No Estas Aqui

Capitulo 3

Hanna no lograba comprender lo que el muchacho le decía. 

—A que te refieres, ¿cómo que no está? —preguntó Hanna en un intento de comprender lo que ocurría— mi investigación —dijo Armando sin más, se podía notar la preocupación en su voz, luego se levantó de su silla y empezó a buscar en su cuarto de manera apresurada. 

Levantaba varios libros y hojas para luego tirarlos por la habitación, así continuo durante varios minutos hasta que se sentó en su cama, estaba rendido……derrotado. 

—¿me puedes explicar que es lo que sucede….? —ordeno Hanna con un tono calmado. 

Armando se levantó, y se paró frente a Hanna, que estaba sentada en la silla del escritorio, y con un respiro profundo se preparó para empezar a hablar:

—Toda mi investigación, no está, desapareció, se esfumó —decía Armando con un tono alterado— investigué durante semanas, reuniendo información, datos, imágenes, y ahora no hay nada —finalizo Armando dejando caer su cuerpo en su cama en busca de tranquilidad. 

 Hanna curiosa, se levantó, y empezó a caminar de lado a lado de la habitación, como si intentara resolver un rompecabezas: 

—muy bien, si tu investigación desapareció, tendremos que reunirla de nuevo —dijo Hanna con orgullo, como si hubiera resuelto el misterio más grande del mundo, pero Armando la miraba con incredulidad— no creo que podamos, la mayoría lo saque de internet, y todo lo relacionado a internet desapareció —aclaro Armando con tristeza señalando su computadora— ¿no hay nadie que te pueda decir algo?  —insistió Hanna, de pronto Armando se levantó, dando un pequeño salto se paró frente a Hanna, le agarro de sus hombros y le dijo:—¡¡¡claro!!!, eres un genio —y sin más, se dirigió a su computadora dejando atrás a Hanna, quien quedo encantada por lo que había sucedido, por lo cual solo se limitó a sonreír.

La curiosidad de Hanna desapareció, solo se limitaba a ver al joven desde la cama, veía su cabello castaño, su cara morena y sus ojos azules como el mar, desde que lo conoció no lo había visto con detenimiento, ahora que, si podía, dijo en susurros: — es lindo —.

Pasaron unos minutos hasta que Armando se levantó triunfante, se paró frente a Hanna y le dijo:

—querida jovencita, mañana veremos a una persona que sabe mucho del tema —hablaba como si de un profesor se tratara— logre que accediera a darnos una charla, mañana en la plaza principal, a las diez —explicó satisfecho mientras se sentaba junto a Hanna, quien estaba un poco sonrojada, aunque Armando no noto aquello— claro, como tu digas —dijo la señorita en tono de burla y con una pequeña sonrisa, ambos explotaron en risas ante su respuesta y mientras las sonrisas  se apagaban, hombre y mujer quedaron frente a frente, y algo cambio.

Se quedaron inmóviles, perdiéndose en los ojos del otro, poco a poco, se acercaban más, al punto de sentir la respiración del otro, pero cuando sus labios se iban a tocar, la ilusión desapareció, ¿el causante?, un murmullo en los oídos de Armando que hizo que él se alejara de los labios de Hanna.

Avergonzado y con la cara roja, se levantó, dirigiéndose a su armario.

—¿qué haces? —pregunto Hanna, intentando olvidar aquel bello momento, aunque su rostro seguía ruborizado, tal vez ella esperaba algo más— nada, solo busco unas cosas para que puedas dormir —respondió Armando con la mayor serenidad que pudo encontrar, después de todo, él también estaba avergonzado— ¿dormir? —pregunto Hanna sorprendida— sí, no veremos a nuestro informante hasta mañana, así que pensé que, como tu no tienes a donde ir, te quedarías a dormir aquí  —explicaba Armando  mientras sacaba un saco de dormir de su armario— tú estarás en mi cama, y yo en este precioso saco de dormir —continuo mientras mostraba orgulloso el saco de dormir— no creo que yo debería dormir en tu cama, ya sabes, con esto de que tal vez sea un fantasma…..—aclaro Hanna, con una extraña mezcla de tristeza y alegría notable en su cara— ¿aun sientes frio? —preguntó Armando sin desprender su mirada del suelo, tratando de animarla. 

Hanna se quedó mirándolo con cariño, a lo que respondió: — sí, pero…. —Hanna quería hablar, pero Armando la interrumpió antes de que pudiera continuar: — entonces, tú te quedas en mi cama, y yo en este cómodo saco de dormir —repitió y sin esperar respuesta, aquel joven moreno, preparo todo y con cierta felicidad decidió dejarse envolver en los brazos de Morfeo, dejando sola a Hanna quien lo veía con cierto cariño, aquel joven, tenía algo especial, ella lo podía sentir. 

Armando, por el contrario, solo pensaba en aquel momento en el que estaba a punto de besarla, si no hubiera sido por Dalton, tal vez hubiera pasado, solo tal vez. 

Pasaron unos minutos, Armando estaba sucumbiendo a un profundo sueño, lamentablemente no ocurría lo mismo con Hanna, ella tenía una pesadilla.

Ella soñaba que se encontraba en un cuarto oscuro, no veía nada, de pronto en el frio espacio sin luz que ella podía ver, rombos plateados empezaron a salir, de todos lados, los mismos rombos que había visto hace horas. Hanna intentaba escapar, correr, pero sus piernas no respondían, todo se sentía tan real, que pudo sentir su propio sudor y el soplo de aire provocado por los rombos flotantes t gigantes que empezaron a girar descontroladamente.

La confundida muchacha giro desesperadamente en busca de una salida, por desgracia no encontró nada más que vacío. 



#16730 en Fantasía
#3413 en Ciencia ficción

En el texto hay: fantasia, ciencia ficcion, romance

Editado: 10.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.