No está en tus planes

1 | Vivir así es morir de amor

Eleonore
19 de enero de 2024

Intenté quitarme la vida.
Intenté suicidarme.
Ya he perdido la cuenta de las veces que lo intentado.
Ya he olvidado cuantas veces he fallado.
Hace cuatro años fue la última vez. Ahora, luego de tantos años, volví a intentarlo.
Jamás creí que iba a volver a estar en el mismo lugar. Pretendí durnate años que todo estaba bien conmigo, que me aceptaba a mí misma por sobre todas las cosas y que no me importaba más que mi propio bienestar. Me alejé del mundo entero para que nadie me viera sufrir.
Decidí sufrir sola y en silencio. Decidí ocultar mis monstruos internos al mundo, para así no volver a ser juzgada.
—Mi niña...¿Por qué lo hiciste?
—La misma respuesta de siempre mamá; ya no quiero seguir viviendo —confesé, mirando al techo mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.
—¿Por qué no nos dijiste que volviste a recaer? Eleonore, habría venido a verte y me hubiese quedado a tu lado para cuidarte —Mi pobre madre sollozó. —Debería haber estado a tu lado, ahora no estarías aquí.
—No quiero ser una carga para nadie...Ni siquiera he comprendido cómo debo lidiar con esto que tengo, no quiero imaginar lo difícil que debe ser para todos ustedes. Ya han hecho suficiente por mí durante todos estos años. No es su culpa que yo tenga esto.
—Imagino que sabes que no permitiré que sigas viviendo sola en Londres ¿Cierto? Luego del intento que tuviste no puedo permitir que te quedes sola. Volverás con nosotros a Nueva York, déjanos cuidar de ti cariño.
—Mamá...¿Por qué no me dejas morir? —lloré con más fuerza.
Quizá estoy siendo egoísta con los demás al tomar la decisión que tomé.
Pero...¿Acaso no debería tomar mis propias decisiones sobre mi vida sola? Si ya no deseo seguir viviendo, supongo que es una elección que solo me corresponde a mí.
Ya no puedo seguir soportando el enorme vacío y el dolor que yace dentro de mi pecho.
No deseo seguir viviendo de esta manera.
—Mi niña, sabes que esta es solo una recaída. Estás pasando por un nuevo cuadro de depresión y esas ideas tan horribles que tienes hoy, se irán en cuanto logres atravesar el dolor que ahora te aqueja. Ya hemos estado aquí antes...Eres fuerte mi niña, no te des por vencida.
—No sé cómo hacer para no sentirme así, mami...—me estaba ahogando en mis propias lágrimas.
—Créeme mi niña que si tuviera la respuesta para sanar ese dolor tan grande que sientes, no te haría pasar por esto. Si tan solo pudiera ser quien experimente todo ese dolor en tu lugar...
Me quedé en silencio.
Tomé casi dos frascos de quetiapina, creyendo que de esa forma iba a ser capaz de terminar con mi vida.
No obstante, olvidé que esa misma noche una amiga iba a venir a visitarme. Entonces, cuando vino a verme y cayó en cuenta de que no respondía, llamó a emergencias y fue así como me descubrieron tirada en el piso del baño.
Y después de varios días en coma, atravesando por un estado crítico y varios lavados de estómago, estoy despierta en este mundo una vez más.
Nadie sabe lo mucho que desearía haber muerto esa noche.
—Lo siento mamá, lo lamento mucho...
—No te disculpes conmigo querida...Aunque si en verdad lo sientes, acepta venir conmigo a Nueva York. En casa cuidaremos de ti, y día a día te ayudaremos a encontrar una razón para seguir con vida en este mundo que ahora luce tan gris para ti.
—Estoy tan cansada de tener que vivir así mamá...¿Por qué tengo que vivir todo esto? ¿Qué hice para merecerlo?
—Mi vida, sabes que tu diagnóstico no te define. Sé que ha sido muy duro para ti tener que seguir adelante desde que te diagnosticaron hace casi cinco años, pero...
—Esto ni siquiera es vivir, mamá. Me la vivo tomando medicación, yendo al psiquiatra y al psicólogo todo el tiempo, recayendo cada vez...Es por eso que quiero morir, ya he luchado lo suficiente a lo largo de los años ¿Dónde esta esa maldita estabilidad de la que el psiquiatra me habla tanto?
—Mi amor no puedo prometerte una vida llena de risas y felicidad, soy consciente de lo complicado que es vivir con lo que tienes. Pero, por favor, permítete seguir intentando llegar a esa estabilidad...Comprendo que los días que tienes un bajón emocional provocan que lo veas todo mal y que la tristeza se apodere de ti, y sigo insistiendo en que vas a sentirte...
—Mamá de verdad lo siento mucho, pero, no tengo ganas de hablar. Todo esto es difícil para mí, por favor, ahora solo quiero estar sola.
Se levantó de la silla, se acercó a mí y dejó un beso sobre mi frente.
—Entiendo mi niña, descansa por favor. Vendré a verte más tarde ¿De acuerdo? —noté que sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Sí mamá.
Me dejó sola en mi habitación del hospital. Tomé la almohada en la que mi cabeza reposaba y ahogué un grito sobre ella.
Seguir respirando a veces es tan difícil cuando se vive con alguna enfermedad mental.
Me siento tan cansada, sola e inservible.
Quisiera subir al techo y aventarme de él.
Quizá esta vez fallé, sin embargo, la próxima vez que lo haga lo lograré.
Pobre criatura, apenas tienes veintitrés años y te estás muriendo.
¿Por qué la vida es tan mala para algunos y tan buena para otros?
Tengo veintitrés años y la vida me ha golpeado desde que tengo dieciocho.
Padezco transtorno bipolar tipo dos, depresión y ansiedad. Y básicamente mi vida desde ese entonces se ha basado en recaer, o intentar no hacerlo. Desde que recibí mi diagnóstico mi vida cambió para siempre. Tuve que dejar la idea de estudiar la carrera de mis sueños, y aprendí que las personas te llaman loca si saben que tienes un problema. Fue desde que las personas que rodeaban al hombre que más amé en mi vida me lastimaron cruelmente con sus palabras que comencé a perder la confianza en mí misma. Luego comencé a tener ideas suicidas, dejé de comer, dejé de ser feliz...¿Y acaso todo lo que hice valió la pena? Por supuesto que no, porque aquel hombre prefirió alejarse de mí sin ninguna explicación.
Cuando lo perdí, decidí que no volvería a abrir mi corazón con ninguna persona. Desde aquel día vivo en la agonía de mi soledad, y temo que cada vez me sigo apagando más.
Estar agotada mentalmente no estaba en mis planes, y ahora que lo estoy las consecuencias son catastróficas para mí y toda la gente que me rodea.
A veces solo me siento en silencio y observo todo el dolor que me atormeta.
Soy Eleonore...Y mi historia, sin siquiera yo saberlo, apenas estaba empezando.
1 de febrero de 2024




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.