No estoy en tu destino

Cap. 24

La vista al amanecer fue espectacular. Cómo el sol salía de entre el mar. Los rayos de la luz del sol abrazaban cada rincón. Este viaje es perfecto, cada vez me enamoró más.

-- Es hermoso. -susurró viendo al cielo.

James me abraza con fuerza.

-- No quiero que me dejes... -dice tan bajo que apenas puedo escucharlo.

Prefiero no decir nada. No quiero hablar de eso ahora. Se que le duele, lo veo, pero debería de entenderlo más.                                                                                   Me acurruco en su brazos. Al poco tiempo me quedó dormida. 

-- Me haces muy feliz. No sabes cuánto te amo. Cuánto agradezco que estes con migo. -susurra.     Quiero volverme para darle un beso y decirle que lo amo, pero estoy demasiado cansada para hacerlo.

 

-- Alice. -dice James a mi oído.

-- Mmmm -me quejó.

-- Ya despierta flojita. -me da un pequeño beso en la frente. -¡Anda! -se echa a reír.

-- ¡Ya voy! -digo al tiempo que le doy un manotazo juguetón en el pecho. -¿Qué hora es? -pregunto cuándo me siento en la cama.

-- Las 2 p.m.

Me levantó de la cama. Hemos quedado de ir a una de las tiendas de pareja. Tomo mi ropa para bañarme, elijo una blusa crop top y unos jeans ajustados.

-- ¿Quieres que me bañe con tigo? -pregunta James juguetón.

-- ¡No! -me echo a reír.

-- Tranquila. Ya me e bañado. -me hacerca a el, para besarme.

Lleva un pantalón negro, y una camiseta azul, su cabello esta despeinado. Se ve perfecto.

Me baño lo más pronto que puedo. Ya es tarde y no sabemos a que hora cierran las tiendas. No me molestó en peinarme, sólo dejo caer mi cabello sobre los hombros.

-- ¿Lista? -pregunta cuándo salgo del baño.

-- Si.

Tomo mi teléfono y salimos de la habitación. Caminamos a la tienda ya que queda serca. Elegimos unas cuántas sudaderas, blusas, pijamas, e incluso tenis. 

-- ¡Esto me encanta! -digo tomando la ropa que hemos elegido. James me sonríe y me da un beso en la mejilla. 

Pagamos las cosas que elegimos, por suerte para nosotros, la cajera sabía un poco de español, así que no fue difícil comunicarnos.                                               De camino al hotel compramos unos sushis en un restaurante que queda serca de la tienda.

-- Ahora vuelvo. -aviso a James. Las náuseas volvieron. Corro al baño, vomito lo que parece ser el helado del día anterior. 

-- ¿Todo va bien? -pregunta James al otro lado de la puerta.

-- Si... -digo limpiando mi boca, no quiero preocuparlo. Salgo del baño y me reúno con el en la mesa. 

-- Deberías probarlo, sabe delicioso. -dice con la boca llena. Le quitó un trozo de sushi y me lo como antes de que trate quitarmelo, tiene razón, sabe riquísimo. -Aún así no se compara con los que yo preparo. A mi me salen mejor. -presume.

-- Claro. -me echo a reír. Tiene razón, me a preparado sushis en varias ocasiones, y la verdad le quedan muy bien.

El resto de la tarde la pasamos en el hotel comiendo, no vuelvo a tener náuseas y me alegro por eso. A la mañana siguiente damos un paseo por un lago, los árboles aquí son preciosos, con flores en las ramas. Saco varias fotos del lugar y de James, sonríe en todas, y se ve perfecto, no cambiaría ningún momento a su lado por nada del mundo. Le pedimos a una pareja que nos saqué una foto, pero no nos entienden, así que decidimos sacarnos selfies. Miro a un perrito pequeño que me recuerda a chimi, ojalá lo hubiéramos podido traer con nosotros.

Duramos casi un mes en Corea, lo que nos dio tiempo de comer en todos los restaurantes, y conocimos cada lugar. Esta ciudad es preciosa, me gustó más que París, y por un momento desearía poder quedarme en este lugar.

-- Ya es hora de irnos. -dice James por detrás de mi.

-- Lo sé. -digo terminando de echar la ropa a mis maletas. -Pero...

-- ¿Qué pasa? -pregunta mientras me pone la mano en el hombro.

-- No quiero irme. ¿Sabes? Me gustaría morir aquí. -confieso. 

-- Yo también quisiera quedarme... Pero no puede ser así. Aún hay cosas por hacer, cosas que debo darte.

-- Es hora de volver a casa. -me vuelvo para mirarlo y lo abrazo con todas mis fuerzas, me estrecha contra su pecho y me da un beso en la cabeza. 

James toma las maletas y las lleva al taxi. Miro por última vez la habitación, suspiro antes de salir.

 

-- Olvidé decirte, dentro de unos 6 o 7 meses, tengo un recital de piano, y obviamente tu eres la invitada de honor. -dice James mirando por la ventana del avión.

-- Allí estaré ¡gracias! -digo y tomo su mano. -Genial más horas en avión.

-- Si. ¿Sabes que es lo bueno de esto? -recarga su cabeza en mi hombro. 

-- ¿Qué? 

-- Que más horas estaremos juntos. -dios como lo amo. Levanto su cabeza y lo beso. 

Dormimos la mayor parte del camino, y también comimos, últimamente me da muchísima hambre. Juego con el cabello de James, y el sonríe en sueños. El fue mi primer y único amor, es maravilloso y afortunado decir "el es mi novio", es una lastima que sólo queden meses para seguir en vida con con el, tengo que ser fuerte, aún no puedo irme.

Al fin volvimos a casa. Nuestros padres nos están esperando fuera del aeropuerto. 

-- Tengo que darte algo. -me dice James al oído. -Es una sorpresa. 

-- Primero quiero bañarme antes.

-- Avísame cuándo estés lista. -me abraza por la espalda.

Me voy con mis papás a casa. En el camino, mi mamá me pregunta cómo nos fue y que si cómo es el lugar, yo le contesto que todo era hermoso. Sin duda fue el mejor viaje de mi vida.

-- ¿James ya te lo pregunto? -pregunta mi mamá cuándo entramos a casa.

-- ¿Esto? -le muestro el anillo.

-- ¡Es precioso! -exclama tocando el anillo.

Mi mamá y yo quedamos de ir a ver vestidos de novia al día siguiente, estoy muy emocionada, mientras mi papá deja las maletas en mi cuarto. Después de terminar de hablar con mis papás, aprovecho para meterme a bañar. Cuándo salgo decido ponerme algo sencillo, un pans gris y una blusa morada. Entro a mi habitación, chimi esta ensima de la cama moviendo la colita.




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