Lo que menos me esperaba era que mi madre, una persona religiosa que no haría daño ni siquiera a una mosca, podría cortarle el cuello a Kendall, que todavía se encontraba convulsionando en el suelo.
—Bien dicen que "muerto el perro se acaba la rabia", querida Kendall... Adiós, espero que en el infierno acompañes a tu hija.
Mi madre le pisó la cabeza, terminándola de matar.
Miré a mi abuela, estaba desmayada. Brad estaba sonriendo y yo, literalmente, estaba en shock.
—No manches, señora, ¿hubiera hecho eso antes y nos tendríamos que haber ahorrado el viaje hasta aquí?
—No, querido... Yo seguí a tu suegra cuando ella fue a tu casa y luego los seguí a ustedes, pero nunca se dieron cuenta de nada. Hasta que por fin pude esconderme y hacer lo que tanto he querido hacer.
—¿Qué dices? Mamá, ¿no se supone que tú eras una persona que ni siquiera podría hacerle daño a una mosca?
—Pero en este caso sí tuve que hacerle daño a la mosca, porque si no lo hacía, ella te iba a matar a ti... Estaré condenada yo también, pero supongo que moriré sabiendo que salvé a mi hija. Además... todo empezó por un error mío, o mejor dicho, por defender mi cuerpo.
—Bueno, ¿enterramos esto, lo quemamos o la corto y la cuelgo en mi pared? —preguntó Brad, haciéndome poner los ojos en blanco—. Hasta en una situación seria se está riendo.
—Vamos a enterrarla... Abuela, despierta, necesitamos ayuda.
Comenzamos a cavar el agujero con una pala que había traído mi madre. Al parecer, ¿tenía todo fríamente calculado, porque hasta pala tenía? Diablos... Yo todavía estoy fría, literalmente las manos me están temblando.
—¿Qué pasa, hija?
—Nada, solamente que... no me esperaba esto, mamá, no me lo esperaba de ti.
Mi madre comenzó a reír y se cruzó de brazos.
—No te creas, yo también lo pensé mucho, pero... hasta una persona completamente religiosa sabe que esta mujer merecía la muerte.
—De eso estoy seguro —respondió Brad, que no se puede quedar callado en ningún momento.
Después de enterrar el cadáver, pusimos césped encima de él y algunas bolsas de basura que estaban a los alrededores.
—Vámonos...
—Yes, vámonos...
Brad tomó las llaves del auto y arrancó. Miré una última vez hacia atrás con una sonrisa de satisfacción.
Yo siempre lo supe. Y todo resultó siendo cierto. Ahora lo tengo todo... Tendré una vida feliz con un novio que parece que come payaso todo el tiempo porque se está riendo mientras maneja. Y un hijo que crece adentro de mi vientre...
Y estoy libre de esta maldición.
Y si algún día ves que mis ojos están sangrando solamente ten en cuenta que... No es hemolacria
GAME OVER
Editado: 25.04.2025