—Por debajo —sonrió Makoto—, entramos por una coladera y buscamos alguna salida para luego tomarlo desprevenido.
—Este sitio no tiene co-la-de-ras —rodo los ojos mientras separa por silabas la última palabra.
—Makoto señalo detrás de Sofía con aire triunfante—. ¿Y esa? —se cruzó de brazos mientras sonreía.
—¿Eso estaba ahí? —pregunto extrañado Aaron.
Makoto se apresuró, tomo la rejilla de la coladera y la jalo con fuerza para quitarla, ahora podían tener completo acceso a ella.
—Ustedes van y yo los espero —Sofía puso su típica cara de asco.
Makoto y Aaron no iban a intentar convencerla, ya sabían que no iban a conseguir que ella cambiara de opinión por lo que se limitaron a decir nada, tomaron una gran bocanada de aire para calmar sus nervios y sus corazones acelerados, contuvieron el aliento algunos segundos, Aaron salto primero hacia adentro de la coladera mientras soltaba el aire de sus pulmones, enseguida salto Makoto haciendo lo mismo.
—¿Todo bien? —pregunto Sofía preocupada al notar que no los escuchaba.
Al no obtener respuesta se preocupó por ellos, tanta era su preocupación que olvido el asco que le daban las coladeras; se puso de rodillas a lado de la coladera, tomo el borde de esta con sus manos, se aseguró de estar bien agarrada y se asomó percatándose de que era demasiada profunda, tan profunda que no podía ver el final.
~*****~
—Ni se les ocurra entrar directamente por la puerta.
—No somos tan estúpidos —dijo Makoto—, entremos por alguna coladera.
—No hay coladeras aquí y de haberlas saben que yo no entraría.
—Es verdad, no hay coladeras aquí —agrego Aaron mientras miraba minuciosamente todo el lugar.
El trío comenzó a observar el sitio con cuidado, cada milímetro era observado por ellos mientras pensaban en algo.
—Lo tengo —Makoto sonrió mientras señalaba los conductos de ventilación—, entremos por ahí, vamos con mucho cuidado y le disparamos antes de que él nos vea.
—A tu plan le falta —sonrió de medio lado Sofía—, pero ya estas poniendo a trabajar más tu cerebro así que está bien.
Los tres se pusieron por debajo de la rejilla que daba a los ductos de ventilación, no se veían tan estrechos, pero por si solos no podían alcanzar la rejilla, Aaron se había enfurecido consigo mismo por su baja estatura, Sofía lo noto y por lo bajo le dedico una sonrisa burlona.
—Vas —le dijo Sofía a Aaron mientras señalaba con la cabeza a Makoto.
—¿Qué? —pregunto Makoto pues no sabía que planeaban.
—Abre las piernas —ordeno Sofía.
—¿Qué? —la miro desconcertada—. No, ¿para qué?
—Solo ábrelas un poco.
Makoto hizo caso, aunque no entendía nada, Sofía se veía muy confiada así que tenía un buen plan o idea. Antes de que Makoto pudiese preguntar si en esa posición estaba bien sintió como una cabeza se deslizaba por sus piernas, estaba por juntarlas y soltar un grito gracias a la impresión, pero antes de hacerlo ya la habían tomado por las piernas y elevado.
—¡Estúpido! Debieron avisarme —dijo sobre los hombros de Aaron mientras se sostenía de la cabeza de este.
—Solo me hablas para insultarme, pero está bien, lo prefiero a que no me hables por completo —levanto la mirada y conecto con la de Makoto.