No Fue imposible olvidarte

Capítulo Trece

Laín

Pregunté aquello sin pensarlo realmente, aunque era mi sangre desconocía a veces a mi hermano y no sabía de qué cosas era capaz.

Se rio, se rio en mi cara y negó.

— Haría lo que fuera por estar con ella.

Esa no era la manera, no estaba pensando con claridad.

Con total tranquilidad le dije que si llegara hacer aquello terminaría en prisión y de nada hubiera servido.

En ese momento Naím llegó y le dijo unas cosas.

Me puse tenso cuando le dijo a mi pequeña que si no era de él no sería de nadie después sacó un arma y le apuntó a Sofí.

Por precaución ninguno se movió, una chica entro a la librería y al ver la escena salió corriendo a toda prisa.

¿Qué debía hacer sin poner en riesgo a mi pequeña?

Necesitaba pensar, pero en aquel momento mi juicio estaba nublado.

No sé qué pasó por la mente de Sofí, pero se acercó a él, colocó la boca del arma en su pecho, justo cerca de su corazón.

Le dijo cosas provocándolo.

Naím dijo algo que no debía y tuve que darle un codazo.

Ian estaba decidido, no retiraba el arma. Su dedo se acercó más al gatillo, Naím y yo empezamos correr hacia ellos cuando dijo que ella se iría primero luego él.

Escuché el disparo y no podría describir la sensación que sentí.

Vi a Ian caer al piso soltando el arma, la sangre empezó a salir de su pecho, Naím se acercó a auxiliarlo mientras yo me acercaba con Sofí, la rodeé con mis brazos diciéndole que todo estaría bien.

El señor que había disparado al parecer era policía, le dijo a Sofí que él se encargaría de todo.

En el camino mi pequeña le conto a Naím que no tenía donde quedarse así que este le ofreció el departamento donde estábamos viviendo.

Cuando llegamos dejé las llaves en una mesa y me senté en uno de los sillones, vi como Naím le daba un té y ella comenzaba a beberlo.

Le reclamé por qué expuso su vida de esa manera, dijo que no pensó con claridad, creo que en aquel momento nadie lo hizo.

Una vez que estuvimos solos le dije que lamentaba no haberla buscado, le conté lo de Sam…y me felicito. Inmediatamente le aclaré que no era mío, no me creía hasta que Naím lo confirmó.

Ya nada nos impedía el poder estar juntos.

Cuando Naím se pasó a mi cuarto le tomé la mano y la guie a la habitación. La miré como inspeccionaba el lugar.

Dijo un comentario que me hizo sonreír, cerré la puerta y me acerqué a ella.

Coloqué mi mano en su mejilla e hice un recorrido hasta su cuello, después bajé mis dedos jugando con su pelo

Le dije lo hermosa que era y la pegué más a mí. Coloqué mis manos en su cara. Me dijo que lamentaba si en algún momento había roto mi corazón.

En momentos era tan ingenua… Cómo ella podría romper mi corazón si este latía gracias a su existencia.

Me miró fijamente a los ojos y sonrió. Se levantó de puntas y entonces me besó.

Sus labios sabían a miel. Era un paraíso en el que me podría perder para toda la eternidad.

Duramos varios minutos besándonos hasta que con delicadeza ella me separó.

— Hay que dormirme dijo. Asentí. Me iba a salir de la habitación cuando me detuvo del brazo—. Dormir juntos.

Le sonreí, me acerqué a destender la cama mientras ella se metía bajo las colchas, me puse a su lado y ella recargó su cabeza en mi pecho, le besé la frente, poco a poco su respiración empezó a volverse más lenta, podría estar así toda la vida.

¿Sería este el momento donde al fin tendríamos el final feliz que anhelábamos?

Abrí los ojos y me encantaría decir que el sol entraba por la ventana, pero lamentablemente en esa habitación no había ninguna ventana, me enderecé y me percate de que Sofí no estaba a mi lado. Rápidamente me levanté y salí del cuarto.

Naím estaba comiendo un pan tostado y al verme me sonrió.

— ¿Dónde está? — pregunté.

— Buenos días, fue a la escuela, dijo que llegaría tarde.

— Bien— dije acercándome para servirme un poco de jugo.

— Creo que vamos a tener que contratar a alguien más para que se encargue de la librería.

— Podemos decirle a Sofí

Naím negó dándole otra mordida a su pan.

— Sofí esta con la competencia. Además, no la sofoques, luego terminara yéndose de tu lado otra vez.

En parte Naím tenía razón.

Terminamos de desayunar, me di un baño rápido, acomodé un poco el lugar y salí a la librería, toda la tarde me la pasé ahí, acomodando, atendiendo y envolviendo unos paquetes.

Al anochecer regresé a casa, Naím me dijo que habían ido por sus cosas, que ella ya estaba ahí. Pero que había dicho que solo se quedaría un día más y ya, no quería causar molestias.

Entré a la habitación y se encontraba sentada en el piso jugando play, al verme pauso el juego y se levantó a darme un beso. Después retomo la partida.

La observaba, todo el día había pensado en algo, sería muy pronto el decírselo, pero me arriesgaría a ello.

— ¿Podemos hablar?

Asintió con la cabeza mientras pausaba de nuevo el juego y se sentaba en la cama

— Ha pasado muy poco tiempo, lo sé, y no quiero presionarte. Pero quiero empezar una vida contigo pequeña, recuperar el tiempo perdido, iniciar desde cero.

Realmente quiero estar contigo es por lo que te quiero preguntar algo…

Atentamente escuchaba.

— Dime.

— ¿Te gustaría…vivir conmigo?




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