—No coman muy rápido, podría ser malo —les pidió la chica dispuesta a irse.
—¿Podemos ver a nuestros amigos? —pregunto apresurada Makoto antes de que esta se fuera.
—No sé de qué amigos me hablas, lo siento —se disculpó mientras pensaba de quienes podría hablar—. Le diré a Sdtrowneb que quieres hablar con él para que venga en cuanto pueda.
—Gracias —sonrió aliviada Makoto quien en un principio se había preocupado al igual que Aaron cuando la escucharon decir las primeras palabras.
—Antes de que te vayas, ¿cuál es tu nombre? —le pregunto Aaron.
—Bica —respondió con una sonrisa y se fue.
Makoto y Aaron continuaron comiendo hasta dejar limpios los platos, incluso se habían comida aquella fruta extraña que les recordaba al sabor de la fresa y el kiwi, aún tenían hambre pero ya no comida, cuando terminaron de nuevo se sintieron con sueño, habían dormido por dos años, no comprendían porque tenían sueño aún, no querían quedarse dormidos de nuevo pero tampoco sabían que hacer estando solos pues los sentimientos de ambos estaban a flor de piel, anhelaban abrazarse y besarse pero era un pensamiento y sentimiento que no compartían abiertamente por no saber qué tipo de relación tenían. En medio del silencio se reían nerviosos sin saber de qué hablar e intentando mantener una distancia prudente.
—¡Ya! —dijo Makoto desconcertando a Aaron quien la miraba con sorpresa—. No puedo quedarme siempre en cama —se agarró del porta sueros para apoyarse y se levantó de la cama con algo de dificultad.
—¿Qué haces? —pregunto Aaron apoyándose de su propio porta sueros para levantarse y seguirla si tenía que hacerlo.
—Nada, me aburro —respondió como si fuese lo más obvio del mundo.
—Sí, pero —se puso de pie con dificultad— ¿a dónde vas?
—Dices que Byron y Lázaro existen, voy a buscarlos —sonrió.
—Aaron no puedo evitar corresponder aquella sonrisa con una suya—. No creo que debamos, este lugar debe ser enorme pero no importa, igual no me vas hacer caso —se encogió de hombros divertido.
—Entonces ¿qué propones? —pregunto solo por curiosidad pues realmente no se iba a quedar quieta ahí, dijera lo que dijera Aaron.
—Aaron pareció pensarlo, no se esperaba esa pregunta pero una sonrisa pícara y ladeada se le dibujo en el rostro—. Besarte hasta que dejes de estar aburrida.
Makoto se congelo pero no era una congelación normal pues por dentro se sentía quemar, seguramente en su estómago había un bosque el cual estaba siendo incendiado por todo lo que estaba sintiendo en ese momento, incluso se sentía desvanecer por el nerviosismo y la emoción de escuchar aquellas estúpidas palabras, era una propuesta tentadora pero no lo admitiría además primero quería que definieran bien lo que había entre ellos o si es que había algo, ahora comenzaba hacerse otro tipo de preguntas que le atormentaban la cabeza y lo peor es que no era el momento de pensar en eso.
—Estoy muy aburrida, te pasarías más de dos años —dijo para zafarse y comenzó a caminar sonrojada arrepentida de sus palabras, por lo menos quería de nuevo un beso, los labios le cosquilleaban al recordar aquellos labios sobre los de ella.
—No me molestaría —seguía con su sonrisa—, ¿quieres? —pregunto más que dispuesto con la esperanza de que ella aceptara.