—Ella… —Byron se rasco la nuca nervioso y sonrojado—. Ella me lo pidió —soltó y se encogió de hombros.
Nerys se cubrió su sonrojada cara con ambos manos, no quería que nadie la viera ni tampoco quería ver a nadie, estaba demasiado avergonzada y esperaba que no les preguntaran más o que Byron lo soltara todo, le sorprendía como su hermana y Lázaro habían contado sin dudar ante todos sobre ellos.
—Y… —parpadeo repetidas veces—. Hermano —enarco una ceja—, ¿ya es todo?
—Si —admitió ladeando la boca con el ceño fruncido—.
—Que aburrido —se encogió de hombros y volvió a beber, pero de una nueva lata de cerveza—.
—Al menos yo —recorrió con la mirada a sus amigos—, nosotros —rectifico— sabemos cuándo es el momento de aceptar y decir lo que sentimos —sonrió triunfante.
—¡Uuuh! ¡Boom! —Bonnie fingió dispararle a Aaron con sus dedos.
Lázaro le pego suavemente con la rodilla a Bonnie para pedirle que no se burlara, pero la verdad es que él era quien más quería burlarse por lo que estaba suprimiendo una gran sonrisa, eso hizo reír a Bonnie, la cara de Lázaro era graciosa. Byron y Nerys reían por lo bajo, Makoto creyó que hablaban de Sofía por lo que no se atrevió a burlarse o decir nada, sentía que no había comprendido el chiste, Aaron claramente se había molestado, pero solo chasqueo la lengua y cerró los ojos mientras bufaba.
~OoOoOoO~
La verdad era que la relación de Byron y Nerys era más reciente que la de Bonnie y Lázaro. Fue de pronto sin que ninguno de los dos se lo esperara, en esa misma plaza comercial, fue poco después de haber llegado a esta, ambos se encontraban sentados en una fuente apagada pero que aún contenía agua, estaba limpia, aunque tenía algunas ramas y hojas que habían llegado ahí gracias al hueco que se encontraba en el techo. Estaban sentados en la orilla de la fuente, platicando de todo y nada como normalmente solían hacerlo, ocasionalmente soltaban risas que resonaban por todo el lugar. La conversación y risas cesaron para dejar un gran silencio que los puso nerviosos y ansiosos, ambos querían y tenían algo que decir, pero no sabían cómo, podían escuchar sus propios corazones latir fuerte, tenían que limpiarse de vez en cuando, en los costados de su ropa las manos pues las traían sudorosas. Nerys soltó un suspiro cansado que despertó a Byron, quería ser claro y decirle lo que sentía a Nerys, quería pedirle que fuera su novia, pero las palabras nunca le salían y ese suspiro lo acobardo aún más.
—Byron suspiro pesadamente—. Vamos —pensó y se puso de pie—, vamos por Makoto —no estaba seguro de lo que decía por lo que se sobo nervioso la nuca—, vamos a ver qué hace —dio unos cuantos pasos.
—Espera —soltó Nerys—, me gustas —lo detuvo tomando delicadamente la parte baja de la sudadera—. ¡Me gustas! —cerró los ojos y lo grito mientras su cara se tornaba completamente roja.
Una extraña sensación totalmente agradable recorrió el cuerpo de Byron, una enorme sonrisa plena de felicidad se le dibujo en el rostro, sentía su cuerpo temblar de la emoción, Nerys había juntado todo su valor para decirle aquello, aquello que él no soltó.