No es tiempo de Marte.

¿Fin?

La figura larguirucha, de enormes ojos negros, vestido con un traje blanco, presumiendo varias medallas prendadas en su pecho estaba observando a siete terrícolas a través de un cristal sin prestarles realmente atención, estos estaban acostados y tenían los ojos cerrados, se movían con brusquedad en algunos momentos, estaban vestidos tan solo con una delgada bata blanca rodeados de acolchadas paredes también blancas. Todos traían intravenosas y se podía ver que de bajo de cada uno de ellos tenían una cavidad en la que sus traseros estaban acomodados.

 

—Si, comandante, todos presenta alucinaciones. Creo son causa...

—No están alucinando —lo miro severamente con la negrura penetrante de sus ojos—, están soñando, sus sueños se han sincronizado. ¿Quién lo inicio y desenvolvió?

 

Un grupo de seres diversos y extraños vestidos como médicos comenzaron a hojear sus papeletas en busca del nombre, pero no podían encontrarlo pues el comandante con su severa mirada los había puesto nerviosos, a uno se le cayó la tabla esparciendo todos sus papeles en el blanco suelo brillante, el comandante cerro los ojos en muestra de exasperación mientras el otro levantaba torpemente sus papeles con sus cuatro brazos que eran azulados tentáculos.

 

—El anunciante se cubrió la cara con una mano ante la patética escena que estaba presenciando—. Su nombre es Makoto Suzuki.

—¿Qué? —Pregunto soltando un gruñido mientras le arrebataba la papeleta al asistente más cercano a él—. Más les vale que no sea quien creo que es —comenzó a hojear papel tras papel en busca de la información que necesitaba.

 

Una pequeña asistente con rasgos terrestres, pero con antenas que salían de su frente saco un pequeño rectángulo con el que apunto al aire para desplegar una enorme pantalla transparente e intangible que mostraba un teclado, era más como una imagen proyectada. La pequeña asistente tecleo el nombre "Makoto Suzuki" haciendo que frente a ella se mostrara toda la información concerniente a esta como su nacimiento, familia, peso, estatura, tipo de sangre e incluso sus gustos y disgustos.

 

—Aquí está la información —le anunció al comandante quien aún buscaba entre papeles.

—Su cara gris comenzó a enrojecer del coraje—. ¿Qué hace ella aquí? —grito molesto haciendo que todos los presentes se estremecieran y brincaran sobre sus sitios—. Sáquenlos inmediatamente y hagan algo con ella —señalo a Sofía.

 

Todos se miraron entre si llenos de confusión, pero reaccionaron gracias a la papeleta que tiro el comandante con frustración junto a los pies peludos de otro asistente quien brinco acto reflejo, gracias a esto todos los de ahí comenzaron a moverse rápidamente de un lado a otro para acatar las órdenes que les habían dado.




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