No es tiempo de Marte.

Hablemos.

Aaron bebió la cerveza de dos latas más de forma rápida, se daba cuenta que Byron y Nerys ya se habían ido a su propio mundo donde no existía nadie más, Makoto se dedicaba a verlos mientras sonreía.

 

—Oye… —dijo suavemente mientras apoyaba su mano en la rodilla de Makoto.

—¿Qué? —pregunto y le miro la mano con recelo.

—Apenado quito rápidamente la mano—. Necesito decirte algo —le sonrió— y —pauso un largo momento antes de suspirar— entregarte una cosa.

 

Makoto no supo por qué, pero al escuchar aquellas palabras se sintió nerviosa, ansiosa, feliz y también angustiada, tenía un buen presentimiento, pero al mismo tiempo uno malo. Asintió con la cabeza, aceptando que hablaran, Aaron se levantó y la observo esperando a que ella hiciera lo mismo para alejarse un poco de ahí, era algo privado, al ver que Makoto no se levantaba señalo con la cabeza incitándola a que se levantara y lo siguiera, Makoto supo desde un principio que era algo privado pero por alguna razón sus piernas no le respondieron, cerro los ojos y le pidió a su corazón que dejara de latir tan rápido pues por estar pendiente de los latidos no podía concentrarse en sus piernas para levantarse, ella ya no sabía si todo eso que sentía era emoción o miedo. En cuanto pudo se puso de pie, suspiro agradeciéndole a sus piernas y siguió en silencio a Aaron, observando su espalda y su lacio cabello negro, lo hizo hasta que estuvieron lo suficientemente alejados.

 

—No sé cómo comenzar —dijo sin poder atreverse a mirar a Makoto. Suspiro al no tener respuesta y volteo para quedar cara a cara—. Comenzare por esto —saco la carta que guardaba en su bolsillo trasero y se la mostró.

—¿Qué es eso? —pregunto nerviosa y reprimiendo una sonrisa.

—Una carta —bajo la mirada. Makoto sintió un brinquito en su corazón—. Es de Sofía.

—Ah… —soltó Makoto decepcionada al igual que su corazón.

—Fue escrita para mí —sonrió con melancolía ante el recuerdo de Sofía—, pero también para ti.

—¿Para mí? —pregunto desconcertada pues no podía ser una carta de amor como había creído en un principio.

—Si… —se propuso entregársela, pero cuando Makoto iba a tomarla se la quito.

—¿No me la ibas a dar? —frunció la nariz junto con el ceño.

—Si —hizo una pausa y luego se golpeó la cara con la carta dejando confundida a Makoto—, pero aquí hay cosas sobre unas teorías que sinceramente no me importan si me permiten estar contigo —se arrepintió de lo dicho, sus mejillas tomaron un suave color—, con ustedes y también —soltó una mezcla entre suspiro y bufido— habla sobre algo que yo tengo que decirte personalmente, antes de que te enteres por una carta.

—¿Qué? —Makoto ladeo la cabeza—. Cada vez me pierdo más, no entiendo nada.

—Perdóname por ser un cobarde —la tomo de las manos, esta acción puso nerviosa a Makoto, despertó emoción en ella—, necesite tomar para atreverme, para darme valor y aun así tengo miedo, tengo miedo de ser rechazado.

—¿Rechazado? —sintió que las manos le sudaban.

—Si, por ti, porque fui horrible contigo, lo fui porque soy un cobarde —la miro a los ojos mientras apretaba los labios, realmente se le veía asustado—, perdóname —pidió de corazón.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.