—¡Qué bonito, —Aaron miro con enorme sonrisa y brillo en su mirada a Makoto— estas colorado! Te gusto la chica. —Declaro muy alegremente sin siquiera pensarlo un poco.
Tanto Lázaro como Makoto miraron con genuina incredulidad a Aaron. Makoto solo pudo reafirmar que Aaron era realmente idiota, tan idiota que no valía la pena recalcárselo, Makoto se limitó a palmearse la cara con ambas manos y así dejar oculto su rostro mientras Lázaro rompía en risas; se burlaba de la pobre Makoto y del imbécil de su amigo. Menos mil puntos para Aaron.
—¿Cuál es tu nombre? —Pregunto Lázaro a Makoto cuando la risa le había cesado.
—Makoto. —Respondió a secas.
—Yo soy Lázaro, aunque supongo que ya lo sabes. —Se encogió de hombros pues sabía que tenía razón—. ¿Cuál es tu edad?
—Diecisiete. —Respondió dubitativa pues nadie más que él le había preguntado su edad y no creía que su edad fuera importante.
—¿Qué? —Pregunto Byron al escucharla—. ¿Por qué nunca nos habías dicho tu edad? —Sacudió la cabeza un poco en muestra de estar confundido—. Creímos que eras más pequeño... Que tenías 15 como mucho.
—Nunca me habían preguntado. —Respondió conflictuada pues no sabía si debía sentirse ofendida o alagada al decir que parecía más joven.
—Bueno, eso no importa, es lo de menos. —Aaron se acercó a Lázaro—. Lo importante es que hemos encontrado a Lázaro. —Le dio un apretón de manos y luego lo abrazo.
Makoto se sintió ofendida, no creía que fuera un dato importante su edad, pero la persona que le gustaba le había restado total importancia, eso definitivamente no le gusto y entendía perfectamente que la prioridad era el haber encontrado a su amigo, si ella estaba feliz pues entonces Byron y Aaron debían estar llenos de júbilo, pero igual no pudo evitar ese pinchazo en el corazón y en su momento de impulsividad le propino a mano abierta un fuerte golpe en la cabeza a Aaron.
Aaron iba a respingar pues el golpe le había dolido demasiado, ni siquiera sabía porque había sido, le estaba zumbando la cabeza, ya estaba a punto de quejarse al respecto, pero gracias a que Byron hablo solo pudo regalarle una mirada llena de antipatía a Makoto donde ella se sintió aún más lastimada.
—¿Cómo te llamas? —Pregunto a la pelirroja que solo se dedicaba a observar.
—Yo... Yo... —Comenzó a mover y apretar los dedos de su mano—.
Todos voltearon a verla incluyendo a Lázaro quien ya sabía la respuesta, aquella chica recorrió a todos con la mirada, se apeno y bajo la mirada, suspiro y más calmada miro a Byron, el dueño de la pregunta.
—Nerys es mi nombre.
—Yo soy Byron —le sonrió— y ellos —recorrió a todos con la mirada— son Makoto, Aaron y el menso de Lázaro a quien ya conoces. —Señalo a todos y cada uno conforme los iba nombrando.
Lázaro rodo los ojos cuando le llamaron menso, pero los dejo continuar, era como si ya estuviera acostumbrado a ser llamado así.