Recuerdo bien aquel día de invierno en donde la conocí. Era nueva en la escuela.
-Buenos días, alumnos, les presento a Ricardo. Estará con ustedes a partir de hoy.
Ricardo...ese era su nombre.
Realmente era hermosa. Tenía ojos marrones tan claros que parecían dorados. Unos cortos cabellos rojos, y otros cortos cabellos verde flúor. Sus enormes músculos me cautivaban, se veía como una chica muy fuerte. En su oído izquierdo tenía un piercing ubicado en el cartílago.
-Que belleza...-Suspiré. Pero mis amigos me miraron extrañados.
-No sabía que bateabas para ese lado...-Dijo James algo confundido.
-Igual te apoyaremos, eres nuestro amigo pase lo que pase, así que no te sientas incómodo.
¿Cómo no me voy a sentir incómodo si tiran comentarios extraños de la nada?
Les dediqué una mirada de "no entiendo de qué hablan" y me fui a hablarle a la hermosa Ricardo.
-H-Hola- Le dije tímido.
-Hola- Me respondió sonriendo. Su voz era grave y penetrante.
-¿C-Cómo...e...estás?
-No estés nervioso, amigo, quien debería tener nervios soy yo que acabo de entrar aquí- Su ancha sonrisa hizo que mis nervios poco a poco fuesen cesando.
-Lo siento. Mi nombre es Nathaniel. Tú eres Ricardo, ¿verdad?
-Ricardo Anacardo. Mucho gusto, Nathaniel.
Ricardo Anacardo...ese era su nombre completo.
El resto de la clase me dediqué a tratar de dibujar a mi amada Ricardo y yo juntos, pero como no sé dibujar parecíamos trolls salidos de las cavernas de la deformidad.
-°-°-°-°-°
-Sabes, Nath, podrías habernos dicho antes de tus gustos.
-¿De qué hablas?- Pregunté extrañado a Liam mientras caminábamos fuera del colegio. Ya había perdido de vista a Ricardo.
-Ya sabes...sobre que te gusta la salchicha.
-La verdad la salchicha no me gusta sola, la prefiero en un hot dog. Por cierto, ¿has probado las salchichas con masa? Son muy ricas.
-No hablo de eso...hablo de...de...que te gusta el pepino.
-Wuakala. El pepino sí que no me gusta. ¿Liam qué te ocurre?
Mi amigo se dio una palmada en la frente y comenzó a murmurar cosas en voz baja. La caminata se tornó incómoda.
-James- Susurré.- ¿Qué le pasa a Liam?
-Hemos tratado de decirte que te apoyamos a pesar de tus gustos.
-¿Mis gustos?-Hice una pausa de unos segundos y me puse a pensar en lo que decía. La respuesta surgió rápidamente. -¿Hablas de Ricardo?
-Sí.
-¿Cómo no me va a gustar si es la mujer más hermosa que he visto?
-Espera- James se echó a reír, y Liam lo siguió.- ¿Ricardo? ¿Mujer? JA, JA, JA ,JA, JAAAAA.
No me explicaron nada. Solo se rieron hasta que nos separamos.
-°-°-°-°-
Había pasado una semana desde que Ricardo entró al colegio. Desde entonces, habíamos pasado mucho tiempo juntos. Era muy alta y fornida, por lo que cuando caminábamos tenía que alzar la cabeza para poder mirarla a la cara.
No me había percatado de que cada vez que hablaba, una hermosa nuez de Adán se movía en su cuello.
-Nathaniel, debo decirte algo.
La hermosa chica que tenía ante mis ojos me había llevado hasta el patio trasero, donde no había nadie. Estaba emocionado, pues tal vez se me iba a declarar.
-Dime lo que tú quieras- Le dije sonriendo.
-Yo...-Miró al suelo algo apenada antes de seguir diciendo algo. Se quedó unos segundos así y luego alzó la mirada.- No soy de este mundo.
-¿De qué hablas?
-Yo...yo soy de...
Ricardo no pudo terminar la frase, pues un buey gigante volador apareció y se lo llevó lejos.
Esa fue la última vez que vi a mi hermosa Ricardo.
Lo único que me quedó de ella, fueron los boxers que le robé cuando se estaba cambiando en el baño de hombres.
Siempre te amaré...Ricardo...