Narra Alonzo
Han pasado ya tres meses desde que descubrimos que Mariam está esperando un bebé. Su barriga ha crecido rápidamente y he notado que ha tenido contracciones muy fuertes. Al principio, esto me preocupó un poco, pero mi madre me tranquilizó diciendo que era algo normal en esta etapa del embarazo.
Decidimos ir a hacer una revisión con la doctora, y allí nos confirmaron que tendremos una niña. La noticia nos llenó de felicidad y, sin dudarlo, después de salir de la consulta, nos dirigimos directamente a casa de mis padres. Al llegar, compartimos la maravillosa noticia, y la emoción que sentimos fue sorprendente. Mis padres se mostraron enormemente contentos y, rápidamente, mi madre se puso en contacto con mis hermanos, mi hermana y nuestro abuelo Juan para informarles sobre este acontecimiento tan especial.
Ahora mismo, nos encontramos en el hospital porque el parto se ha adelantado. Estoy aquí, sosteniendo la mano de Mariam, mientras sigue las indicaciones de la doctora con la esperanza de dar a luz a nuestra hermosa hija. La espera es intensa, pero el amor y la emoción que sentimos hacen que cada momento valga la pena.
hasta que finalmente llega el momento de dar la bienvenida a nuestra hija.
La doctora se me acerca con una expresión de entusiasmo y confianza, y me ofrece la oportunidad de cortar el cordón umbilical de mi bebé. Con el corazón rebosante de emoción y alegría, asumo esta tarea significativa. Con un suave movimiento, coloco las tijeras sobre el cordón y, con un leve cortarlo, siento que estoy sellando un vínculo especial. Después de cortar el cordón, la doctora coloca a mi pequeña en el pecho de Mariam, creando un hermoso momento en el que se inicia una nueva etapa en nuestras vidas como familia.
La doctora nos preguntan cómo vamos a llamar a nuestra bebé. Nosotros le respondimos que el nombre que elegimos es Laia, mientras le acaricio un suave beso en la cabecita de nuestra pequeña.
Poco después, la doctora toma a nuestra bebé para limpiarla. Luego, me solicita que salga de la sala de partos para que pueda revisarla a Mariam. Al salir de la sala de partos, me quita la bata que llevaba puesta. A continuación, me dirijo a la sala de espera, donde toda mi familia me está esperando con ansias.
Al acercarme a mi familia, les informo con alegría que ha llegado al mundo sana y hermosa. En este momento, la doctora está realizando una revisión a Mariam para asegurarse de que todo esté en orden.
Después de un tiempo, la doctora se presenta ante nosotros y nos informa que ya podemos ver a nuestro bebé y a Mariam. Agradecimos su atención y ayuda. Seguidamente, ella nos proporciona el número de la habitación donde se encuentran. Tras esto, se despide y se marcha. Nos dirigimos hacia la habitación. Al entrar, mi familia se acerca a ellas y le expresan sus felicitaciones a Mariam por el nacimiento de nuestra hija.
Mi familia desea tomar una fotografía junto a nuestra hija, así que comenzamos a organizarnos. Cada uno de nosotros se turna para sostener a nuestra pequeña, asegurándonos de capturar ese momento especial en la imagen.
Me quedo observando una escena hermosa durante un par de horas, sin darme cuenta de la presencia de la enfermera. Ella entra en la habitación para informarme que el tiempo de visitas había llegado a su fin. Mi familia se despidió de mí y, junto con la Enfermera, comienza a marcharse. , con cuidado y ternura, colocó a la pequeña en su cuna, donde poco a poco se fue quedando dormida.
Observo a Mariam y noto que empieza a sentirse un poco somnolienta; de hecho, parece estar algo cansada y, poco a poco, va cerrando los ojos y se queda dormida. Realmente valió la pena presenciar el nacimiento de nuestra hija; ese momento es, sin duda, el regalo más hermoso que la vida nos ha ofrecido. De repente, me siento en el sillón, dejando que el cansancio me envuelva y
dejo que el cansancio me envuelva, permitiendo que el sueño también me atrape
Mariam permaneció en el hospital durante unos días hasta que finalmente le dieron el alta. En este momento, estoy empacando las cosas de nuestro bebé y las de ella para regresar a nuestra casa. En ese instante, me acerco a ella para ayudarla a cargar a nuestra hija.
Apenas salimos del hospital, nos subimos al coche y comienzo a conducir hacia nuestro hogar. Al llegar, nos bajamos del vehículo y, al entrar, nos encuentramos con mi familia, que nos recibe con carteles de bienvenida. Luego, como es habitual, le guiño un ojo a Mariam mientras ella se acerca para ver a Laia. Después de esa breve pero significativa interacción, cada uno de nuestros familiares nos entrega unos regalos para la pequeña Laia.
Más tarde, nos sentamos a la mesa para compartir la comida. Durante el almuerzo, nuestra hija se muestra un poco inquieta, así que, ejerciendo mi papel de super papá, la cargo en mis brazos y la tranquilizo llevándola a la habitación.
Durante un rato después regreso con mi bebé ya calmada y continuamos comiendo hasta que finalizamos nuestra comida. Después, ellos se despiden de nosotros.
Seguidamente, nos vamos a nuestra habitación, donde me encargo de cuidar a nuestra hija y colocarla en su cuna mientras Mariam se cambia a ropa cómoda. Acto seguido, ella se acuesta y, al observarla, me doy cuenta de que se deja llevar completamente por el sueño.
Han pasado algunos días y mi bebé se vuelve cada vez más hermosa. He notado que se parece mucho a Mariam; incluso su expresión es idéntica. Además, he observado que, cuando pone una expresión de mal humor o hay algo que no le gusta, sobre todo en su mirada, es prácticamente igual a la de Mariam. Estoy convencido de que nuestra hija será una versión completamente idéntica a ella.
Ahora mismo estamos en la casa vacacional ,principalmente, me encuentro sentada en una tumbona, disfrutando del espectáculo de cómo Mariam juega en la piscina con nuestra hija. Es una escena tan hermosa que me llena de felicidad.
Editado: 11.03.2025