—¡Es mi culpa! —grito Makoto de forma desgarradora explotando en un llanto aún más fuerte al no soportar el abrumante dolor que tenía en el pecho.
—No lo es —dijo Aaron entre sollozos—, no es culpa de nadie.
—¡Mientes! —volvió a gritar.
—No lo hago —la miro con severidad—. Tenía cáncer de pulmón —soltó en un hilo de voz.
Makoto imagino que lo que Aaron le decía era mentira para que dejara de sentir culpa, pero, aunque estuviese diciendo la verdad ella seguiría sintiéndose culpable, termino arrastrando a sus amigos a una pelea. Sofía quien se supone no quería pelear al final termino muerta por seguirla ¿y si era cierto qué tenía cáncer? Si era cierto también se culpaba Makoto pues tal vez de no haberse conocido, Sofía hubiese podido vivir más, de forma tranquila y sin preocupaciones.
—Definitivamente —sollozo y se limpió los fluidos que tenía en la cara con el dorso de la mano— es mi culpa —cerro los ojos con un último sollozo antes de volver a romper en llanto.
—¡Maldición! —grito molesto—. Ya te he dicho que no es así, le pedí que les dijera a todos —apretó los dientes, su respiración era agitada, intentaba dejar de llorar, pero no podía.
Ambos lloraban, la diferencia entre ellos era que Aaron solo gimoteaba a veces y Makoto ya había invadido aquel sitio con su llanto escandaloso, era un llanto lleno de sentimientos, un llanto que desgarraría a todo aquel que la escuchara. Ya no solo se lamentaba por la muerte de su amiga, se lamentaba por todo y por cosas que definitivamente no eran su culpa, se echaba la culpa incluso de que el mundo estuviera en aquel estado.
—¡Carajo, Makoto! —se quejó. Sin espera a una respuesta o siquiera una mirada la jalo del brazo para acercarla y abrazarla con todas sus fuerzas—. Si sigues llorando de esa forma vas hacer que muera —se mordió el labio inferior con fuerza y recargo su cabeza en el hombro de esta—. Por favor, no llores más.
Makoto no entendió aquellas palabras, no comprendía, ¿cómo es que si ella seguía llorando él moriría? Pero sentía un pequeño alivio al estar en sus brazos por lo que se calmó un poco mientras recargaba su cabeza en el hombro de Aaron, de la misma forma que el hacía, se esforzaba en no llorar porque él se lo estaba pidiendo. Ambos sentían el palpitar de sus adoloridos corazones y la humedad causada por las lágrimas en sus hombros. Aaron agradecía internamente que Makoto hubiese dejado de gritar y llorar de aquella forma horrible, su alma así como su ser ya estaban demasiado rotos y dañados, si Makoto seguía así sentía que se derrumbaría en billones de diminutos fragmentos.
Aaron suspiro, movió uno de sus brazos que se apoyaban en los hombros de Makoto para acariciarle la cabeza, con gran ternura deslizo lentamente esa misma mano sobre su mejilla hasta llegar al mentón congelando con su tacto a Makoto, se congelo pues no se permitió emocionarse, Aaron tampoco lo hacía, solamente quería asegurarse de que Makoto era real y seguía ahí.