No es tiempo de Marte.

Pequeños complejos.

—No me gustan estas ropas. —Reprocho Aaron al verla salir.

 

Aaron, se había quedado un rato esperando solo para decirle eso, a Makoto tampoco le gustaban, pero al menos tenía algo limpio. Makoto torció la boca al escucharlo, el reproche de este había hecho que se le fuera el entusiasmo de verlo y la verdad es que las ropas solo le quedaban bien a Byron quien los observaba divertido a escasos metros de ahí.

 

—¿Por qué estas descalzo? —Pregunto Aaron al mirar los pies de Makoto. 

—No me quedan los zapatos de aquí así que esperare a que los míos se sequen. —Le miro el calzado—. ¿Tú por qué no tienes los tenis que te pase? Estas usando los mismo y ni los lavaste. —Lo miro con desaprobación—. A mí no me quedan, pero estoy segura de que a ti sí. —Rodo los ojos.

—Nunca te dirá por qué. —Con una enorme sonrisa se acercó Byron y miro a los pies de ambos. 

—No te atrevas a decirle. —Amenazo Aaron. 

—No iba hacerlo... —Mostro sus dientes en una sonrisa aún más grande—. Pero... Ahora sí. Aaron nunca va cambiar de tenis, míralos bien, tienen plataforma. —Comenzó a burlarse—. Estoy seguro de que sin ellos esta de tu altura. 

 

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Makoto pues de alguna forma sentía que era algo tierno. Ahora no podía dejar de mirar aquellas plataformas de Aaron y la cara de mal humor que este había puesto. 

 

—¡Eres un idiota! —Expulso aquellas palabras con molestia—. Por fin había conocido un chico más pequeño que yo, quería que pensara que yo era más alto. 

—A mí no me molesta tu estatura. —Dijo Makoto con el corazón un poco acelerado mientras le regalaba una espontanea tierna sonrisa. 

—¡No se trata de eso! —Dio media vuelta mirando al techo—. Hasta tus pies son pequeños. Como de niña. —Comenzó andar mientras soltaba un bufido muy exasperado.

 

Un pequeño pinchazo hizo aparición en el corazón de Makoto y solo pudo morderse el labio inferior mientras veía el suelo que sus pies descalzos pisaban, se quedó inmóvil hasta que sintió una mano en su hombro que le hizo levantar la mirada. 

 

—No te preocupes, tiene un pequeño —hizo énfasis en la palabra pequeño mientras sonreía— complejo con su altura. 

 

Byron la empujo un poco pues era su forma de animarla, Makoto se limitó a asentir con la cabeza y sonreír un poco mientras comenzaban a caminar decididos a salir de aquella casa y regresar a su supuesta seguridad en las alcantarillas. Ahora que salían y Makoto no iba con prisas comenzó a notar su alrededor; no había escombros, obviamente las calles estaban desiertas, pero tampoco había cuerpos de personas, aliens o animales. Su cabeza comenzó a doler.

 

—La casa en la que entramos... Tenía agua y... ¡Electricidad! —Grito esa última palabra, estaba entrando en desesperación y una especie de shock—. ¿Se supone que tengamos esos servicios en esta situación? —Se acerco a Byron con profundo miedo. 

 

Ante aquellas palabras y pregunta los chicos quedaron helados, algo temerosos. Aaron quien les había sacado cuatro metros de distancia trago saliva y se acercó a ellos mientras pensaba y analizaba la situación, pero principalmente quería calmar a Makoto. 




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