No es tiempo de Marte.

Sofía tenía razón.

—Ven —dijo Makoto al notarlo dudoso y le hizo un poco más de espacio.

 

Aaron enarco una ceja pues aún no estaba seguro, se preguntaba si no le iba a ser molesto para Makoto estar tan juntos, se encogió de hombros pues si Makoto lo pedía iba aprovechar la oferta, sonrió relajándose y se subió acomodándose a su lado sintiendo que su cuerpo era torpe. Ahora que sabía que Makoto estaba bien y él estaba relajado no pudo evitar mirarla sin disimulo de pies a cabeza, sonrió feliz de verla sin ningún daño, Makoto se sonrojo ante aquella mirada azul, recordó que ambos estaban vestidos con tan solo una bata haciendo que se avergonzara aún más.

 

—Tu cabello es… —dudo—. ¿Mágico? —pregunto sonriendo, sabiendo que era estúpido—. Está muy largo.

—Makoto no pudo evitar reír—. No —dijo entre risas—, es normal, en realidad nunca lo corte —se encogió de hombros.

—No entiendo nada, tampoco sé que está pasando —bostezo cansado.

—Estuvimos soñando —suspiro no muy a gusto con el hecho—, por dos años —lo miro atentamente esperando su reacción—. Tu cabello también esta largo.

—¿De qué hablas? —pregunto con algo de terror en su cara mientras se tocaba el cabello.

—Tú y yo nos conocimos en un sueño, todo lo que vivimos no fue más que eso —ladeo la boca—. Dicen que yo inicie el sueño y… —pensó la palabra—. Los obligue, obligue a los que estaban a mí alrededor a que soñaran conmigo y creáramos algo en conjunto —agacho la mirada—. Aún no se quiénes eran reales y quiénes no.

—Entonces Sofía tenía razón —pensó—. Pero no importa, yo soy real y te puedo asegurar que Byron y Lázaro también —le sonrió y recargo su cabeza con la de ella—. Gracias por incluirme en tu sueño, tuve una grandiosa aventura y me enamore de alguien —agacho la mirada con una sonrisa melancólica pues recordaba haber sido rechazado.

—Sí, Sofía tenía razón pero no sé si Sofía fue real, tal vez yo… —la emoción creció e hizo que cambiara de tema—. ¿Son reales? —sintió un alivio y una gran emoción, deseaba ver a sus amigos. Suspiro y regreso al tema de Sofía—. Probablemente cree esa carta para despertarnos y tal vez yo imagine a Sofía para que te enamo…

—Aaron no creía que la carta fuera invención de Makoto pues no era su forma de expresarse, era la de Sofía—. Ya te había dicho que yo no estaba enamor… —interrumpió a Makoto prediciendo lo que diría pero él también fue interrumpido por ella.

—Tu cabello, lo acomodare —dijo nerviosa— debes estar incómodo.

—En realidad…

 

Makoto no dejo que Aaron hablara, se movió como pudo y con brusquedad le tomo la cabeza obligándolo a que la girara, con sus dedos nerviosos y torpes comenzó a peinarlo hacia atrás, estaba disfrutando de acariciarle el cabello, era la persona que le gustaba y era real, de nuevo quería llorar y eso ya le molestaba, siempre lloraba por todo, estaba comenzando a odiar eso de ella, soltó un sollozo el cual sorprendió a Aaron quien se quiso girar para verla pero Makoto no se lo permitió, le tomo más fuerte del cabello y le dio un tirón para que dejara la cabeza en donde estaba, Aaron cerró los ojos brevemente pues le había dolido. Makoto le formo una coleta y se la amarro tomándole un mechón por abajo y enroscándolo alrededor.




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