—Una menos...

Volteé a mirar a Tiffany, a quien también le había salpicado una mancha de sangre.

—Nunca había humillado tanto a nadie, pero se lo merece... Ahora que se pudra en el infierno, y ahora sigue su madre...



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En el texto hay: thriller, @suspenso, @vudú

Editado: 25.04.2025

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