Escribo estas palabras,
no por ti… no por mí.
Las dejo como testimonio,
de un sentimiento complicado
que me atormenta desde hace días.
Un sentimiento desigual, porque…
¿Qué significas tú para mí?
Me hiciste esa pregunta,
y no la pude contestar.
Lo sé,
las palabras importantes se quedan
atrapadas en mi garganta,
se adhieren a mi corazón;
Y al final,
solo pequeñas oraciones salen a luz
en los momentos de mayor relevancia.
Uno “no sé” es ambiguo incluso para mí.
Pero algo que es real,
es el hecho que me gusta tu forma de ser.
Me gusta que, como el caballero que eres,
me trataste como una mujer,
no como una niña.
Me agradas,
porque contigo puedo compartir el amor
por las letras, por los libros,
el café.
Porque ambos vivimos al amparo
del mismo Dios misericordioso.
Sin temor a ser señalados o juzgados.
Te quiero,
porque eres una buena persona,
que me ofrece un final feliz. Pero…
¿Qué hay de mí?
¿Qué te puedo ofrecer?
Se escucha pesimista, pero es la verdad.
¿Qué te puede ofrecer alguien
cuya vida le ha arrebatado tantas emociones,
al punto que solo puede expresarlas al escribir?
¿Qué te puede ofrecer alguien
que ha sobrevivido al apagar su corazón,
y dejar correr su cerebro?
Porque, te lo advierto,
pienso demasiado las cosas.
Tanto que termino por enredarme.
Soy consciente que no estamos bien.
Tú no me mereces, y yo no te merezco a ti.
No cuando soy yo quien no puede
dejar de lado la turbiedad que aqueja su alma,
bajar las armas,
y darle un chance a este sentimiento desconocido.
¡No me gusta!
¡No te quiero en mi zona de confort!
Puede que jamás leas esto,
y me alegraré por ello.
Es la mejor manera de decirle adiós
a esta extraña amistad que se tambalea
entre la filia y el ágape.
Perdón, soy indecisa.
Lo siento…
No tengo fuerzas para pelear por esto.
Por tanto, dibujaré una línea;
levantaré una muralla,
y daré, no uno, ni dos,
sino tres pasos hacia atrás
para alejarme de ti.
Porque no es suficiente para mí
tener sentimientos a medias
con alguien como tú.
Y no es justo para ti
seguir al lado de alguien
tan complicado como yo.
Espero lo entiendas porque,
cuando me preguntes nuevamente
¿Qué siento yo por ti?
Te responderé:
Que me gustas…
Que te quiero…
Pero que eso…
No es suficiente.