No es tiempo de Marte.

Confesiones.

—Yo quiero confesar... —Nerys comenzó a sonrojarse mientras se miraba las manos—. Quiero confesar algo. —Apretó los puños nerviosa esperando a que Makoto y Bonnie depositaran su mirada en ella para seguir hablando—. A mí... A mí... Me gusta Byron. —Confeso lo último casi en un susurro mientras el color de su cabello se unía con el de su cara.

—Bonnie soltó una carcajada—. No me digas, nadie sabía. —Se la regreso a su hermana.

—¿Se me nota mucho? —Pregunto sonrojándose aún más.

—No, para nada. —Se rio Makoto y luego le sonrió—. Si, mucho.

—Nerys hundió la cara entre sus manos pues estaba muriendo de vergüenza mientras su hermana y Makoto reían—. Makoto, a ti ¿te gusta Aaron? —Pregunto porque era sobre ese tema del que estaban hablando y ahora era el turno de Makoto.

—Nunca me ha gustado nadie y nunca he experimentado sentimientos románticos hacia otra persona, pero —le estaba dando vueltas al asunto porque no sabía si ser sincera— yo sé y estoy segura de que Aaron me gusta. —Admitió apenada y con rubor en las mejillas—. Pero no importa si Aaron me gusta o no porque eso no cambiaría el hecho de que a él le gusta Sofía. —Les sonrió a sus amigas con melancolía, por Sofía es que no quería admitir sus sentimientos.

 

En ese momento Nerys se arrepintió de haber preguntado, sintió que había arruinado el ambiente con esa pregunta pues ya no sabía que decir e incluso su hermana quien era parlanchina de naturaleza se había quedado callada, dadas las acciones de Aaron también creían que a él le gustaba Sofía, aunque solo tenían dos días de conocerse, ¿cómo serian los siguientes?

 

Comenzaron a buscar toallas sanitarias, esperaban que alguno de los exempleados o exdueños de aquella tienda fuera alguien mujer, voltearon casi de cabeza aquella tienda hasta que dieron con un paquete que le pasaron a Makoto antes de aseaserse en el baño de empleados (el cual contaba afortunadamente con una regadera) y cambiarse. Las tres decidieron no llevarse la ropa que les había gustado pues sería mucho bulto y en esos momentos la ropa no era una prioridad, simplemente habían tomado algún cambio de ropa para ponerse en ese momento, tal vez, en un futuro podrían regresar por la ropa que les había gustado, aunque Makoto guardo en su mochila el vestido que Bonnie le había dado.

 

—Makoto le entrego unas tijeras a Nerys. —Por favor.

—No, no quiero, yo no sé cortar el cabello, —le regreso las tijeras— además sería un desperdicio cortar tu largo y bonito cabello.

—Pero lo estuve pensando y quiero cortarlo, es estorboso. —Se tomó un mechón y lo recorrió hasta las puntas con sus dedos. —No quiero cortarlo todo, tal vez a la altura de los hombros.

—¿Estas segura? —Pregunto mientras ladeaba la boca.

—Sí. —Afirmo sin duda alguna en su voz.

—Igual no quiero hacerlo.

—Yo lo hago, —dijo Bonnie mientras tomaba las tijeras de la mano de Makoto— será interesante, además no debe ser tan difícil cortar el cabello.

 

Bonnie muy confiada en lo que iba hacer comenzó a cortar el cabello desde la altura del hombro derecho de Makoto y sin darse cuenta comenzó a subir poco a poco hasta llegar a la altura del lóbulo del oído izquierdo, le había dejado un corte en diagonal muy disparejo el cual al ver la cara de horror de su hermana intento arreglarlo dejándolo aún peor pero no se daba por vencida e iba a según ella emparejárselo.




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