No es lo que parece[completa]

Capítulo 13

Al día siguiente, Marcos y yo fuimos a casa de mis padres para comer con ellos y despedirnos. Al subir las escaleras, encontré a mi madre esperándonos en la puerta. 

—¡Hola cielo! ¿Te gustan las croquetas? He hecho para que las pruebes —le dijo a Marcos ignorándome. 

—¡Me encantan! —respondió cordialmente.

—Hola mamá, yo también te quiero. —repuse.

—Ay nena, si a tí ya sé que te gustan. —agarró a Marcos por el brazo y lo guió hacia la cocina. —menos mal que Azucena está contigo, yo ya creía que iba a estar sola para siempre.

—Mamá, solo he estado soltera un año. 

—Por cierto cariño, tengo que hablar contigo en privado. ¿Vamos a mi habitación? —por la cara que había puesto, debía ser algo malo. 

—Sí, claro. —Dejamos a Marcos con mi padre y mi hermano y fuimos a la habitación de mi madre. 

—Mira Azucena, no sé cómo decirte esto sin que te pongas a la defensiva. Víctor me ha llamado para arreglar las cuentas bancarias. —soltó.

—¿Qué? —ya ni siquiera me acordaba de eso. 

—Deberías quedar con él para aclarar todo eso. —me miró esperando una respuesta.

—Yo no pienso hablar con él. Si quieres te firmo un poder y vas tú. —repuse.

—Pero nena, eso es algo que tienes que hacer tú. También, —me miró con cautela —tengo tu vestido de novia en casa y no sé qué hacer con él.

—Lo puedes quemar. —notaba como poco a poco la rabia me corría por dentro. 

—No digas tonterías. Es un vestido precioso que te puede valer para otra ocasión. 

—¿En serio crees que me pondría ese vestido para una boda? ¿El vestido que me iba a poner para casarme con un capullo? —sabía que mi madre no tenía la culpa de todo esto, pero no podía evitar enfadarme. 

—Vale, no te preocupes que me desharé de él, pero lo demás lo tienes que hacer tú. Hazme caso cariño —me cogió de las manos —después de cerrar todo el vínculo que te queda con él, te sentirás mucho mejor. Quizá hasta puedas arreglar las cosas. 

—Mamá, —solté sus manos al instante e intenté respirar un par de veces para calmarme —¿Aún no te has dado cuenta de nada, no? Estoy con Marcos. Punto. O lo respetas, o sal de mi vida para siempre. 

—Vale nena, perdóname. Sé que no te gusta oír eso, pero para mi fué difícil ver que mi princesa era feliz y se iba a casar y de un día para otro todo había cambiado. 

—¿Y crees que para mí sí lo fué? ¡Te recuerdo que la que se pasó día y noche llorando fuí yo! —dije esa frase más alta de lo que me hubiera gustado.

—¿Ocurre algo? —preguntó mi padre mientras abría un poco la puerta.

—Nada papá, vamos a comer. —salí para fuera antes de que dijera algo de lo que me pudiera arrepentir. Marcos debió de notar que mi expresión había cambiado porque se levantó al momento de verme y me pasó el brazo por detrás de los hombros. 

—¿Ocurre algo cariño? —dijo casi en un susurro. 

—No, vamos a por esas croquetas que tengo hambre.

Terminamos de comer y me despedí de mis madres, de mi hermano y de su mujer. Como siempre mi madre se puso dramática pero esta vez estaba mi hermano para ayudarme. En el coche de camino a casa reinaba el silencio. Estaba segura de que Marcos quería preguntarme qué me pasaba, pero no estaba seguro de hacerlo. 

—¿Estás bien? —interrumpió mis pensamientos. 

—Si, ¿por?

—Te noto más apagada desde que has hablado con tu madre. Sabes que estoy aquí para lo que sea. —me miró y esbozó una sonrisa. 

Al fin y al cabo, una relación está basada en la sinceridad, así que no quería ocultarle nada.

—Mi madre me ha dicho que le ha llamado Víctor para arreglar las cuentas del banco. —lo miré por un momento y vi como su cuerpo se tensaba. 

—¿Cómo que arreglar las cuentas del banco? ¿Ese capullo quiere dinero? —se notaba en su voz que no era de su agrado. 

—No cielo, pero tenemos una cuenta en común. Yo me transferí la mitad del dinero que había a mi cuenta cuando lo dejamos, pero él ha seguido usándola. Supongo que querrá quitarme de titular. —respondí.

—¿Y por qué no te lo ha dicho a ti directamente? Es cobarde hasta para eso. —con ese comentario me hizo reír. 

—Yo creo que lo mejor será que quede con él cuando vaya a Madrid para cerrar todo eso de una vez. —esperé su reacción. 

—Yo voy contigo. —sentenció.

—Esto es mejor que lo haga yo sola. Necesito demostrarle que me importa una mierda. 

—Sí es lo que quieres, lo respeto. —lo miré y me dí cuenta de la suerte que tenía de estar con alguien tan comprensivo.

—Gracias Marcos. 

Al llegar a casa nos pusimos una película y pedimos para cenar una pizza carbonara. A su lado sentía una paz que no había sentido nunca. Él era la calma en medio de mi tormenta. 

Me quedé dormida en su regazo y al despertar estaba de nuevo en mi cama. Este hombre iba a crear músculo solamente por llevarme a la cama cada vez que me dormía. Me giré para verle y me quedé embobada por un instante. Su respiración era suave y rítmica. No podía entender como era más guapo dormido que despierto. 



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En el texto hay: infidelidad, traicion, amor

Editado: 18.08.2022

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