No es tiempo de Marte.

Adiós Toshio.

Makoto no le creyó nada, nunca lo había visto llorar, sabía que algo andaba mal pero confiaba en su padre así que lo más rápido que pudo se cambió de ropa, exactamente como su papá le había pedido y regreso con él esperando que le explicara todo pero lo único que hizo su padre fue mirarla repetidas veces de pies a cabeza y sonreír como si Makoto fuera una maravilla, como si fuera lo más hermoso y preciado de cualquier galaxia.

 

—Mi pequeña —sonrió acercándose lentamente a ella hasta tomarla por los hombros—, constantemente ten presente que te amo y te amare por siempre sin importar el lugar en el que este —se quitó su roja gorra y la coloco en la cabeza de Makoto.

—Papá…

—Discúlpame Makoto —no pudo reprimir su llanto—, no puedo protegerte más —la abrazo como si fuera el último abrazo de su vida—. Confía en Esd.

 

Toshio dejo de abrazarla solo para presionarle el dorso de la nariz obligándola a que abriera la boca en la que le deposito un polvillo verde, sostuvo a su hija quien se iba desvaneciendo lentamente y cuando se aseguró de que sus signos vitales se habían ido sonrió, la había inducido a una catalepsia. Al poco tiempo irrumpieron un grupo de personas a las que no se les podía definir bien sus gestos, estaban completamente vestidos de negro, aquellos hombres observaron el cuerpo de Makoto, uno de ellos se acercó a Makoto para comprobarle los signos vitales.

 

—Está muerta —le aseguro a los demás.

—¿Mataste a tu propia hija? —pregunto uno aunque ya sabía la respuesta.

—Toshio sonrió como si estuviese complacido por aquella pregunta—. No iba a dejar que ustedes lo hicieran.

—Tienes razón, hiciste bien —declaro y le disparo directamente en la cabeza.

 

Toshio murió instantáneamente, cayó al piso dejando un charco de sangre, el hombre que lo había matado comenzó a dispararle varias veces por todo el cuerpo, era para asegurar completamente su muerte y sin más se marcharon de ahí dejando un escena muy aparatosa en aquel hogar.

 

Sdtrowneb llego pocos minutos después con cinco compañeros extraterrestres al hogar de su amigo, no necesito llamarlo, ni abrir la puerta para encontrarlo porque Toshio yacía bañado de sangre y lleno de agujeros en los fríos azulejos del piso. Strowneb sintió un enorme nudo en la garganta y percibió como si algo invisible quisiera aplastarlo, quería salir corriendo de esa casa, gritar y desintegrar por completo a los humanos. Estaba cegado por la furia, se acercó al cuerpo de Makoto que descansaba tan solo a unos metros del cuerpo de su padre, la cargo sin atreverse a mirarla pues sentía que le había fallado a su amigo, tal vez después tendría tiempo de conversar con ella.

 

—Comandante… —hablo un ser de pelo verde muy parecido a un terrícola carente de cejas sin atreverse a decir lo que quería.

—¿Qué? —pregunto con furia que no era dirigida a su compañero.

—Creo... —titubeo—. Creo, que está muerta.

—Su padre no lo permitiría —le paso a Makoto con brusquedad—. Regresa a tu nave, realízale una electroencefalografía para que verifiques que está viva, espera a que despierte y reaccione.




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