No fuiste mas que solo una puesta

Capitulo veinticinco, temporada tres.

Los ojos de la castaña se llenaron de lágrimas mientras veía los cuerpos inertes de sus dos hijos.

     Los dos sin vidas.

Soltó un quejido mientras dejaba caer su cuerpo en la dura cerámica del piso y se ahogaba en todo el dolor que esa escena le estaba causando.

     Sus hijos habían muertos en manos de Noah.

     Su “novio” la abandono y se llevó consigo a lo que ahora el mantenía en pie.

 

 

Pasados unos minutos Yoongi lego completamente disfrazado para poder llevársela de ahí y no empeorar su situación.

 

 

 

           Al apenas haber llegado a la casa Yoongi se apuró en dejarla cómoda en el sofá de la cama y traerle algo para distraerla… Su preocupación la verdad no hizo más que empeorar.

Ella estaba de la misma forma en la que se encontraba cuatro años atrás.

Triste.

Sin vida.

Casi era como tener un retrato ahí.

Su voz había abandonado su cuerpo… Su piel parecía ahora casi a de un muerto, estaba completamente pálida y su mirada.

Anteriormente castaña.

Ahora era un oscuro y aterrador abismo que ya se había llevado todo de ella. !!Y es que no era para menos¡¡, su vida después de los niños había mejorado.

Su vida estaba centrada en sus dos hijos y hoy, de un momento a otro, le tocó verlos ya sin vida.

La vida volvió a dar una jugada en su contra quitándole a las dos luces de su vida, le habían quitado lo que antes la mantenía con ganas de vivir otro día, soltó un suspiro mientras refregaba con pesar su rostro y pasaba a tomar unas tazas con mate y unas galletas llevándolas junto a la chica intentando arreglar todo.

     Miento, no lo intentaba arreglar, solo intentaba que lo olvidara por un tiempo

 

Los días que le siguieron fueron relativamente mejores, ella intentaba mejorar.

Intentaba seguir adelante.

Cada tanto los chicos le hacían tiempo en sus agendas para salir con ella o ir a verla a su casa y que no esté sola, debemos ser sinceros, ella ya no lo mostraba peor aún sufría muy en su interior.

     Por los días sonreía, la sonrisa no abandonaba su aun pálido rostro… Pero en las noches era lo contrario.

Se dejaba ahogar en dolor y llanto.

Sus brazos, siempre cubiertos por camisas manga larga o polerones estaba nuevamente llenos de cortadas, cortadas que ahora acompañaban a las marcas que hace tanto decoraban su piel quedando, así como una huella permanente de su oscuro pasado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.