No es tiempo de Marte.

Está vivo.

—¿Pasa algo? —Pregunto. 

 

Makoto no obtuvo respuesta alguna, ni siquiera se movieron un poco así que se preocupó y con extrañeza se acercó lo más rápido que pudo a ellos, los movió, pero no le hicieron caso, ni una mirada así que los aparto y paso por en medio de ambos para poder ver lo que aquellos observaban, cuando logro verlo también se quedó muda pero no inmóvil así que, con todas sus fuerzas, lo más rápido que pudo corrió hacia donde se encontraban dos personas en posición fetal cara a cara. Se trataban de un chico y una chica quienes tenían una cuerda no muy larga uniendo los pies de ambos; el pie izquierdo del chico con el pie derecho de la chica. 

 

Makoto pensó que era algo extraño y que se veían totalmente diferente a la escena que Byron y Aaron le habían dado, si ellos en ese entonces no le hubiesen dicho que son hermanos seguiría pensando que tenían una relación amorosa y probablemente para Makoto habría sido muy doloroso pues le gustaba, tal vez ya amaba a Aaron.

 

Makoto se acuclillo entre ambas personas y les tomo los signos vitales, pudo comprobar que estaban vivos y una sonrisa se le dibujo en el rostro, estaba muy feliz de que hubiese aún más personas vivas, le emocionaba la idea de que tal vez fueran muchísimas más personas que aún respiraran en el planeta Tierra. Bajo la mochila de sus hombros para apoyarla en el piso, a su lado y poder sacar el botiquín que traía dentro ya que aquel chico traía raspones y cortes en la cara, brazos y rodillas.

 

—Él... —Byron trago algo invisible—. Es Lázaro. —Termino por decir con voz quebrada. 


—Está vivo. —Les anuncio Makoto mientras soltaba un suspiro, quería que sus amigos recobraran la calma y compostura.

 

Makoto tomo un trozo de algodón el cual empapo en alcohol y comenzó a curar las pequeñas heridas de Lázaro, mientras lo curaba él comenzaba hacer gestos y moverse mucho hasta que soltó un quejido de dolor y abrió los ojos.

 

—Pero ¿qué te pasa? —Se interrumpió gimiendo de nuevo por dolor—. Nerys.

—Yo no soy Nerys —lo miro fijamente a los ojos— y no te quejes —le jalo el brazo y paso el algodón por un corte— que te estoy curando.

 

Lázaro no dijo más, ni se volvió a quejar, pero su mirada estaba fija y depositada solamente en Makoto lo cual para ella se había vuelto demasiado incómodo. Aaron y Byron solo se dedicaban a observar a su amigo, estaban felices de verlo de nuevo y sobre todo que estuviera con vida, la preocupación de no volverlo a ver había desaparecido. La chica comenzó abrir los ojos con lentitud y se incorporó sentándose sobre sus piernas y mirando a todos con calma. Makoto no se acercó a ella puesto que no estaba herida, solo había estado dormida y quien necesitaba ser atendido era Lázaro.

 

—¡Hey! —Grito Aaron rompiendo todo el ambiente de calma que se había creado—. ¿Quién se la queda? —Pregunto mirando a la chica con sus ojos brillosos y maravillados.




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