No es tiempo de Marte.

¡Auxilio!

—No, ustedes son buenos sujetos de pruebas —le contesto el alíen sin expresión alguna en el rostro—. Si te mueves bruscamente les disparo, aunque yo también muera. Si bajas eso —señalo la pistola de Makoto—, ustedes seguirán con vida y yo también.

 

Entre sollozos Makoto bajo lentamente el arma, se sentía inmensamente culpable, no debió ir a luchar ni involucrar a sus amigos, tal vez si se hubiese quedado quieta aquellos seres se habrían ido en algún momento, así hubiesen evitado la situación en la que ahora se encontraban, se estaba atormentando con mil y un pensamientos, seguramente su padre hubiese preferido que ella viviera tranquilamente, sin peligros y no ir a lanzarse a una lucha estúpida.

 

Una vez que el arma quedo en el suelo se levantó con las manos arriba para dejar en claro que no tenía ningún as bajo la manga, temblaba aún más de lo que ya hacía minutos atrás y con su vibrante pierna derecha pateo el arma para asegurarle al alíen que iba acatar lo que este le pidiera. El arma quedo bajo lo que parecía ser una computadora gigante.

 

Sofía miraba todo desde la rejilla ¿qué más podía hacer? Ni siquiera el miedo le permitía llorar, estaba intentando concentrarse para planear algo, pero nada le llegaba a su cabeza, su corazón latía como nunca antes lo había hecho de forma arrítmica, sentía que en cualquier segundo iba a perder la conciencia, el oxígeno comenzaba a faltarle ¿por qué estaba en esa situación con ellos? Ella nunca quiso pelear ni verse involucrada en esas cosas, debió apartarse de ellos, seguir su propio camino, debió seguirse engañando de que no quería a ese grupo a su lado como en un principio. Se dio cuenta que exactamente debajo de la rejilla por la que ella miraba estaba el arma que se le había caído a Aaron, en ese momento aspiro melancólicamente el aire y lo retuvo, rezándole mentalmente a todos los dioses que no fuera un error aquello que iba hacer. Con sumo cuidado, de forma lenta para no hacer ruido introdujo sus delgados dedos en la rejilla, la quito aprovechando que el grisáceo ser estaba distraído, con su nula agilidad se sostuvo con todas sus fuerzas de la orilla del ducto, colgando poco a poco para estar lo más cerca posible del suelo, cuando su cuerpo estuvo total y completamente estirado volvió a aspirar ese aire que tanto le dolía y quemaba los pulmones, se soltó sin pensarlo más causando ruido en su caer, pero ella fue rápida y tomo el arma de Aaron apuntando y disparando al instante al alíen antes de que este siquiera volteara para ver qué era lo que había causado el ruido.

 

Sofía sonrió desde el fondo de su corazón, sus amigos estaban vivos y el alíen ahora solo era una montaña de cenizas, se miró las manos sorprendida de no tenerlas quemadas, suspiro aliviada mostrándoles una gran sonrisa a Makoto y Aaron quienes solo la miraban totalmente sorprendidos, no se creían que Sofía los había salvado, Aaron ya ni siquiera recordaba que tenía una pierna rota y los brazos con cortes, ante la emoción e impresión que tenía solo quería ir abrazar a Sofía, estaba eufórico pero cuando intento levantarse se dio cuenta de que no podría sin ayuda recordando el mal estado en el que se encontraba, cuando le iba a pedir ayuda a Makoto vio como esta se abalanzaba sobre Sofía para darle un enorme y apretado abrazo.




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