Narra Alonzo
Han transcurrido alrededor de unos meses desde que todo ha dado un giro en nuestras vidas. Durante este tiempo, no hemos dejado de planificar cada detalle de nuestra boda. Mi madre ha desempeñado un papel fundamental en este proceso, brindándonos su apoyo y orientación en cada paso que damos. Uno de los momentos más especiales ha sido la elección del vestido de boda de Mariam, un aspecto en el que mi madre ha estado muy involucrada. Para mí, esto es una sorpresa, ya que siempre he deseado ver a Mariam luciendo radiante, como una auténtica reina en su gran día. He expresado a mi madre mi deseo de que cuando llegue ese momento, Mariam brille con toda su belleza y elegancia. Estamos en la casa de Matteo, disfrutando de la compañía de Deimom, junto con mis cuñadas Rihanna y Ada
.
Ella es la razón de mi existencia, el amor que siempre había estado esperando. Su sonrisa ilumina mis días y llena mi corazón de una alegría indescriptible. La manera en que se muestra al mundo, su dulzura y su autenticidad, me tienen completamente enamorado. Cada día que pasa, el cariño y la devoción que siento por ella se intensifican, como si en cada momento descubriera algo nuevo que me atrapa aún más. Sin duda, es la mujer que le da sentido a mi vida. . Mientras las chicas se concentran en la preparación de la cena, aprovecho el momento para charlar con mis hermanos sobre diversos temas. Pasado un rato, las chicas nos llaman para ayudarles a poner la mesa y, una vez que todo está listo, nos acomodamos para comenzar a cenar.
Durante la cena, no puedo evitar fijar mi mirada en mi futura esposa, admirándola en silencio. Sin embargo, Mariam se da cuenta de mi expresión pensativa y me pregunta qué me sucede. Yo le respondo que no hay nada de qué preocuparse y, en un gesto espontáneo, la beso.
Ese simple beso tiene un efecto profundo en mí; hace que mi corazón me recuerde la esencia del amor, esa sensación de dos corazones latiendo en sintonía, tan cercanos que se vuelven uno solo. Amar es entregarse por completo, ofrecer tu alma y tu corazón sin esperar nada a cambio, y eso es exactamente lo que siento cuando estoy a su lado.
Disfrutando de una agradable cena, la atmósfera se llenaba de risas, bromas y juegos infantiles que compartía con mis hermanos. Mientras tanto, no podía evitar sacudir la cabeza en señal de negación ante algunas de las ocurrencias que surgían, tratando de mantener la compostura entre el buen humor y la diversión del momento
Hemos disfrutado de una noche llena de diversión y risas, y al darnos cuenta de lo tarde que se ha hecho, decidimos despedirnos de ellos. Después de agradecerles por la velada, dejamos la casa de Matteo y, al salir, nos dirigimos hacia el coche. Una vez dentro, comienzo a conducir de regreso a nuestra casa.
Ella es mi mundo entero; a través de sus ojos, encuentro la luz y la belleza. Mi aliento se calienta cada vez que acaricio su piel, y mis manos anhelan rozar su suavidad. A veces, tenemos nuestras pequeñas discusiones, pero lo que más disfruto es el momento de la reconciliación. Me fascina la idea de quemarme con su fuego y actuar como si nada hubiera pasado, porque la amo y la venero profundamente.
Durante el trayecto hacia casa, ella no ha dejado de provocarme, lo que me lleva a perder el control de mis emociones. Al llegar, estaciono el coche y nos bajamos. Afortunadamente, nuestra hija está en casa de mis padres esta noche, lo que nos da un respiro. La tomo en brazos para llevarla a nuestra habitación, donde, sin pensarlo dos veces, terminamos haciendo el amor.
Unos días después, finalmente ha llegado el día tan esperado. Estoy lleno de felicidad y nerviosismo, especialmente cuando la veo caminar hacia mí vestida de una manera tan deslumbrante; es mi futura esposa con nuestra hija. Sonrío mientras miro hacia la figura del santo, agradeciéndole por el milagro que me ha concedido: el poder cumplir, al fin, mi mayor sueño. Mientras
Mi hermana toma en sus brazos a mi hija.
El sacerdote comienza a pronunciar el tradicional discurso que se usa en todas las ceremonias de matrimonio, pero mi mente está completamente atrapada en un pensamiento: en este momento tan significativo de mi vida, estoy a punto de unirme en el sagrado matrimonio con la mujer más maravillosa que jamás haya existido. La felicidad que inunda mi ser es realmente indescriptible; es una emoción tan profunda y abrumadora que siento cómo las lágrimas están a punto de caer de mis ojos, testigos de la alegría que me invade por completo. En medio de la solemnidad del acto, mi corazón late con fuerza, resonando con cada palabra que el sacerdote pronuncia, mientras mi mente se llena de fantasías sobre nuestro futuro juntos.
En un intento por centrarme, decido apartar mis pensamientos por un instante, ya que ha llegado el momento crucial en el que Mariam y yo cambiamos nuestros anillos. Este acto simboliza el intercambio de nuestros votos, una manifestación tangible de nuestro amor y compromiso mutuo.
—Mariam, con este anillo quiero expresar que contigo todo es perfecto, eres la mujer que siempre he soñado. Este día me entrego a ti para compartir mi vida contigo. Puedes confiar en mi amor, porque es genuino. Prometo ser un esposo fiel, apoyarte en tus esperanzas, sueños y metas. Mi compromiso contigo será eterno. Cuando caigas, te levantaré. Cuando llores, te confortaré. Cuando rías, compartiré contigo tu alegría. Todo lo que soy y todo lo que tengo es tuyo desde este momento y por la eternidad
te amo inmensamente, mi reina.
Ahora es su turno de expresar su voto mientras me mira con esos ojos que me llenan de amor.
—Te tomo como esposo. Ante estos testigos, prometo amarte y cuidarte durante el resto de nuestras vidas. Te acepto con todas tus virtudes y defectos, así como me ofrezco a ti con los míos. Te ayudaré cuando necesites apoyo y te pediré ayuda cuando yo lo necesites. Te elijo como la persona con la que quiero compartir mi vida. Mi existencia ha girado en torno a la tuya. Nuestras vidas no tienen valor si no estamos juntos. Permíteme que siempre estés a mi lado. Sé mi amigo fiel, mi amante, mi confidente. Yo seré tu compañía incondicional todos los días de tu vida. Te amo, mi rey.
Editado: 11.03.2025