No es hemolacria

Estaba tan cerca

Tiffany:

Después de tanto tiempo, al fin la conozco, Kendall... ¿Cómo estás? ¿Te estás divirtiendo embrujándome, zorra maldita?

Una risa malévola y llena de locura salió de sus labios, pero no era tan fuerte y sonada como la de Brad.

—No te rías mucho, Kendall... Si estamos aquí es para cortarte en trozos y no dejarte moverte más. Supongo que ya sabes a qué me refiero, ¿verdad?

—¿Tú..., niño idiota, crees que puedes compararte conmigo?

—¡No! ¡Válgame, Dios! Yo jamás me compararía contigo. Mírate y mírame. Tú te tienes que esconder para que no descubran lo que haces. Yo, por otro lado, admito cuando hago algo. Es la diferencia de un maldito como yo y una basura como tú. Hay niveles.

Brad se acercó a ella con las mismas intenciones de hacerle lo que hizo con Janna, pero lo detuve.

—No, Brad... Espera, no creo que sea una solución... No estoy segura si esto es lo que quiero.

Mi discurso barato solo dio tiempo a Kendall de escapar. Mi abuela intentó atraparla, pero se resbaló por la cerámica del suelo.

—¡No! ¿Lo ves, Tiffany?

Brad salió corriendo detrás de ella, pero ya era muy tarde. La muy perra había escapado como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Esto es un conflicto... todo un drama, toda una polémica, ¿solamente por un error de mi madre?

—¿Ahora cómo se supone que la vamos a encontrar, Tiffany? ¡La única oportunidad que teníamos de cortarle la cabeza a esa perra y dársela de comer a los zamuros y tú la desperdicias de esta manera porque la señorita no estaba "segura"! ¡Mírate, Tiffany, mírate!

Brad me obligó a verme en el espejo roto que estaba frente a él, y mis mejillas estaban igual que el otro día, tenían grietas como si se estuvieran rompiendo, y las lágrimas, las malditas lágrimas que nunca paran...

—¿Cómo crees que te va a ver tu hijo? ¿Eh? ¡Tu hijo te verá como un monstruo, Tiffany!

—No digas eso, Brad...

—Sí, mijo..., no lo empeores más de lo que ya está. Mi nieta ha sufrido durante mucho tiempo como para que tú vengas a juzgarla de nuevo. Kendall es una bruja, era obvio que se iba a escapar y no iba a ser fácil. Es fácil...

—Está bien, tienes razón... Lo siento, Tiffany, es que estoy desesperado, ¿ok? Jamás en mi vida había estado tan desesperado como hoy.

—Lo entiendo, Brad...

Sin pensarlo, salí corriendo.

—¡TIFFANY, NO! ¡ESPERA! ¡TIFF!
No le hice caso y lo único que hice fue correr... Yo dañé esto y ahora yo lo arreglo. No te preocupes, bebé, nunca me verás como un monstruo, tendrás una mamá normal.



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En el texto hay: thriller, @suspenso, @vudú

Editado: 25.04.2025

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