No es tiempo de Marte.

¿Ruda o rudo?

—¡Ay..! ¡Ya! —Grito Byron—. ¡Makoto! ¡Ay... Espera! —Se quejo con una gran mueca de dolor—. ¿Qué haces? —Pregunto con pequeñas lagrimas que querían salir de sus obscuros ojos azules pero que él con todas sus ganas las estaba reteniendo.

 

Makoto sin querer había comenzado a deshacerse de lo que sentía desquitándose con las heridas de Byron; las había estado tallando fuertemente con la gasa llena de desinfectante y ahora de sangre pues en lugar de ayudar a limpiar lo había lastimado. Todos, absolutamente todos había depositado la mirada en ella, la miraban con cara de sorpresa y genuino dolor ajeno.

 

—¡Que salvaje! —Dijo asustada la chica castaña mientras enarcaba una ceja.

—¡Byron! —Makoto ignoro a la chica—. ¿Qué te pasa? —Lo regaño—. Te estaba haciendo daño —observo la rodilla y la gasa— ¿por qué no me dijiste? —Alejo sus manos de las heridas de Byron.

—Te lo dije —se molestó un poco— y no me hiciste caso —levanto la voz— e incluso estaba gritando —respiro profundamente para calmarse— pero tú estabas absorta en otra dimensión. —Le golpeo la frente con la palma de la mano sin afán de lastimarlo.

—Perdón... —Se sentía muy mal por haberlo lastimado.

—¿Estas bien? —Pregunto Nerys con una voz temblorosa quien se había acercado preocupada mientras Makoto se hacía a un lado.

—¿Te curo? —Makoto soltó un suspiro mientras le preguntaba a Lázaro.

—No, —se apresuró a decir— gracias, pero puedo hacerlo yo. —Ahora temía que Makoto lo lastimara. —No te preocupes. —Le sonrió.

—Que ruda. —Una versión un poco más joven de Nerys pero de ojos obscuros se acercó mientras soltaba una risita— Mi hermana dijo que gracias a ti es que podemos estar juntas de nuevo. —Le sonrió—. Muchísimas gracias.

—Es rudo, —se metió Aaron en la conversación para corregir a Bonnie— es un chico.

—¿En serio? —Bonnie enarco una ceja y luego miro a Lázaro quien se estaba comunicando con Makoto a base de miradas—. Podría jurar que eres una chica —le volvió a sonreír— y una muy linda. —Se encogió de hombros— ¿Quieres que yo te cure? —Le pregunto a Lázaro.

—No, no, no te molestes, —respondió mientras aún miraba a Makoto— no es nada.

—¿Ella te gusta? —Bonnie le pregunto Lázaro mientras señalaba con la mirada a Makoto.

—¿Qué? —Su cara estaba llena de sorpresa; sus ojos estaban muy abiertos, su boca estaba ligeramente abierta mientras comenzaba a sonrojarse.

—¡Vaya! —Exclamo Aaron—. Alguien lo noto, creí que era el único que se daba cuenta de las cosas. —Rodo los ojos—. Así es, Lázaro es gay y le gusta nuestro pequeño Makoto.

—¿Qué? —Volvió a preguntar, pero ahora se veía un poco molesto y fulminaba a Aaron con la mirada. —No soy gay. —Declaro.

—Te gusta Makoto, —Aaron apretó los puños— confiésalo.

—Claro que me gusta, —se sonrojo un poco más mientras Makoto hacia lo mismo— me encanta, pero...

—Ahí está, eres gay —Se cruzo de brazos mientras apretaba cada vez más los puños sin importarle el dolor de sus quemadas manos.

—¡No me gusta de esa forma! —Se había exaltado—. No me lo tomes a mal, —le pidió a Makoto que tenía la cara de un rojo muy encendido— te siento como si fueras alguien de mi familia.

—No, no te preocupes, —le sonrió desde el fondo de su corazón sintiendo un gran alivio— también me gustas de la misma forma, —se mordió suavemente el labio inferior intentando ocultar la enorme sonrisa que se le había dibujado— como un hermano.

—¡Mentirosos! —Aaron apretó los dientes con furia contenida.

—Lázaro se aproximó a Aaron y lo tomo de las solapas de la chaqueta—. ¿Tú qué sabes? —Lo arrincono—. No sabes lo que quieres, no entiendes ni sabes nada.




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