1
A la mañana siguiente una noticia fue emitida a nivel mundial y no se trataba de una broma masiva de mal gusto hacia la iglesia sino de algo más real y grande. En ese momento las armerías se llenaron más que los supermercados, las calles de las ciudades se vaciaron y las puertas se cerraron esperando la llegada de ángeles a los cuales llenar de plomo. Los hospitales seguían atendiendo a personas y pronto ellos y los de la morgue tendrían más trabajo del que pudiesen manejar.
Sorath seguía inconsciente pero estaba a punto de despertar.
Kiria estaba cerca de él.
Leonardo la acompañaba.
Lawliet tras salir del cielo visitó el bar ese donde trabajó un tiempo por gusto, lo de que los Cosmopolitan no le quedaban nada mal era verdad.
Gabriel había despertado y como era habitual cuando lo hizo la policía aún no había atendido la llamada que Katherine Bloody había hecho.
Lissette y ella seguían en el Sweet Love Motel y no tenían ni la menor idea de lo que pasaría a continuación.
2
Sorath había perdido la cuenta de las criaturas Melioritas que había asesinado después de llegar a la número cuarenta, su mente no le respondía y las criaturas no dejaban de llegar…una tras otra eran asesinadas y suplantadas por dos más que se aproximaban a través de las puertas y ventanas, la hidra de Melioritas no parecía morir. Y no lo haría.
— ¿¡DE DÓNDE SALEN ESTAS COSAS!? –Gritó Sorath.
Él escuchó una voz muy a lo lejos, estaba distorsionada y la escuchaba vagamente. Despierta…por favor despierta… Suplicaba aquella voz sollozando.
3
—Te lo suplico…despierta… -Dijo Kiria tomando la mano de Sorath y apretándola con fuerza.
Los signos vitales de él se encontraban por los suelos y de pronto el monitor mantuvo una línea fija, el menor de los hermanos Smith comenzó a sudar frío y tener dificultad para respirar. Un médico quitó a Kiria del lado de Sorath para aplicarle una reanimación cardiopulmonar.
Leonardo observó atónito todo lo que pasaba, aquello había sucedido demasiado rápido y tan sólo podía observar como su hermano se debatía entre la vida y la muerte.
4
Gabriel, el depredador sexual había salido por la puerta trasera del Tattoo Shop con una contusión cerebral, sufría un fuerte dolor de cabeza y caminaba lentamente hacia la calle trasera por el callejón. Se dirigía al Sweet Love Bar, para su suerte, ambos establecimientos con el mismo propietario se encontraban a unas cuantas calles de distancia el uno del otro, por lo cual él no se encontraría con Lissette una vez estando allí.
—Vaya golpe que me ha dado esa zorra… -Dijo Gabriel para sí mismo.
A él le extrañaba que la calle estuviese tan vacía a tales horas. Después de caminar unos cuantos minutos llego a aquel lugar que Mercy tanto había frecuentado en vida, ese al cuál Sorath había catalogado como un bar con buena decoración y en éste había conocido a Lawliet.
Gabriel se sentó frente a la hermosa barra y ordenó.
—Quiero una Dark Ale –Dijo Gabriel.
El barman sólo asintió con la cabeza y se dirigió a preparar la bebida siendo observado por Gabriel, o al menos era eso lo que él pensaba. Gabriel observaba todo menos a él, se encontraba perdido en el vacío de su mente.
Tuvo un pensamiento consciente, mataría al barman después de beber.
5
Cuando Sorath estaba estable se incorporó en la cama y observó a Kiria.
— ¿Qué pasa? Amor –Preguntó ella.
—Tuve un sueño donde eras la mejor barista del mundo y tus cafés me provocaban orgasmos.
Ella se comenzó a reír y lo abrazó mientras lloraba.
Leonardo lo observó y en su rostro se dibujó una sonrisa, era bastante leve pero…ahí estaba, una sonrisa sincera.
—Me alegra que estés bien.
Se limitó a decir.
6
Esta vez no te hablaré sobre un personaje en especial sino de varios, aquellas personas que ocultaron en áticos y sótanos a sus hijos para prepararse y esperar la llegada de los ciervos de Dios. Los ángeles habían llegado. Un bebé que se encontraba en una casa ubicada en una calle cualquiera, lloraba mientras su madre yacía muerta en el suelo, atravesada por una flecha, su padre se encontraba en la calle, guiando a sus hijos hacia un lugar más seguro.