—Retirada Nagol —hablo Sdtrowneb— hazlo lo más pronto posible. Yo ya voy a mi nave, nos quedaremos en la exosfera.
Nagol no pudo decir o preguntar nada, Sdtrowneb no le había dado tiempo pero sabía que debía darse prisa, conocía a Sdtrowneb desde hace mucho como para notar que estaba preocupado aunque intentara poner su gesto más serio y severo posible. Nagol volvió a usar su forma animal y comenzó a correr hasta salir de la nave, quería seguir corriendo pero la vista que se plantaba frente a él lo detuvo pues gritos, explosiones y llantos ahogaban el lugar y posiblemente el mundo, un humo rodeaba todo el lugar, le picaba y veía como se iban levantando al cielo cuerpos ovalados y redondos, eran naves de la comunidad galáctica despegando. Definitivamente todo estaba turbio y extremadamente mal, no podía permitirse seguir mirando pues se estaba poniendo en peligro, de nuevo comenzó a correr y siguió así hasta conseguir por fin llegar a su nave donde estaban desplegadas varias pantallas con la cara de su madre empapada en lágrimas.
—¡Idiota! —grito la madre al verlo—. Tenía miedo de que ya estuvieses muerto, te estuve llamando desde que la noticia se esparció…
—Lo siento madre, no tengo tiempo —dijo haciendo desaparecer todas las pantallas sabiendo que le iría mal cuando viera de nuevo a su madre.
Nagol despego la nave a toda velocidad hasta llegar a la exosfera como Sdtrowneb le había dicho, se quedó ahí junto a miles de naves más esperando instrucciones de Sdtrowneb pues aunque cada nave tenía a su propio comandante, Sdtrowneb era el que lideraba a todos, era el general de división de la asociación.
Las instrucciones no llegaban pero otras pequeñas naves llenas de doctores y enfermeros de diversas razas y géneros comenzaron a abordar todas las naves de la asociación.
Sdtrowneb se encontraba corriendo lo más rápido que podía con un traje que lo rodeaba por completo para no exponerse a la toxicidad de su entorno, su enojo al ver muerto a su amigo lo había llevado a actuar y ordenar impulsivamente, ni siquiera pudo traer a un solo terrestre con él y los egoístas gobernantes de la Tierra habían comenzado a soltar devastadoras armas por todo el planeta valiéndoles matar o hacer daño a los de su propia especia, incluso algunas zonas se había vuelto un foco de radiactividad. Sintiéndose terriblemente culpable abordo su nave y salió de inmediato a la exosfera.
—Reporte —exigió Sdtrowneb con miles de caras diferentes en las pantallas que lo rodeaban.
—Destrozaron treinta naves —respondió un ser cubierto de largo y sedoso pelo negro con los puños apretados.
—La respuesta le sorprendió y dolió a Sdtrowneb pero debía mantenerse impasible—. ¿Qué más?
—Heridos quince y muertos cinco —hablo enfadada una pequeña chica de piel rosa, finos rasgos y cabello rizado—, los otros diez abandonaron sus naves al percibir el inminente peligro. ¿Qué planeabas? —grito muy fúrica— ¿Querías matarnos a todos? Porque vaya que nos pusiste en peligro a todos —levanto aún más la voz para recalcar— todos y da gracias de que no fueron más muertes o heridos porque las naves llegaron vacía. Aquí en la exosfera comenzaron a abordarnos las unidades médicas.
—No olvides que soy tu superior —corto la llamada con ella fingiendo que no le habían dolido nada las palabras que le dio—. Ahora el informe de heridos y decesos.
—Otad… —hablo un ser corpulento sabiendo que aquel que nombro era un cercano a Sdtrowneb.
—Otad ¿qué? —pregunto con fingida apatía.
—Le arrancaron salvajemente una pierna —Sdtrowneb se helo, ya no quería saber más pero era el general, necesitaba saber todo—, en estos momentos le están recreando una pierna y… Gonok murió.