No es tiempo de Marte.

Siempre has sido tú.

Makoto se reincorporo nerviosa mirando de reojo a Aaron quien parecía sorprendido y sin idea de lo que Makoto hablaba.

 

—¿No lo recuerdas? —pregunto mirándolo directamente esta vez aunque un poco decepcionada.

 

Aaron parpadeo varias veces enarcando una ceja y haciendo algunas muecas como buscando en su cerebro pero él solamente recordaba cómo había sido rechazado, no recordaba haberla besado antes o después de su confesión además tampoco quería pensar mucho pues al recordarlo le dolía tanto como si lo estuvieran agujerando lentamente por dentro.

 

—Fue cuando estábamos Byron, tú y yo —se asustó temiendo que fuera algo que se inventó ella en el sueño—, aún no conocía ni a Lázaro —se cruzó de brazos pellizcándose discreta y suavemente la piel de estos pues se sentía insegura—. Fue cuando note que era raro que hubiese agua y electricidad.

 

Aaron sonrió poco a poco, al principio solo tenía destellos de la escena pero ahora lo recordaba todo y perfectamente bien, recordó porque lo hizo, los sentimientos que albergaba en ese momento y lo que quería causar.

 

—¿Ves? —la miro directamente a esos ojos avellanados que tanto amaba. Enarco una ceja muy sonriente—. Siempre has sido tú.

 

Makoto sin comprender lo miro sintiéndose un poco intimidada ante esa mirada que parecía buscar dentro de su alma y corazón, se estaba sintiendo descubierta, como si miraran a la perfección en su interior.

 

—Lo recuerdo —declaro—, lo recuerdo bien —la abrazo brevemente emocionado y divertido dejándola aún más desconcertada—. Estaba enojado porque me gustaste desde la primera vez que te vi; intente ser gracioso, agradable y divertido contigo —se rio emocionado como si fuera un niño— porque pensaba que me gustabas como un amigo al que apreciaría mucho —la tomo de los hombros viendo como la dejaba confundida lo cual le parecía gracioso—, pero me enoje al ver tu comportamiento y características, me gustabas más que como un amigo ¿cómo no iba a enojarme? —levanto las manos agitando suavemente la cabeza—. Estaba dudando de mi sexualidad —escuchar eso no le gusto a Makoto, ella no tenía la culpa de que la tomaran por un chico—, quería mantener mi distancia y eso me ponía más irritable y peor aun cuando Byron dijo lo de mi calzado, no quería que me vieras como alguien pequeño, tú sonreías enamorándome aún más; tan tierna, tan linda, tan pequeña…

—Tenemos la misma estatura —se burló a propósito pero sonrojada y cautivada.

 

Makoto tenía sus sentimientos confundidos, por una parte estaba emocionada y feliz y por otra molesta, quería ahorcarlo con algunas cosas que decía aunque por dentro estaba completamente derretida, comprendía ahora realmente que nunca fue un plato de segunda mesa, es solo que Aaron era un imbécil pero era el imbécil que ella amaba, por más que lo negara no podía seguirse mintiendo y menos ante aquellos gestos y palabras que Aaron le regalaba además la busco desesperadamente a ella e intento protegerla en cuanto despertó, no podía seguir dudando de que Aaron la amara.

 

—¡Oh, cállate! —le empujo la cabeza sin afán de lastimarla—. Y yo baboso, creyendo que eras el chico más lindo y femenino del mundo pero molesto… Entonces te espantas, te quedas al borde de la locura haciendo que desee protegerte con todas mis fuerzas, me acerco y me doy cuenta de lo idiota que he sido —se palmeo la frente como si las cosas que decía fueran las más obvias del mundo—, no eras el chico más lindo, eras la chica más linda, pude verte bien, lo hermosa que eras —suspiro—, pero ahora no me parecías femenino, ni femenina —se burló— eres brusca —Makoto lo fulmino con la mirada— y obviamente me enoje más porque estuve dudando de mi sexualidad a lo imbécil pero también estaba el hecho de que quería protegerte y calmarte en ese momento por lo que deje mi enojo de lado y no pude reprimir mis ganas de besarte en ese momento aunque no fuera el indicado, solo quería dejarte bien claro que las cosas estarían bien, me prometí cuidarte y protegerte.

—Entonces me besaste y para protegerme decides ser más subnormal, necio, grosero e insensato —torció Makoto la boca y se cruzó de brazos porque si bien las cosas que Aaron le decía le hacían tener emoción incontrolable al saber que realmente la quería, también estaban los recuerdos y sentimientos que nada falsos fueron en sus sueños.




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