No es tu hijo

Capítulo 5: Gracias y adiós

Capítulo 5: Gracias y adiós

HACE SIETE MESES ATRÁS Y ALGUNOS DÍAS

Aunque al inicio pensé que el plan estaba saliendo mejor de lo que yo creía, no contaba con que todo se iba a volver un tanto engorroso cuando llegásemos al hotel. Lo primero fue que Lucas buscó en Google Maps el hotel más cercano y fuimos andando. Con la brisa nocturna refrescándome la cara mis pensamientos fueron llenándose de claridad.

«¿De verdad pensaba acostarme con un desconocido? ¿De verdad estaba dispuesta a exponerme a alguna ETS?»

Lo mismo le estaba pasando al hombre en cuestión, puesto que a cada paso que daba se notaba más dubitativo. Estaba tan callado, que me pregunté si no se estaba arrepintiendo. Aún así, llegamos al sitio en cuestión y él se encargo de todo el trámite. La pequeña recepción era muy colorida y sonaba una canción de reggaetón de mal gusto.

—Nuestra habitación es la L, del tercer piso — comentó con los ojos fijos en la llave.

—L de Lucas —comenté para resultar graciosa, aunque solo me pareció gracioso a mí.

Subimos al ascensor y por fin me miró a los ojos.

—No acostumbro a hacer esto —soltó de pronto jugando con la llave entre sus manos —así que no tenemos que hacer nada que no quieras. Podemos hablar únicamente si lo prefieres. No me importa.

«No voy a procrear hablando hijo mío, pero tampoco puedo parecer desesperada, así que lo mejor será decir algo que quieras oír».

—La verdad es que yo tampoco, pero me derretiste al decir que tu película de Harry Potter favorita es la del prisionero de Azkaban. Es la mía también.

Lo escuché reírse y se llevó una mano a la boca.

—¿Solo por eso? —bromeó y se acercó a mí.

—No solo por eso, me gusta tu cabello y ese estilo de hippie que llevas.

—A mí me gustan esos ojos escurridizos tuyos y cómo se te ponen las mejillas rosadas —admitió.

—¿Sí? —susurré poniendo mis manos sobre su pecho.

—Sí —afirmó y juntamos nuestras bocas.

«Así es Margaret, no pienses. Tan solo bésalo y deja que las cosas fluyan. No tienes que creerte la historia de que es un novato en los ligues de una noche. No tiene que importarte su vida o quién demonios sea, a ti solo te interesa su esperma».

—Dios es horrible que estés pensando eso justo en este momento —le dije en mi mente a mi cabeza.

—Horrible es que sigas pensando tú mientras te estás enrollando con un bombón. Relájate y disfruta.

—Si te callases lo haría.

—Pues cállate tu primero.

—Cállate tú.

—No tú.

—Hemos llegado —anunció Lucas deteniendo el beso. No me había fijado en que las puertas del ascensor estaban abiertas y una pareja esperaba que bajásemos. Seguí al semental mientras íbamos tomados de la mano. Y en cada paso reflexionaba sobre mi cuerpo.

#1 No me había afeitado al 100%. Era probable que algunas zonas de mi anatomía estuviesen cubiertas de vello.

#2 Mis estrías, mi celulitis, los lunares rojos que se formaron en mi piel, mi grasa de más… ¡Oh no!

Mi corazón estaba acelerado y las ganas de salir corriendo iban en aumento dentro de mí. El hombre abrió la puerta de la habitación e inspeccionamos el espacio con disimulo. La cama era aceptable, había un cuadro enorme de una mujer que recreaba la naturaleza o algo por el estilo. El baño era diminuto, pero estaba limpio y por si no faltaba más, había un espejo en el techo.

Lucas tomó el mando del televisor y lo encendió para luego apagarlo de golpe cuando la pantalla se iluminó con una escena porno. Su cara se puso roja y me dio un ataque de risa.

—Creo que necesitaremos alcohol para esto —solté sin moverme de mi sitio.

—Pediré que nos traigan algo. ¿Te apetece comer?

Mis ojos se iluminaron.

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Comimos y bebimos como si no hubiese un mañana. Era como si así pudiésemos llenar los silencios incómodos y el miedo que nos daba iniciar algo. Yo como estaba muerta de hambre me deleité con la hamburguesa y las papitas aceitosas, mientras que Lucas hizo lo mismo con la suya y luego nos hinchamos a cervezas.

Nos reíamos de cualquier cosa y creo que hasta se me escapó un eructo lo cual hizo que él se riese a carcajadas y soltase otro. Fue raro, pero lo siguiente fue que de un momento a otro empezamos a besarnos. El alcohol me había desatado y tenía la libido por los cielos, así que me le subí a horcajadas y lo desnudé en cuestión de segundos.

Lo dejé tumbado en la cama y le hice un pequeño estriptis que nos hizo reír a ambos. De ahí en adelante lo que sucedió fueron cuatro encuentros sexuales y cada uno estaba más subido de tono que el otro. Ni siquiera recuerdo el momento en el que acabamos dormidos. Pero sí que a la mañana siguiente estábamos enredados en el cuerpo del otro y a mí me acompañaba un fuerte dolor de cabeza.

Me separé de Lucas evitando hacer el más mínimo ruido e inspeccioné mi cuerpo. Tenía chupetones en sitios que prefiero no mencionar y olía a sexo en su estado más puro. No había preservativos por ningún lado, así que asumí que no nos habíamos cuidado. Aunque recuerdo haberle dicho que tomaba la píldora, así que capaz por eso se confió. O quizá ni siquiera hablamos del tema, no lo tenía muy claro.

Lo que sí estaba claro, era que debía salir de allí como alma que lleva el diablo. Como no quería ser muy cruel, le dejé una nota en la servilleta.

Ha sido un gusto conocerte. Debo irme por trabajo. ¡Gracias!

Por último, le dejé en efectivo lo que asumí que había gastado entre el bar, la comida y el hotel. Era lo menos que se merecía por haber hecho el papel de donante presencial.

—Gracias Lucas, no olvidaré tu nombre —dije en un susurro antes de marcharme y dejar a quien probablemente había sido el mejor polvo de mi vida.



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En el texto hay: comedia, embarazo, amor complicado

Editado: 12.03.2024

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