No es tu hijo

Capítulo 1: El encuentro

Capítulo 1: El encuentro

Me miro por tercera vez en el espejo. El vestido que llevo es de color verde manzana y comienzo a creer que parezco un árbol de navidad. Estoy en mi sexto mes de embarazo y según mis investigaciones tengo la barriga más grande de lo normal. Sin dejar de lado que me pica y me he notado unas cuantas estrías. Sabía que lo de estar embarazada no era tarea simple, pero todo el proceso ha superado con creces a mi imaginación.

Ahora debo ir a casa de mi hermana puesto que allí nos reuniremos para celebrar la Navidad. Pero lo cierto es que preferiría quedarme en casa comiendo panecillos frente a la TV. Hace frio afuera y la bebé se remueve dentro de mí. Aún no tengo nombre para ella, y todo parece indicar que dejaré la elección a la suerte. Todo el asunto de mi pequeña es… Complicado.

Tomo aire y me encamino hasta el baño para orinar —es mi tercera micción en lo que va de hora—, y me siento con torpeza en el váter. Tomo aire de nuevo.

Tú querías esto Margaret, lo estabas ansiando, así que ahora deja de ser quejica y ve a la bendita cena.

—Lo quería y aún lo quiero —me respondo en mi cabeza —solo que tengo 38 años y ser una embarazada soltera no es cosa simple. ¿Quién me ata los cordones de zapatos?

Tienes unas botas que no llevan cordones.

—Claro, claro… Como es tan fácil ponérselas. Además, no son cómodas. Tendré que ir en deportivos y solo haré el ridículo. Ya lo hago con este artilugio verde.

—El vestido te queda bien —replica mi cabeza —pareces una bonita pera.

—Bonita pera —refunfuño por lo bajo y voy a calzarme mis deportivas. Y sí, hablo conmigo misma, tengo 38 años y estoy embarazada. ¿Cómo sucedió? Eso es algo que contaré, pero quizá lo haga más adelante. Ahora tengo prisa, porque si me sigo demorando me perderé los aperitivos y no puedo perderme el queso. —Todo menos el queso—.

Mi hermana Margot, —sí, mi madre no lo pensó mucho para escogernos nombre—, vive a tan solo una cuadra. Digamos que el vecindario es pequeño y todo está relativamente cerca. Así que me coloco mi chándal y camino hasta el destino. Margot tiene 35 años y se podría decir que a los ojos de la multitud tiene la vida perfecta. Tres hermosos hijos, un esposo gracioso, pero con un toque adorable, una casa con un amplio jardín...

La verdad es que quiero muchísimo a mi hermana y adoro a mis sobrinos. Pero, en mi interior siempre ha existido como cierta rivalidad hacia ella. Quizá por el hecho de que crecimos tan unidas y en el camino nos perdimos. Quizá porque ante mis padres ella era mejor, quizá por ser la menor… No lo sé.

El viento parece susurrar contra mi cara con suavidad y mis ojos lagrimean. Estoy a punto de estornudar, pero me contengo llevándome las manos a la cara. Avanzo tan rápido como puedo tomando como motivación al queso. «Todo sea por el queso», me repito una y otra vez. Una vez que estoy ante el portal de la entrada, lo abro de forma apresurada y entro.

Desde la calle se escucha el barullo de personas. No es que sean demasiados, es que son ruidosos. Los niños juegan en el porche y hay una parrilla a la que están a punto de encender. Ingreso a la vivienda de dos plantas y mi madre se abalanza sobre mí para darme un fuerte abrazo. Cierro los ojos y me deleito con su aroma a vainilla, siempre huele a vainilla.

Luego me toma en sus brazos mi padre, quien no se olvida de acariciar mi barriga y hablarle a la bebé. Tiene las mejillas sonrosadas, así que asumo que ya se ha tomado más de dos cervezas. Mi hermana, me espera con los brazos abiertos y me fundo con ella durante algunos segundos.

—Me alegra que vinieras, estuve a punto de ir a buscarte pensando que no vendrías.

—Estuve tentada por el sofá, si te soy sincera. Pero el queso fue más fuerte.

—En ese caso llegas a tiempo, porque Antonio invitó a un amigo suyo que no deja de comerse el queso. —se acerca a mi oreja para susurrar —es fotógrafo y está soltero.

—Ay no, no, no… ¿No me digas que piensan hacerme una encerrona? ¿Crees que un tipo soltero querrá estar con una cuarentona embarazada?

—No eres cuarentona —replica en voz baja y les sonríe a mis padres quienes nos observan con curiosidad —vamos te lo presentaré.

—No quiero conocer a nadie. No te ofendas, pero Antonio parece que solo tiene amigos feos.

—La apariencia no es lo que importa Margaret, de todos modos, puedo asegurarte que este es muy guapo.

—Claro, lo dice la que está con un adonis.

Refunfuña y me arrastra con ella en dirección a la cocina. Preferiría quedarme en el salón con mis padres, pero cuando a Margot se le mete algo en la cabeza, no hay nadie que pueda con ella. Para evitarme el desgaste que me generaría llevarle la contraria, prefiero seguirla y conocer al susodicho al que debo conocer, ya que, al fin y al cabo, de seguro no le gustaré con estas pintas que me cargo.

Me preparo mentalmente para sonreír de forma forzada, cuando los dos hombres que charlan de forma animada en la cocina se giran. Le doy un rápido vistazo a mi cuñado, cómo no verlo si es un bombón andante, pero luego, por inercia, mis ojos se fijan en su acompañante.

«Ay Dios no».

Me aferro a mi hermana ya que mis piernas tambalean y siento que expulso de golpe todo el aire de mi cuerpo.

—Bienvenida Margaret, te estábamos esperando —comenta Antonio y me dedica una sonrisa salida de comercial de pasta dental. —Te presento a Lucas, un viejo amigo mío de la gran ciudad.

Intento sonreír, pero creo que el resultado es una mueca de desquiciada. Se me escapa un quejido/risa lastimero y Lucas, tiende su mano hacia mí. Él también parece sorprendido, pero lo disimula bastante bien.

—Gusto en conocerte Margaret —suelta resaltando mi nombre puesto que cuando lo conocí, hace ocho meses atrás le dije que me llamaba Teresa.

«Diablos Teresa/Margaret en que lio te has metido».



#2348 en Novela romántica
#737 en Chick lit
#927 en Otros
#280 en Humor

En el texto hay: comedia, embarazo, amor complicado

Editado: 12.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.