¿El líder?

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—Dos días... —Lo pensó detenidamente—. Tal vez esté vivo. —Murmuro tan suave que nadie más que ella escucho—. Lo siento —les anuncio— pero deben olvidarse de él —le quemaba decir aquello, pero fingió frialdad— lo más probable es que un alien lo vio —apretó los dientes— y... —Cerro los ojos para intentar calmarse y poder completar lo que quería decir—. Ya no debe seguir con vida, ya pasaron esos dos días.

Aaron y Byron se congelaron al escucharla, se les formaron nudos en la garganta y los ojos comenzaban a quemarles, necesitaban llorar, pero ellos no querían hacerlo, tragaron esos grandes nudos con gran dificultad y como era de suponer no aceptaron las palabras de Makoto, ella debía estar equivocada o por lo menos eso esperaban.

—Estas tonto. —Acuso Byron a Makoto.

—Y loco. —Completo Aaron.

Ellos definitivamente no iban a creer o aceptar las palabras de ella. Le reprocharon una y mil veces que él (ella) estaba equivocado, se enojaron, lagrimearon un poco e incluso gritaron en varias ocasiones pues ellos sabían que Lázaro estaba vivo, lo presentían en el fondo de sus corazones.

—No podemos simplemente olvidarnos de Lázaro, no es alguien a quien apenas conocemos. —Se tallo su ojo izquierdo con la parte baja de su palma pues su ojo se negaba a dejar de llorar.

—Lo conocemos de toda la vida. —Aaron apretó los puños—. Por favor, contamos con armas, tenemos que ir a buscarlo. —Prácticamente le estaba rogando a Makoto.

—Está bien... —Suspiro—. Seguiremos nuestro camino, mi camino y si lo encontramos perfecto y si no... —No termino de hablar, prefirió callar.

Ante la insistencia de ambos Makoto decidió que podrían buscarlo, pero sin desviarse de su camino pues tenía una misión que cumplir, una promesa no hecha con su padre, hecha con ella, era su deber. Byron y Aaron aceptaron sus condiciones, a sus ojos Makoto era un gran líder, su líder e incluso entre bromas y a la vez en serio le llamaron de ese modo. Makoto solo era una joven chica que estaba igual o más asustada que ellos.

—Bien líder.

—Poderoso líder. —Bromeo y corrigió Byron a su hermano.

—Protégenos y guíanos en nuestro camino. —Aaron le mostro su mejor sonrisa y mirada llena de confianza.

Makoto no supo cómo reaccionar o que decir ante aquello, lo único que pudo hacer fue asentir con la cabeza, en silencio y con su mejor cara de póker. Makoto consiguió dormir feliz y tranquila, no estaba para nada en una buena situación, pero ver a personas vivas y que le iban hacer compañía todo su camino le aliviaba, sentía tranquilidad; Aaron y Byron durmieron con los mismos sentimientos, pero ellos lo hicieron con la esperanza de que si algo pasaba Makoto sería capaz de protegerlos. Makoto ni siquiera sabía usar arma alguna, no sabía nada y solo confiaba en que mágicamente podría exterminar a cualquier alien sin importar si estaba asustada, que cuando llegará ese momento ella mágicamente sabría qué hacer, derrotaría aquellos seres larguiruchos. 

La luz del Sol entraba un poco por los pequeños orificios de la tapa de la alcantarilla, un rayo de sol golpeaba justo en el ojo derecho de Makoto, abrió los ojos con dificultad, siendo deslumbrada, se comenzó a levantar apoyándose en sus codos, intentado incorporarse cuando una cascara de plátano le golpeo la cara, en ese instante no supo que paso, solo le ardió el rostro mientras sentía como esa cosa que la había golpeado resbalaba dejando su semblante aún más sucio de lo que ya estaba, cuando vio de que se trataba su gesto se transformó en disgusto y aún más cuando escucho la risa de Byron.

—Es mi forma de darte los buenos días. —Mostro una enorme sonrisa cínica, pero a la vez llena de inocencia y diversión, como un niño pequeño.

Makoto apretó los dientes con sentimientos mezclado, no sabía si enfadarse por completo, golpearlo, darle los buenos días o reírse. Volteo y miro de izquierda a derecha buscando cualquier cosa cerca que pudiera arrojarle a Byron como respuesta y obviamente desquite, pero un grito y acción se lo impidieron.