12 de abril de 2024
Cabizbajos, nos convertimos en adultos
No puedo alcanzarte, pero solo es un día soleado para ti.
Tada Kimi Ni Hare[1]
N-BUNA – YORUSHIKA
Hablar con Yamada-san por mensajes es complicadísimo, pero desde el sábado pasado me puse como meta hablar más con él ¡y funcionó!
Hemos estado platicando de nosotros durante toda la semana. Por ahora sé que está estudiando Medicina en la Universidad de Kioto; su color favorito es el azul y en vacaciones se pinta el cabello de ese color, al igual que su hermana, quien se llama Hanako y la apoda Tamagotchi, ¡ah! Y ella es fanática de mi papá; parte, no tiene mucho tiempo que su hermana, su mamá y él volvieron a su casa, ya que estuvieron viviendo en la casa de sus abuelos maternos los últimos 4 años.
Algo que me dejó ondeado fue la forma obsesiva en la que se justifica cuando tarda en responderme, así que siempre trato de decirle que no necesita darme muchas explicaciones, que entiendo que está ocupado y que por eso no hablemos todo el día.
Volviendo al tema, Yamada-san me ha estado contando su lore, pero muy vagamente. Trato de no agobiarlo con preguntas. Por ejemplo, cuando me dijo lo de la mudanza, me contó que sus abuelos los adoptaron por problemas familiares que afectaron a todos. Esa vez me atreví a preguntarle sobre eso, aunque solo me contó lo que pasó con su hermanita gracias a esos problemas: dijo que Hanako había dejado de hablar años atrás, excepto con él, y por eso la llevaron con una especialista. Hoy en día solo habla con chicas, así que está estudiando en un instituto femenino y va con la psicóloga una vez al mes. Me dijo que están pensando inscribirla a una preparatoria privada mixta.
Y con lo que acabo de decir sobre Yamada-san, no significa que se haya esfumado el enigma que lo rodea. Es imposible que sea full transparente, nadie lo es, vamos. Hay momentos en los que confía en mí ciegamente y se pone muy personal. Supongo que eso lo hace atractivo, no románticamente, claro. Me refiero a que hay algo en Yamada-san que me incita a querer saber más de él, conocer la razón por la que es así de tímido. Quizás es mi manía de querer salvar a las personas la que me hace querer rebasar los límites que él le pone a mi curiosidad. ¿Qué hay en su pasado que sigue afectándolo tanto? Mi misión es ayudarlo a ser feliz.
En otras noticias, esta tarde viene mi bestie Saitō Nozomi para hornear algunas galletas. Pienso llevarle algunas a Yamada-san mañana.
> Estoy afuera de tu casita ฅ≽^•⩊•^≼ฅ
Voy! <
Me adelanto antes de que Bushida Nana, nuestra ama de llaves, pueda abrir la puerta. Nozo-chan me saluda con una radiante sonrisa y me entrega la bolsa que trajo. Hecho un vistazo al interior: hay algunos moldes lindos con formas de flores y animalitos.
—¡Qué bonitos moldes! —digo tras cerrar la puerta con mi pie y la sigo por detrás. No hace falta que la guíe hacia la cocina; conoce mi casa mejor que mis papás.
—¡Gracias! Los compré el miércoles. Encontré uno de nutria que me recordó mucho a ti.
Hurgo la bolsa y tomo ese molde. Es verde. Lo veo durante un tiempo, pero no le encuentro forma al contorno y la tapita no me dice mucho, así que no puedo afirmar que sea una nutria, la verdad. Ni siquiera me sirve girarlo para ver si en algún otro ángulo le encuentro forma.
—¿Acaso soy una nutria para ti? —pregunto con un tono dramático.
—¡Sí! Eres pequeño, castaño y tu mirada es como la de una nutria. Tal vez fuiste una en tu vida pasada.
—¡Pff! No lo creo.
—¡Lo digo en serio!
—Hubiera estado genial ser una nutria: no estudiar, no vivir solo y solo nadar panza arriba.
Vaciamos la bolsa en la barra, acomodamos las cosas para cocinar y lo último que hacemos es lavarnos las manos. Tan pronto como cierro la llave del lavabo, Nozo-chan abre mucho sus ojos e inhala con la boca.
—¿Qué pasa?
—Ya sé que prometimos no hablar del diablo, pero me acabo de enterar de un chisme. —hace una pequeña pausa—. Mejor no.
—¿De qué te enteraste?
Prefiere evadir la pregunta metiendo una taza de harina en un tazón blanco, pero yo le insisto recargando mi mano en la barra.
—Ya te dije que no. Puedes terminar lastimado.
—Pero ya sacaste el tema. Solo dilo. No me dolerá, ya no.
—¿Estás seguro? —me mira al poco tiempo de haber metido una cucharadita de polvo para hornear en el mismo recipiente.
Yo asiento.
—Bien… un pajarito me dijo que Sakamoto publicó una historia en Instagram…
—Todos publicamos historias en Instagram —voy por la sal al cuarto que sirve como alacena y luego se la entrego.
Nozo-chan ladea la cabeza, forma una línea con sus labios e intercambiamos miradas. Eso quiere decir que la historia es sobre algo delicado.
—Pero no cualquier historia, Akemi. —solo deja de llamarme por mi apodo cuando las cosas van a ponerse serias.
¡No estoy listo para lo que voy a escuchar! Huyo a la alacena con la excusa de ir por la barra de mantequilla y me quedo ahí hasta que mi corazón se relaja un poco.