Lázaro le cubrió la boca a Aaron con mucha fuerza en el agarre, si por él fuera en ese mismo instante le hubiese cortado la lengua a su amigo. Makoto no comprendía nada pues al ver a sus amigos podía ver en la cara de Aaron preocupación y angustia, en la cara de Byron y Lázaro no mucho pues intentaban no verla a la cara, Sofía estaba levemente sorprendida y las hermanas confundidas, estaban buscando algo con la mirada. Definitivamente Makoto no comprendía nada y luego recordó lo mojado de su pantalón.
—No se preocupen, solo es... —Se miró el pantalón y sus ojos se agrandaron mientras su cara iba poniéndose del rojo más encendido del mundo.
Makoto comprendió todo en ese momento, las lágrimas a causa de la vergüenza estaban comenzando a empaparle la cara. Ella estaba en su periodo y no lo había notado pues el charco la había empapado, en el piso se miraban algunas gotas y su pantalón al estar mojado había hecho la escena más impresionante y aparatosa de lo que debía ser. Aaron no podía zafarse del agarre de Lázaro y se preguntaba porque nadie hacia nada para ir a ayudarlo, Makoto estaba desangrándose.
—¡Tarados! —Gimoteo avergonzada y molesta— ¿Qué querían? ¿Qué pensaban? —Se tallo la cara con el puño derecho—. Tú eres el más tarado, —miro a Aaron— el más idiota, —seguía tallándose los ojos como si eso fuera a detener las lágrimas— un verdadero imbécil. —Se quito la gorra y se la aventó en la cara a Aaron dejando que su cabello cayera como cascada sobre sus hombros.
Aaron la observo, su cara era un poema por lo que comprendió Lázaro que era momento de soltarlo ya que a causa de la impresión él no podría soltar palabra alguna y así lo hizo, pero Aaron no solo no dijo nada sino que tampoco se movió ni un centímetro, se limitó a agachar la mirada y ver solo la gorra que yacía sobre sus pies mientras escuchaba atentamente los sollozos de Makoto, lo estaban partiendo de adentro hacia afuera y ahora comprendía todo.
—Ven. —Nerys tomo de la muñeca con ambas manos a Makoto.
—Busquemos ropa. —Le dijo Bonnie quien con los dedos pulgares le limpio las lágrimas mientras le regalaba una sonrisa comprensiva para después entrelazar su brazo con el de ella.
Todos estaban en total y completo silencio mientras veían como se iban alejando las tres; Byron soltó un suspiro mientras cerraba los ojos, la situación había sido demasiado tensa y Aaron estaba pasmado sin poder hacer nada.
—Ahora lo entiendo todo. —Dijo Sofía con los brazos cruzados y una ceja enarcada.
—Yo siempre lo supe, pero... —Lázaro miro a Byron y Aaron—. En serio son lerdos, era muy evidente. —Los regaño.
—Yo lo imaginaba; hablamos mucho y muchas veces era extraño, no, extraña —se corrigió— sobre todo ayer... —Miro a Aaron y luego a Lázaro—. Pero nunca quise decir nada porque ¿y si lastimaba su orgullo? No podía preguntarle directamente si era una chica porque si resultaba que...
—Soy un gran idiota. —Hablo suavemente Aaron interrumpiendo a su hermano y ambos chicos asintieron ante tal afirmación—. Yo quería proteger a todas y tratarlas como princesas y a él... —Se golpeó la frente con la palma de la mano haciendo que tanto la frente como su mano quemada le ardiera—. A ella siempre la trate como un chico; le hable mal, le dije cosas crueles, la empuje y la hice llorar. —Se mordió tan fuerte el labio que lo hizo sangrar, se sentía horriblemente mal.
—Tranquilo, —se acercó Sofía a Aaron— no es tú culpa, es culpa de ella —se encogió de hombros— si era una chica debía comportarse y vestirse como una. —Lo abrazo suavemente y comenzó a sobarle la cabeza como si de una mujer consolando a un niño pequeño se tratara.