¡Buenos días! Sí, estoy acá un sábado escribiendo, bastante inusual. Ustedes me conocen tanto que parecen de mi círculo íntimo, son mis amigos a la distancia y diría más que eso, el hecho de hacer catarsis y sentir el apoyo de mucha gente, es sumamente gratificante para esta personita tímida que le crecen alas cada vez que se sienta a escribir. Asique hoy estoy un poco sentimental o con sentimientos en movimiento, asique a esta bella comunidad que se formo y del cual estoy muy orgullosa, les quiero agradecer por su compañía. Ahora dejando de lado toda esta cursilería (creo que pasar tiempo con Brisa me está endureciendo un poquito). Seamos sinceros, este no es un blog ni literario ni formal, esta payasita que les escribe tiene una vida de comicidad constante, jamás vida romántica ni de novela. Yo sé que mucha gente me pregunta, si tengo imaginación por demás, si son personajes de un desenfreno psíquico, si soy una gran autora o guionista frustrada infiltrada en la cibernética. Lamentablemente voy a tener que responder nuevamente, no, no y un rotundo no. Realmente me suceden estas cosas, estos enredos o situaciones, si ustedes tuvieran un padre como el mío sería todo más comprensible. Ya que nombramos a mi adorado padre, es momento de contar por qué hoy sábado estoy escribiendo. Siempre empiezo contando mi día al final del día, hoy elegí hacerlo de esta manera, tengo tanta incertidumbre del día de hoy, de las horas que están por llegar que contare que paso el día de ayer.
Ayer
El día viernes parecía ser un viernes común y corriente, como todos los viernes. La gente lo disfruta al máximo hasta las últimas horas, cuando viene el regalo del fin de semana, para, luego sufrir nuevamente el lunes. Así es como la gente promedio y trabajadora pasa su vida hasta la muerte, básicamente. Excepto que seas Paris Hilton y vivas de fiesta en fiesta, que me imagino que es desgastante y es una actividad que demanda mucho esfuerzo. Yo, que con mucha honra puedo decir que soy una nueva mujer independiente económicamente hablando y dando vueltas en el loco mundo de la adultez, el viernes de ayer fue tremendamente un caos. Creo que desactive una nueva fobia que, desde hoy a mi jubilación, serán los viernes. Es cierto que desde hace unas semanas tuve una charla bastante motivacional con mi hermana, quizá era una charla de hermana mayor a menor, en Brisa es difícil descifrarlo y termino siendo una charla técnica. Mi hermana me conto que yo soy una persona un poco débil, que necesito ser fuerte y no dejarme pisarme la cabeza por nadie, que hay muchos lobos sueltos y no se puede ser siempre caperucita por el bosque. Que tengo que cuidarme de las malas intenciones, ser más calculadora y fría. Tener cuidado en el amor y no dejarme influenciar por nadie, y dejar de ser tan benévola con la rata de alcantarilla, ya saben quién es ese señor. Lo aún más gracioso de esta charla, es que mi hermana piensa que yo no me conozco a mí misma o no suelo darme cuenta. Sí, se mis debilidades, pero, me cuesta horrores decir que no o ser dura como un tempano. Tampoco Brisa sería muy capacitada de hablar de estos temas, cuando toda la empresa sabe que contrato a un detective para seguir a Luciano y Eugenia, mejor hablemos de cosas legales. Lo que rescato de esta charla es que mi hermana le preocupa mi creatividad y me incito, mejor dicho, me obligo a que busque académicas o lugares para seguir estudiando piano y formarme en lo que tanto me gusta. Realmente fue lindo que alguien piense en lo que yo quiero a futuro, en mis metas y sueños. El problema surgió cuando me aconsejo que le diga a mi padre que busque un trabajo, que yo le diga: “Padre, deja de ser un vago mantenido”. Esas son palabras de Brisa, mías no. Es cierto es un poco hiriente o sin filtro como se relaciona con la gente y aunque me duela aceptarlo, un poco de razón tiene, tiene mucha razón.
Yo no estoy muy segura que paso después de esa charla, si ella hablo con mi padre, si discutieron y no me entere, es lo más seguro. Aunque estoy de lo más segura que fue por otra cosa. El fatídico viernes de ayer mi padre como intentando caer bien trajo unas deliciosas galletas de chocolate a mi hermana, según él, como detalle del recibimiento y alojamiento. Sí, mi hermana tampoco se creyó el cuentito de hadas y duendes, sobre todo porque estamos casi 4 meses viviendo en el Centro y mi padre estuvo más ocupado que candidato en plena campaña política. No quiero que tomen al pie de la letra mi historia, prefiero que juzguen con sus propias palabras, la empresa ya lo hizo porque los gritos de mi hermana se escucharon hasta el subsuelo:
-Hola, ¿qué necesitas? Estoy demasiado ocupada- Brisa siendo muy amorosa con mi padre, como siempre.
-Hola Brisa- Empieza el despliegue actoral de mi padre- Me acordaba lo mucho que te gustaban las galletas de chocolates de chica y pensé en traerte este presente, así entre tanto trabajo endulzas la tarde y el paladar- Suenan los violines.
-No como chocolate hace mucho, igualmente gracias- Con la pausa que hizo mi hermana, un poco se le abra aguado la boca. Y es tan mentirosa, ayer la vimos comiendo todo el día brownies de Rita.
-Bueno, estas muy ocupada por lo que veo. No quiero hacerte perder el tiempo, cuando uno trabaja el tiempo vuela ¿no?
-Cuando uno tiene el placer de no hacer nada, vagabundea por el mundo ¿no? - Escupe Brisa- Quédate quieto ahí, qué hiciste o qué tenes que decirme. Lo detecto en tus pupilas de hábil mentiroso.
-Hija, por favor. Un día me voy a enojar realmente de este destrato – Mi padre actúa un enojo, muy mal, por cierto.
-Lamentablemente, Robert De Niro no sos, a correrme con eso a otro lado- Dijo Brisa Iceberg.
-Me ofrecieron un puesto laboral- Ruido de silla, creo que se sentó o se cayó al piso.
-Ah sí, mira vos. Espero que no te de gripe – Una Brisa sonriente lo dijo, no la vi, pero, lo deduje en su tono jocoso nasal de ironía.
-Espero que a vos no te agarre nada.