No es tan fácil como parecía

06/04/2024

Quiero comprar un corazón con un fajo de billetes

Sería totalmente nuevo, libre de heridas.

Cattleya[1]

N-BUNA – YORUSHIKA

Cuando Harumi-san se enojaba conmigo, las cosas se ponían turbulentas. No eran simples discusiones las que teníamos. Prefiero catalogarlas como peleas porque ninguno hacía algo para arreglar el problema. Ella usaba contra mí algunas de mis inseguridades o problemas que anteriormente le había confiado y yo prefería agachar la cabeza, asentir y deshacerme en disculpas, lo cual la frustraba o enfadaba mucho más. Recuerdo que en una ocasión me dijo que hacer eso era sinónimo de victimizarme y que dejara de hacerlo. A partir de ese momento, durante nuestras peleas, preferí llevarle un poco la contraria susurrando cosas incoherentes y luego disculparme.

Probablemente tenía razón en cuanto a victimizarme. Después de todo, reaccionar tan pacíficamente para deshacerme del problema también era malo, ¿no?

Y pese a ese cambio, las secuelas siguieron siendo iguales: cuando creía que el problema se había solucionado, ella desaparecía de mi vida. Era imposible contactarla y eso hacía que me derritiera de la desesperación por afirmar que por mi culpa habíamos dejado las cosas en mal estado. Luego me asaltaba el terror de perderla porque también era perder una gran parte de mi identidad. Me agobiaba la incertidumbre de pensar en cómo sería un futuro sin Harumi-san y por eso quería convertirme en una cattleya. Y después volvía cuando su enojo se esfumaba. No sé por qué nunca le dije que cambiáramos las secuelas. Qué patético soy.

Hoy llegué a Fortune a las 7:40 a. m. Es demasiado temprano y ya estoy deprimido. Además, no han abierto, así que me detengo en una de las jardineras y dejo mi bici en un lugar donde a nadie pueda estorbarle. ¿Qué puedo hacer mientras espero? Me siento melancólico y eso hace que me convierta en una especie de animal de circo para las personas que pasan. Qué vergonzoso…

Decido tomar mi bici y caminar hacia la esquina de la calle. Si tengo suerte, me encontraré con Fujimori-kun. Un pensamiento estúpido, ¿no? Porque me dijo por mensajes, varias veces, que es el rey de los retardos. ¿Por qué no llegas más temprano hoy? Hazlo por mí, por favor, o tendré que aferrarme a la esperanza de que algo interesante y capaz de borrarme la tristeza pase en estos 20 minutos.

Entonces, el auto del profesor Hajime aparece rodeado de un aura de luz que apunta a que es mi única alternativa. Rápidamente me otorga una sonrisa que prefiero responderla con una reverencia y me pide esperarlo en lo que se estaciona.

—Profesor Hajime, buenos días.

—¡Buen día, Yamada-san! Es toda una coincidencia encontrarnos por aquí, ¿verdad? —ladea la cabeza sin desvanecer su sonrisa—. Ya veo que le gusta llegar más temprano de lo habitual.

¿Qué debería responder? ¿Le molestará mi presencia? Tal vez pensó que quería saltarme las clases; me encontró doblando la esquina, en dirección contraria a la entrada, después de todo.

—El clima matutino de primavera es relajante —susurro nervioso.

—Concuerdo con usted. —se aproxima a mí—. ¿Qué le parece si vamos al parque donde nos conocimos? Aprovechando que está a pocas cuadras y… —mira su reloj y luego intenta hacer contacto visual conmigo, pero no cedo— faltan 15 minutos para que las clases empiecen.

—El parque queda a unas tres cuadras caminando. Si corremos, llegamos en 2 minutos, entonces nos quedarían 13 minutos. Si queremos caminar tranquilamente hacia la banca más cercana, tardaríamos al menos 2 minutos, por lo que nos restarían 11 minutos. Si nos levantamos lo más pronto posible y caminamos de regreso al instituto, sobrarían 4 minutos que no nos aseguran llegar temprano, sino a tiempo y eso podría arruinar su reputación —tras terminar de hablar, alimento a mis pulmones con todo el oxígeno posible. Casi me ahogo.

El profesor me mira atónito mientras ordena sus lentes y aclara su garganta. Sus mejillas están ligeramente rosadas, como si él también hubiera aguantado la respiración conmigo.

—¡Tiene razón, Yamada-san! Llegar tarde no sería propio de un profesor y mucho menos de un alumno ejemplar y destacable como usted. Por favor, ignore mi propuesta. Finja que jamás la dije —vuelve a acomodar sus lentes antes de desviar la mirada.

¿Lo que dije fue bastante malo como para incomodarlo? Supongo que si a mí me hubieran rechazado una salida, también me sentiría apenado y quizás enojado, como esa vez que Harumi-san prefirió no acompañarme a ver una exposición del espacio a la que la invité con 3 meses de anticipación y más de una vez. En esa ocasión me dijo que había quedado con Susumu senpai, su mejor amiga, para ayudarla con un problema emocional. Supongo que es comprensible, ya que la conoció antes que a mí y me canceló una noche antes. Ahora que lo pienso, creo que fue menos descortés comparado con cómo le respondí.

—Pero puedo acompañarlo al parque después de clases.

Él parece dudar.

Maldigo a mi inseguridad y mi falta de modales.

—¿Le molestaría esperarme 20 minutos? Necesito calificar a mis alumnos.

—No me molesta, descuide. Lo esperaré fuera del instituto. ¿Está bien?

Asiente con una amplia sonrisa y se despide de mí, entusiasmado.



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En el texto hay: gay, boyslove, drama amor

Editado: 22.08.2025

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