Era martes por la tarde y yo estaba sentada en el jardín leyendo. Una típica historia de amor. La chica conoce al chico, se enamoran, el problema donde el chico lastima a la chica, y finalmente se arreglan por algo que él hace para demostrarle su amor. La mayoría de veces termina bien, solo hay algunas ocaciones en las que los autores deciden darles un final algo triste para no hacerlo tan obvio.
Yo estaba a punto de descubrir si el libro que estaba leyendo era uno de esos casos, cuando algo calló sobre una página y una frase se difuminó. Y luego otra. Después en mi cara y finalmente comenzó a llover. Me levanté como un rayo y salí corriendo hasta el interior de la casa. Pero cuando llegué ya era demasiado tarde, gran parte de mi libro ya era ilegible. Dejando un rastro de agua a por donde pasaba fui hasta el baño a secarme. Mientras me escurría el pelo en el lavabo, escuché que mi papá me gritaba desde arriba. _¡Tarde de películas!.
_De acuerdo _Le contesté _Pero esta vez me toca elegir a mi _.
Me encantaba ver películas con mi papá. Hacíamos un mini cine y explotamos maíz para hacer palomitas. Y en una tarde de lluvia sería un gran plan.
Cuando íbamos unos quince minutos de la película, habíamos puesto el cascanueces que era una de mis favoritas, se cortó la luz.
Se hizo un silencio que rompió mi papá.
_Iré por velas. Quédate aquí _. Acto seguido se levantó y desapareció en la oscuridad.
Me quedé quieta. No se veía nada. Como estaba lloviendo afuera estaba todo gris, y las grandes gotas de agua golpeaban los vidrios de las ventanas. El ruido que producían era tan fuerte que no me dejaba escuchar nada más, no parecía que fuera a detenerse.
Vi que me quedaba diez porciento de batería, y dado que no podía cargar el celular, decidí apagarlo para preservar lo poco de vida que le quedaba.
Mi papá se estaba tardando mucho, y aunque me había dicho que me quedara ahí, decidí ir a buscarlo, a ver si podía ayudarlo con algo. Me levanté del sillón, donde hace unos momentos estábamos por disfrutar una película, y justo cuando estaba por entrar en la cocina, alguien golpeó la puerta. Me quedé quieta un momento. Me costó reaccionar, pero cuando lo hice me giré y fui hacia la entrada. Caminé lentamente, con cautela, porque no tenía ni idea de quién podía ser y lo que quería. En un momento me detuve, porque por mi mente pasó el pensamiento de que me lo había imaginado o que nada más había sido un ruido de la tormenta, pero la puerta volvió a sonar nuevamente, y esta vez con más fuerza. Entonces seguí caminando y llegué a la entrada, abrí la puerta y me quedé observando a la figura encapuchada que esperaba afuera.
_Lamento aparecer así de la nada, me llamo Jennifer. Estoy perdida y la tormenta me sorprendió. ¿Podría pasar un segundo? _Creo que al ver mi cara se apresuró a decir: _No soy ninguna ladrona por si es lo que estás pensando, en serio, solo necesito algún lugar para secarme. Por favor_.
_¿Quién eres exactamente?
_Estoy aquí porque vine a visitar a mi futuro cuñado. Se que está por aquí en alguna parte, pero me perdí y no se que hacer.
_Te aseguro que no escondemos a nadie.
_Me refería en el pueblo. En serio, no queiro causarles ningún problema _.
Había caído como un rayo. Vino de la nada y se presentó muy apresuradamente. Me extrañaba su forma de hablar, tenía un marcado acento francés. Era todo muy extraño. No sabía que hacer, y mi papá no aparecía por ninguna parte. Me lo imaginaba regañandome por haber dejado entrar a una completa desconocida, pero al mismo tiempo su voz diciéndome que había sido muy descortés no ofrecerle techo a una persona que se veía en una situación no muy buena. Tuve que tomar una decisión y me aparté de la puerta dejando entrar a la mujer que había aparecido en mi puerta. Fue una desicion muy impulsiva, lo sé, podría asegurarle a mi papá que no tuve una razón para hacerlo, simplemente lo hice.
Cuando estuvo adentro cerré la puerta con dificultad por el viento que había. Miré a la persona que estaba en mi sala y vi que se había quitado la capa que llevaba. Era alta y rubia, aunque su pelo estaba más oscuro de lo que supuse que era por la lluvia. Su vestimenta era algo inusual. Tenía zapatos de taco, un vestido de terciopelo verde oscuro y arriba del vestido un gran abrigo color rojo más claro.
Estaba por decirle dónde estaba el baño para que se pudiera secar, cuando mi papá apareció. No se porque no había escuchado que alguien había golpeado la puerta y supongo que tampoco me escuchó hablando, porque sino debió pensar que estaba loca. Por eso supuse que fue por el ruido de la tormenta.
_¿Pero que?
_Es...
_Soy Jennifer, y supongo que ella es su hija _ Se detuvo un momento, miró a mi papá y continuó: _Fue muy amable y me dejó entrar porque me perdí y no tengo a donde ir, y con este día no podía deambular mucho _Hizo una sonrisa que por más que lo intentó se notó que la había forzado. Tenía una forma de hablar algo apresurada por ni decir atolondrada.
Estaba esperando la respuesta de mi papá que no tenía una buena cara en ese momento. Como supuse al principio su reacción no fue muy buena.
Me hizo un gesto con los ojos, que entendí como que quería que valla a la cocina. Dudé un poco si seguirlo, pero al final terminé entrando en ella.
_Explicame por favor que hace esa mujer ahí, y espero que tu respuesta sea buena, porque dejar entrar a una completa desconocida es algo muy irresponsable y totalmente ridículo.
_En serio lo lamento, es que me dio lástima, estaba sola y mojada y...
_Te das cuenta que puede ser una ladrona o quien sabe lo que pude querer.
_Ella me dijo que no venía a robar...
_Que ingenua eres a veces Shay _Eso me ofendió mucho. Ser amable no significa ser ingenua. Obviamente mi papá no entendía pero tenía que convencerlo. Ni yo sabía bien porque quería que se quedara, pero sentía que no podía hacharla así nada más.