Está mujer se ha vuelto loca

Brad:

Fui con la abuela de Tiffany hacia la dirección donde ella corrió verdaderamente, ahora sí que se había vuelto loca de remate.

—¿A dónde chingados se fue esta loca? ¡Tiffany me va a poner viejo mucho antes de los 50...

Dije mientras me acariciaba las sienes y me recomponía rápidamente. No me podía entretener cuando mi novia embarazada estaba corriendo como loca por allí.

Tiffany:

—Sé que estás aquí y estás esperándome... ¡Sal cobarde! ¿Por qué te escondes entre la magia? Tal vez porque sin ella no eres nada... ¡Maldito útero podrido! ¡Mírame Kendall! Yo sí tengo un bebé en mi vientre y tú ¿qué tienes? Una hija adoptada muerta y un "útero" que no puede mantener un bebé.

Escuché un ruido entre los arbustos a mi alrededor y tomé una rama. Se me había caído la navaja mientras corría.

—¿Con esa mísera cosa tú piensas defenderte? Pobre Tiffany...

Más atrás llegó mi abuela junto a Brad, quienes se pusieron en defensa de inmediato. Tres contra uno es algo fácil... Le tiré una piedra que ni siquiera le hizo nada, pero sí la rasguñó en el cuello.

—Ya ves, ¿por qué utilizo otros medios para defenderme, mi querida Tiffany?

Sacó una muñeca. ¡Maldita! Una de esas muñecas vudú que Brad utiliza de inmediato. Me abalancé sobre ella y la cosa esa cayó hacia un lado. Brad se acercó para apartarnos, pero no pudo, ni él ni mi abuela. Así sería la ira en impotencia que yo sentía en ese momento que no pudieron.

Con la uña le saqué un ojo... y apreté la mano tirando de él hacia afuera, sacándolo por completo de su rostro.

—¿Ves lo que es que te salga sangre de los ojos, perra?

Me separé porque el vientre me comenzó a doler.

—¡Tiffany!

Brad y mi abuela se agacharon para levantarme del suelo y Kendall se llevó la mano al ojo.

—¿Eso fue todo lo que me hiciste? Eres débil igual que tu madre...

En el momento cuando Brad se acercó a ella con el cuchillo no hizo falta. Alguien detrás de ella le cortó el cuello de un tirón, la sangre salió por chorritos pequeños hacia los lados y después la sangre por la boca se hizo presente.

Todos nos quedamos en shock, mientras ella se retorcía ahogándose en el suelo.

Levantamos la mirada y la persona que le cortó el cuello era...

¡Mi madre!