A mi parecer Dios y El Diablo surgieron de la necesidad de otorgarle un nombre al bien y el mal y, de darle una explicación al enigma de la existencia. Pero es sólo una representación, yo, puedo ser tanto Dios cómo el Diablo.
Cada quien es responsable de sus propios actos. Ningún ser omnipotente influyen sobre ti, sólo eres tú contigo mismo.
Dirk Blackmore
1
Sorath despertó...pero... ¿Despertó en el cielo?
―No puedes hacer esto.
Eso lo dijo un señor que aparentaba unos cincuenta años de edad, tenía el cabello completamente blanco y vestía un traje completo como el que llevaba Lawliet pero blanco e inmaculado, claro, sin sombrero. Él se encontraba sentado en un trono dorado. El señor continúo hablando.
―No puedes con tanto poder. Caerás en la soberbia, así como tú hermano.
―Yo no soy cómo mi hermano, pero sí comparto un ideal en común. Llevas mucho tiempo en el poder y, es hora de un cambio –Le contestó un chico de alrededor de veintidós años, igual que Lawliet.
El joven se encontraba parado frente al señor observándolo fríamente.
―Yo soy omnipresente, aunque me asesines aquí, siempre viviré...tanto en el pasado cómo en el futuro mismo.
Dicho eso Sorath se percató de quien era ese señor, ¿Omnipresente? Obviamente era Dios, pero, ¿Por qué podía verle la cara? Se supone que…tal cosa es imposible, al menos así lo había leído en la biblia.
―Lo que usted diga, mi Dios.
Contestó el chico.
Sorath pensó en algo y trató de juntar sus ideas.
Misma edad de Lawliet, hermanos, ¿Miguel?...si, él era Miguel...ahora lo entendía todo. Sólo le quedaba una última pregunta, ¿Por qué no podían verle?
Él no tenía la respuesta a eso e hizo lo que todos los seremos humanos hacen, si no tienes una respuesta a algo, simplemente déjalo así.
―Llévenlo al décimo infierno -ordenó Miguel- El lugar de donde nadie logra escapar jamás.
―Yo cree ese lugar, yo lo cree todo. ¡No puedes hacerme esto! -contestó Dios, después se dio la vuelta para mirar a Sorath, él si podía mirarle y, sonrió- Tú no eres omnipotente, y, por más poder que tengas, nunca lograrás ser Dios porque ese título sólo me pertenece a mí -dijo mientras dos ángeles lo llevaban hacia una puerta que tenía grabado algo…Sorath no sabía que era pero creía que era el número diez dado que ellos lo mandarían al décimo infierno.
―Sigue hablando anciano –Contestó Miguel sonriendo.
Caminó hacia enfrente para posteriormente sentarme en el trono que no le pertenecía.
Y entonces... ¿volvió a despertar?
2
― ¿Qué tienes Sorath? -Preguntó Leonardo.
― ¿Qué pasó? –Preguntó Dirk algo confundido.
Volteó hacia abajo y se dio cuenta de que se encontraba recostado en la habitación que le habían asignado como suya dentro de la casa de Mercy, se incorporó y los observó a todos.
―Eso es lo que queremos saber nosotros -Dijo Gabriel que estaba de pie y ya no estaba herido-
― ¿Cuánto tiempo dormí? –Continúo Sorath-
―Dos meses –Respondió Mercy que obviamente ya no estaba ebrio-