No es un típico amor de verano

Capítulo 16

Ya era hora de irnos. A Liam todavía no le habían dado el alta, pero yo no me iba a quedar más tiempo. 

Cuando estábamos mi papá y yo, en la puerta del hospital vimos a Jennifer que venía corriendo hacia nosotros. Cuando estuvo al lado nuestro se puso las manos en las rodillas, bajó la cabeza y suspiró.

_Gracias...

_¿De que hablas? _dije sin entender _cuando se incorporó, volvió a suspirar dijo:

_Gracias por venir, y por ayudarlo, a pesar de lo que pasó. _Yo bajé la cabeza y no dije nada. Supongo que Jennifer entendió mi silencio como el momento para retirarse. Nos agradeció nuevamente y se dirigió hacia las escaleras para subir a donde estaba Liam.

Cuando llegamos a mi casa fui a mi cuarto y me desplomé en la cama. Estaba muy cansada, destruida a decir verdad. Quería dormir pero tenía demasiadas cosas en la cabeza. Lo que le había pasado a Liam me había hecho pensar muchas cosas. Él había salvado a mi papá, y si no hubiera ido para disculparse por lo que había hecho probablemente el que estaría en el hospital sería mi papá. Pero ¿qué quería lograr?, aunque mi papá lo perdonase, yo no lo haría. Supongo que quería intentarlo, tratar de arreglar de alguna manera lo que había hecho. Y volvió. Esa rabia atormentadora en mi interior. Me acordé de lo que había pasado y el enojo invadió mi ser. _Jamás iba a perdonarlo _. Una lágrima descendió por mi mejilla y apoyé la cabeza en la almohada. Después de llorar unos minutos el sueño fue más fuerte que yo y me quedé dormida.

Al despertarme me quedé un rato entre las sábanas mirando un punto fijo de un pétalo de estas. No tenía ganas de levantarme, pero igual lo hice. 

_¿Cómo estás papá? _le pregunté con un bostezo.

_Muy bien Shay, muy bien _.

Después de desayunar decidí salir a despejarme. Quería estar sola con mis pensamientos, así que abrí la puerta y comencé a caminar sin rumbo. 

Y lo sabía, sabía que tenía que hacerlo, ir sin importar que sucediera. Tener el valor de enfrentar mis demonios y regresar. Y sabía que el estaría allí, esperándome, ¿por qué?, no lo sé y jamás lo haré, pero lo sabía. 

Sin apresurar el paso me dirigí hacia allí. Mi mirada estaba perdida en la nada y el sol se asomaba tratando de darme en la cara. Cerré los ojos y respiré profundo. Cuando llegué él no estaba allí. Me sorprendió, pero luego entendí que vendría y lo hizo. Después de un rato sentada en soledad, su voz me acarició  el alma. 

_Pensé que no vendrías.

_¿Y como sabías que lo haría?.

_No lo sé, solo lo sabía, y en definitiva aquí estas.

_Es cierto, lo estoy _.

Se hizo un silencio que Liam rompió apenas, con una voz suave y que se quebró al final.

_Perdóname _. Era como la cuarta vez que me lo decía, pero la primera que lo escuché de verdad. Esas palabras llegaron a mi corazón, y lo sentí. Sabía que él estaba muy arrepentido. _Voy a renunciar. 

_¿Qué?.

_Renunciaré al trono.

_Eres un egoísta, ¿cómo se te ocurre?.

_Yo renunciaría a todo por ti. _Las palabras de Jennifer vinieron a mi mente. Ella estaba en lo cierto, y yo sabía que Liam estaba diciéndome la verdad.

_Jamás permitiría que hagas tal cosa.

_Pero es la única forma de que estemos juntos, y te juro por lo que más quieras que deseo estar contigo. Te amo Shay, nunca lo dudes.

_Escuchame bien. Lo que me hiciste me dolió inmensamente, pero te perdono, aunque dije que no lo haría, lo hago porque te amo y se que tú a mi. Soy consciente de que nuestra relación a pesar de lo que pasó es muy fuerte y que nos amaremos siempre, pero cuando el verano termine, tu volverás a tu reino y yo iré a la universidad. Si nuestro destino es estar juntos, nuestros caminos se volveran a cruzar, pero por ahora en la encrucijada hay que separarnos. _Se hizo nuevamente un silencio, pero esta vez Liam no dijo nada. Me di vuelta y miré sus ojos color avellana. Esos ojos hermosos que me habían cautivado desde la primera vez que los vi, ese día en la feria. Le brillaban de una forma especial. Pensé para mis adentros, y no me avergoncé por hacerlo, que sin mentir era el hombre mas hermoso que había visto. Su forma de ser, la forma en que me trataba, su sonrisa, su perfecta sonrisa, y su amor, lo hacían ser lo más especial que me había pasado en mis 18 años de vida. 

Nos quedamos viendo al horizonte , tan hermoso como siempre, mis ojos se llenaron de lágrimas de entre una mezcla de tristeza y alegría. 

Él me miró, sonrió y dijo: _El amor es como el océano, siempre va y viene pero es infinito, como el amor que siento por ti. Sus labios se acercaron a los míos y me regaló un beso tan hermoso como el sol. No quería separarme de él. Ese beso pareció nunca acabar, porque sabía que cuando nuestros labios se dejaran de tocar, jamás lo harían de nuevo.

 

 Si alguna vez te has enamorado, sabrás que perder la cabeza por esa persona, es solo una parte del sentimiento, y ser feliz cuesta tan poco que parece algo cotidiano, la cuestión es que debería de serlo, porque puedes enamorarte del mundo y de las personas que viven en él.

 

 

 




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