Llegó el sábado. Yo estaba todavía en mi cama. No tenía ganas de levantarme. Era un día frío y el tiempo parecía muy inestable.
Finalmente después de mucho pensar y de varios intentos de aferrarme a el calor de mis mantas, decidí salir de mi cama. Me vestí con lo primero que encontré y no me molesté en peinarme. Bajé a desayunar sin hambre, pero quería hablar con mi papá.
Cuando me senté a la mesa el desayuno ya estaba listo. Sin muchas ganas me serví cereales y por poco derramo toda la leche. El pote de cereales se tambaleó peligrosamente, pero finalmente se detuvo. Definitivamente ese no iba a ser mi día.
_Decidí llamarlo Cabezón.
_¿A quién papá?.
_Al oso. ¿Te acuerdas?. Tú tenías un peluche con ese nombre que perdiste hace tiempo. Le estoy haciendo honor.
_Que bueno_ Mi vos sonaba muy apagada. Ni siquiera lo hacía a propósito, pero mi papá se dio cuenta.
_¿Qué sucede?. No tienes buena cara.
_No es nada_ Y no mentí. En realidad no me pasaba nada, o por lo menos eso pensaba. Creo que no me había percatado, pero cuando mi papá me preguntó, me di cuenta que era por lo que le había dicho a Derek. No había pensado en eso desde el día que lo vi en la feria, pero ahora me había dado cuenta que una parte de mi se sentía mal por hacer una promesa que no iba a cumplir. Ni siquiera era que no quería, era solo que me dolía tanto pensar en que me volvieran a lastimar que no tenía el valor para hacerlo.
_¿Qué te parece si hoy vamos a la playa?_ Me preguntó mi papá tratando de levantarme el ánimo.
_El día está horrible papá, además fuimos ayer.
_Esta vez no es para meternos al mar, ni para tomar sol. Hay un lugar que me gustaría que conocieras_. Con esto que dijo me quedé súper intrigada y sin mucha objeción acepté ir.
Caminamos en silencio varios minutos. Varias veces se me cruzó por la cabeza preguntarle a donde íbamos, pero nunca lo hice. Solo esperé a que él me guiara.
Después de un rato de caminar, llegamos a un acantilado. Era bastante alto y se podía ver perfectamente toda la playa. Todavía hacía frío y el tiempo amenazaba con lluvia.
Cuando mi papá se detuvo me atreví a preguntar donde estábamos.
_Es un lugar especial para mi. Aquí en este mismo lugar conocí a mi primer amor. Y no, no fue tu madre. Se llamaba Linsey. Nos conocimos cuando los dos estábamos de vacaciones. Estuvimos todo un verano juntos. Yo era joven. Tenía un año menos que tú. Fue el mejor verano de mi vida.
_¿Por qué me cuentas esto papá? _Me había sorprendido mucho que él me hablara de eso. Jamás me había enterado. Y la verdad no entendía muy bien el punto al que quería llegar mi papá.
_Porque aunque creas que tu papá no es muy bueno en el amor, por... ya sabes lo de tu madre, esa vez de verdad me enamoré. Y no soy tonto. A veces se que no estoy del todo presente, por eso este verano me esforcé por estarlo. Pero se que hay un chico. Se que ibas con él, porque tus excusas son parecidas a las que ponía yo para verme con Linsey. Es algo muy normal. Lo único que me puso un poco triste, fue que no confiases en mi para contármelo. Igual entiendo porque. Pero si quieres, solo si necesitas descargarte con alguien estoy aquí_. Me hizo un gesto con los brazos abiertos para que valla hacia él. Con lágrimas en los ojos lo abracé. Ya no me podía contener más. Le conté lo que me había pasado con Sean y como me sentía al respecto. Y después le conté lo de Derek. Fue un sentimiento de alivio increíble descargarse con alguien. No se porque no lo había hecho antes.
Nos sentamos observando el agua tan ruidosa como mi llanto. Hablamos por un rato y eso me hizo muy bien.
_Hay una cosa más que no te conté _Me dijo mi papá en un tono misterioso. Lo miré con algo de sorpresa pero no dije nada. Entonces el siguió: _La casa en donde nos estamos alojando no la alquilé. Era de tu abuelo.
_¿Qué?, ¿Mi abuelo? _Yo nunca había conocido a mi abuelo, dado que él había muerto cuando era una bebé. Me resultó medio raro que esa casa tan grande y en la playa hubiera sido de él, porque mi papá siempre me había dicho que mi abuelo era bastante modesto con los gastos, por no decir pobre.
_Si. Era de tu abuelo. La vendió para poder mantenerme a mi y a tu abuela, pero hace un tiempo me enteré que el dueño actual la había puesto en venta, y no dudé ni dos segundos en comprarla. Así que podemos venir aquí cuando quieras_. Esa noticia me puso muy feliz. Mi papá siempre encontraba la manera de levantarme el ánimo. A veces con noticias que no me esperaba como esta, pero siempre eran agradables.
Nos quedamos en ese lugar por un rato. Casi siempre en silencio. Por primera vez en mucho tiempo me sentí en paz.
Cuando volvimos a la casa me di cuenta que ya se había pasado la hora en la que había quedado en encontrarme con Derek. Yo sabía que no iba a ir, pero en el fondo todavía tenía ganas de verlo. Me imaginé que estaría decepcionado. Pero ahora ya no podía hacer nada, ni lo haría. Solo quería disfrutar de lo que quedaba de mis vacaciones sin más preocupaciones que si el día estaba lindo para ir a la playa.
Al día siguiente amaneció muy soleado. Y hacía mucho calor. Era el día perfecto para ir a la playa. Me sentía muy feliz. Todas las emociones negativas que sentía las había dejado ir.
_¿Qué te parece si hoy vamos a la playa?, pero esta vez si para tomar sol y disfrutar del agua _Le dije a mi papá mientras el se afeitaba el bigote.
_Me parece muy bien _Me respondió haciendo un gesto de dolor, porque se había cortado con la máquina de afeitar.
Preparé todas las cosas y a eso de las doce del mediodía salimos de la casa.
Cuando llegamos a la playa noté que mi papá estaba algo raro. Le pregunté si ocurría algo, pero el solo me contestó que estaba algo cansado.
A eso de la una le dije a mi papá que iba a ir a recoger caracoles. Para mi era una tradición juntar caracoles. Obviamente sin el animal adentro. Quería hacer algún collar o algo que me recordara aquella playa.