Laín
Al verla creo que sentí un poco de alivio, estaba en la creencia de que al fin la pude encontrar. Me levanté rápidamente y me acerqué con ella, la tomé del hombro provocando que se sobresaltara.
— ¿Se te ofrece algo? — preguntó mirándome de arriba abajo y dedicándome una sonrisa.
Ella parecía no reconocerme, estaba mas confundido de lo normal. Para intentar remediar la situación le invité un café, al final de cuentas nadie podría resistirse a mis encantos, para mi gran sorpresa ella si lo hizo. Simplemente negó, me dio un apretón en el brazo y salió de ahí.
Estaba un poco decepcionado de aquello, cuando me entregaron mi pedido y llegue a la librería solo estaba Ian, Naim todavía no había llegado.
— Te tardaste mucho solo para traer un simple café. — dijo molesto Ian.
— Si te ibas a estar quejando hubieras ido tú, deja de fregarme.
Después de aproximadamente media hora, llegó Naim, lucía molesto.
Intercambiamos una mirada los tres y luego Ian le preguntó.
— ¿Tuviste éxito? ¿Aceptó el empleo la chica a la que fuiste a ver?
— No— respondió secamente— Que rabia tengo, hay madres que simplemente no deben meter su nariz en asuntos que no le incumben y mas cuando su hija ya es mayor de edad.
Sin entender a que se refería Ian y yo intercambiamos una mirada.
— ¿Entonces que haremos? — pregunté
— Pondré un anuncio y a ver que encontramos. — respondió simplemente entrando en una habitación.
Tal y como el lo dijo puso el anuncio y varias personas se interesaron de inmediato, unas eran porque habían conocido a Norbert y siempre quisieron trabajar ahí.
Sin embargo, nadie convencía a Naim ni a Ian, realmente el no pintaba nada en esa decisión, pero decía que tenía derecho en votar puesto que él también había contribuido.
Estábamos hablando del tema y entonces llegó ella. Samantha estaba ahí.
Al verla me escondí de inmediato entre unos estantes, Ian me miró raro luego volteo hacia el frente.
— Diablos...es igual a...
No terminó la frase y se escondió junto conmigo.
— ¿La conoces? ¿Te es familiar? — preguntó.
No quería contarle a Ian que si bien no la conocía sentía que sí.
Vimos como Naim la hizo pasar a una de las salas de lectura que habíamos añadido a la librería, aprovechando el momento salí de mi escondite.
— Vaya, una chica intimida al gran B'd Laín, eso sí que es algo nuevo.
— Cierra la boca. — dije molesto.
Salí de ahí y caminé un rato sin rumbo, después volví a la librería, para mi sorpresa Samatha ya se encontraba tras el mostrador. Al verme Naim se acercó rápidamente.
— Te presento a Sam, ella empezará a trabajar desde hoy con nosotros.
Hablamos un poco y se disculpó por lo que había ocurrido en la cafetería y ahí fue donde inició nuestra historia.
En unos meses nos hicimos amigos y como pasábamos casi todo el tiempo juntos una tarde le pedí que fuera mi novia y aceptó.
Las primeras semanas todo iba bien, pero después lo sueños empezaron de nuevo, las vagas imágenes aparecían con mayor frecuencia que antes. No entendía porque, si se suponía que ya estaba con la chica de mis sueños.
¿La quería? Sí.
El tiempo que había estado a su lado era lindo, especial. Se ganó mi cariño, pero algo seguía faltando.
Pero cada día que pasaba pensaba y pensaba más en ello, ¿Y si me había equivocado?
Al final me enamoré de una mentira, pensando que ella llenaría mi vacío la convertí en mi novia y ahora debía tomar la decisión correcta.
Dejarla ir o a pesar de ello quedarme a su lado.
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Editado: 23.02.2022